Hay una palabra que Gabriel Rufián pronuncia de manera recurrente cada vez que se refiere a Andalucía. «Cacique» siempre está en su vocabulario cuando habla de la tierra de sus abuelos en la tribuna del Congreso. Este «charnego e independentista» —como él mismo se define—, no ha dejado de alimentar el estereotipo del subdesarrollo andaluz , asociándolo con el régimen clientelar que dominó en la época de la Restauración, a pesar de que, según los historiadores, el fenómeno caciquil no era exclusivo de Andalucía, sino extendido en la España del siglo XIX y parte del siguiente.
La última vez que utilizó su palabra talismán fue el pasado jueves en el Congreso cuando, en un debate sobre la financiación singular de Cataluña, aseguró que la desigualdad de Andalucía, a la que aludió con indicadores sobre tasa de pobreza, paro juvenil y nivel salarial, « no es por culpa de los catalanes sino de 40 años de caciques ». La diana de sus críticas era Juanma Moreno. El presidente andaluz se ha mostrado muy beligerante contra el pacto del PSC y ERC que abre la puerta a que el Gobierno entregue la llave de los impuestos del Estado a la Generalitat de Cataluña como primer paso para su «independencia».Memoria histórica aparte, Rufián, diplomado en Relaciones Laborales y activista antes de estrenarse como diputado en el Congreso en el año 2016, ha llevado hasta el paroxismo esta costumbre suya. «Lo he dicho ya un millón de veces.
Yo no me avergüenzo de ser hijo y nieto de andaluces. Para nada. Yo soy un orgulloso charnego . Me siento muy orgulloso de que mis abuelos huyeran de Jaén y Granada hace sesenta años para ir a Cataluña, a un barrio de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) para vivir, para subsistir», ha comentado el catalán. « ¿Sabe de qué huían mis abuelos? De los señoritos que probablemente hoy les votan a ustedes, sus descendientes. Así que me siento muy orgulloso», replicó el pasado 10 de enero a la diputada de Vox Pepa Millán, durante un debate en el Senado.Gabriel Rufián aseguró que sus abuelos se fueron de Jaén y Granada en los años cuarenta del siglo pasado «huyendo de los señoritos»
El abuelo del diputado de ERC, Juan Rufián Cano, es oriundo de La Bobadilla, una pedanía de 770 habitantes que pertenece al municipio jienense de Acaudete. En los años 40 del siglo pasado, este agricultor republicano emigró a Cataluña con su mujer María , natural de Turón (Granada) y sus cuatros hijos.Otras veces Rufián ha hablado del «caciquismo» andaluz en términos menos amistosos. En octubre de 2016, el entonces portavoz adjunto de ERC en el Congreso utilizó su intervención en el debate de investidura de Mariano Rajoy para llamar «traidores» a los socialistas por abstenerse en la votación. « ¿No les da vergüenza doblegarse a los designios de una cacique que gobierna la comunidad autónoma con una de las tasas de paro y fracaso escolar más altas?», espetó a la bancada del PSOE, en alusión a la entonces presidenta andaluza, Susana Díaz.
El Gobierno autonómico le contestó que Rufián «hace honor a su apellido» y lamentó los «insultos» del parlamentario hacia Andalucía y su presidenta. María Jesús Montero, entonces consejera de Hacienda, también reprendió sus palabras: «Cuando uno está ofendiendo determinadas cuestiones, también está poniendo en entredicho la propia voluntad de los andaluces, que se expresan de forma libre en las urnas».Pero la Montero de 2016 no es la de 2024, entre otras cosas porque Gabriel Rufián ha pasado de ser aquel diputado agitador y un poco ‘faltón’ a un socio indispensable para que Pedro Sánchez siga durmiendo en la Moncloa. Por eso, cuando el líder de ERC ha vuelto a la carga con la Andalucía del subdesarrollo, la ministra sevillana ni se ofendió ni se molestó en contestarle .
Fuente ABC