Una investigación científica reciente revela que, al cambiar constantemente entre videos en plataformas como Instagram o TikTok, las personas experimentan un hábito tecnológico de mayor aburrimiento y una desconexión con el contenido, perdiendo el interés rápidamente.
Este estudio sugiere que nuestra interacción con la tecnología podría estar reduciendo nuestra habilidad para disfrutar de lo que vemos, provocando una sensación de vacío.
El hábito tecnológico que intensifica el aburrimiento
El uso indiscriminado del teléfono celular, especialmente en redes sociales, ha demostrado tener un efecto inesperado: en lugar de combatir el aburrimiento, lo intensifica.
Una reciente investigación científica publicada en la revista de la Asociación Estadounidense de Psicología, examinó los comportamientos de 1.200 personas durante siete experimentos.
En estos, se permitió a los participantes desplazarse libremente por contenido en las redes sociales, saltando de un video a otro sin restricciones, lo que comúnmente se conoce como “scrolear”.
Los resultados fueron claros: aquellos que consumieron contenido de manera compulsiva reportaron niveles significativamente más altos de aburrimiento que quienes vieron un solo video completo de 10 minutos.
Katy Tam, investigadora de la Universidad de Toronto Scarborough y coautora del estudio, explicó que el aburrimiento surge cuando existe una desconexión entre cuánto queremos involucrarnos con una actividad y cuánto realmente lo hacemos.
Según Tam, la búsqueda constante de novedad en las redes sociales termina siendo insatisfactoria, ya que se consume tanto contenido en poco tiempo que resulta difícil disfrutar o comprometerse con él.
¿Por qué nos aburrimos en un mundo lleno de estímulos?
James Danckert, neurocientífico canadiense, ha dedicado su carrera a entender este fenómeno. Dirigiendo el único laboratorio del mundo enfocado en estudiar los mecanismos cerebrales del aburrimiento, Danckert ha revelado que esta sensación aparece cuando el cerebro no siente que está aprovechando sus recursos de manera óptima.
Según Danckert, el aburrimiento tiene un propósito: motivarnos a actuar y buscar algo más significativo. Lo que está claro es que el aburrimiento en sí no es bueno ni malo, sino que su impacto depende de cómo elegimos reaccionar frente a él. Los especialistas sugieren:
- Prestar atención: poner foco en lo que hacemos, ya sea ver un video o realizar una actividad cotidiana.
- Conocerse a uno mismo: reflexionar sobre qué actividades tienen un significado más profundo para cada persona.
- Buscar alternativas a largo plazo: explorar opciones que generen satisfacción duradera, en lugar de recurrir a soluciones momentáneas.
Fuente El Cronista