Advertencia previa al lector. Ninguna relación existe entre el almirante de la Mar Oceana y el coronel que ya sería general de no haber sido por una fobia caciquil de quien sigue siendo ministro pese haber sido reprobado por el Congreso y el Senado. El titular responde a una licencia periodística del arriba firmante que quedará aclarada para quienes sigan leyendo estas líneas. Debió ser inconmensurable el histriónico ataque de ansiedad sufrido por el catalán y fundador del Institut Nova Història, Jordi Bilbeny, cuando quedó enterado de las conclusiones del reportaje-informe, emitido por TVE la noche del pasado sábado, 12 de octubre, Día de la Hispanidad y Fiesta Nacional de España: Cristóbal Colón era valenciano de cuna y judío de origen y religión. Y no catalán, tal como han dicho Bilbeny y otros tan pirados como él. Para quienes no sepan de otras bufonadas del tal Bilbeny, dejemos enunciadas algunas, como que Miguel de Cervantes era un tal Sirvent, nacido en Jijona, que escribió El Quijote en catalán, pero que la perfidia castellana se apropió de su obra y la hizo desaparecer una vez traducida al español. En la misma línea de otras de sus chocarrerías suyas hay que apuntar que San Francisco recibió los estigmas de sus manos y pies estando en Montserrat; que es catalán el origen de la bandera de los Estados Unidos; que también era catalana santa Teresa de Jesús. Y si bien no llegó en su atrabiliaria osadía a hacer catalán a William Shakespeare , sí le buscó orígenes en el Principat.A buen seguro, una vez superado el sofoco a base de ratafía, que Bilbeny lamerá sus heridas largando la soplapollez de que Colón era de los suyos, vía països catalans. Y seguirá diciendo más majaderías que algún ómnium del nacionalismo separatista subvencionará con largueza. Sobre la procedencia de Cristóbal Colón el escritor y valencianista Joan Ignasi Culla ha recordado que un vecino de Alzira, José Antonio Pérez, le entregó en los años ochenta un documentado estudio, que desgraciadamente se perdió en una inundación sufrida por Culla en su archivo, en el que defendía la valencianía de Colón, afinando al punto de que sería la localidad de Énova , entre Xàtiva y Alzira, su exacto lugar de nacimiento y no Génova como se ha venido afirmando en cientos de libros de historia. Dado la más que demostrada valencianía de José Antonio Pérez y Joan Ignaci Culla, las élites de la cultureta catalanizada ignoraron una tesis que, miren por donde, los estudios y análisis forenses de huesos y adeenes llevados a cabo durante veinte años por el profesor José Antonio Lorente y de la Universidad de Granada han confirmado. Una vez valencianizado Cristóbal Colón, hablemos de otro paisano de la terreta, que bien merece la atención y solidaridad de los valencianos de bien, el coronel Diego Pérez de los Cobos , razón por la que su nombre aparece citado de modo expreso en el titular de este artículo. Este coronel de la Guardia Civil, que por méritos, currículo y escalafón tenía más derecho que cualquier otro a alcanzar el generalato, se ve obligado a pasar a la reserva al cumplir los 61 años, lo que conllevará dejar la dirección de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid. Comandancia de la que este valenciano de Gandía y con una excelente hoja de servicios, fue destituido en 2020 por una cacicada de la directora de la Guardia Civil, María Gámez, ratificada por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska , como represalia por no haberle entregado un informe con las pesquisas que afectaban al socialista delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, por permitir la manifestación del 8 de marzo. Pérez de los Cobos se negó a entregárselo alegando que su destinataria era la juez que llevaba el caso y que era quien había ordenado la investigación. A partir de esa negativa comenzó el calvario de Pérez de los Cobos. Grande-Marlaska lo destituyó de la Comandancia, cese que tuvo que tragarse el ministro por sentencia judicial, que ordenó su restitución. pero el ministro, avieso y resabiado, vengativo y obcecado, siguió manejando los hilos del poder hasta impedir que el coronel llegase a general, lo que le habría permitido seguir en activo hasta lo 65 años. No se tiene conocimiento de gestión alguna, en reconocimiento de los derechos de Diego Pérez de los Cobos por parte de una paisana suya, Diana Morant gandiense al igual que lo es el coronel. La que es fija discontinua como secretaria general del PSPV-PSOE y ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, bien podría, al menos, haber reprochado a Grande-Marlaska sus obsesivas fobias y odios con Pérez de los Cobos , pero no se le ha conocido gestión alguna, ni como gandiense, ni como secretaria de los socialistas valencianos, ni como ministra a favor de los derechos de un valenciano tan injustamente tratado, al igual que lo fueron otros altos mandos de la Guardia Civil destituidos por el ministro que, precisamente, más reprobaciones acumula por parte del Congreso de los Diputados y el Senado.El mismo día que supimos lo de la valencianía Colón, el coronel Pérez de los Cobos, había aprovechado la celebración de la patrona de la Hispanidad, que también lo es de la Guardia Civil, para despedirse como jefe de la Comandancia de Madrid, en la que cesará en diciembre. «Me marcho, dijo, habiendo sido fiel a los compromisos adquiridos: fiel al cumplimiento de la legalidad, a la defensa de nuestra Constitución, de la unidad y la integridad territorial de la Patria». Y así ha sido, según consta en su excelente hoja de servicios a España como guardia civil durante 42 años.
Fuente ABC