Después de un 2023 para el olvido, el mercado vitivinícola logra mejorar sus números. La clave: un tipo de cambio más competitivo y el quite de retenciones para las exportaciones. Según los últimos datos del Instituto Nacional Vitivinícola (INV), hasta agosto la Argentina exportó 137 millones de litros de vino. Se trata de 8,7 millones de litros, (6,8%) más que el mismo período del año pasado. Y si bien la venta de vino en el mercado interno cayó, fue mucho menos de lo esperado: una retracción del 2,5 % de enero a agosto.
La mejora ya se sintió en la cosecha, durante el primer semestre del año. La vendimia terminó en abril de este año un 25% por encima de la producción del año pasado que se vio fuertemente afectada por las heladas tardías. En pocas palabras, en el mercado local no faltó uva lo que generó que los precios de la materia prima no se dispararan como se esperaba.
Según los datos de INV en 2023 la producción de uva alcanzó los 14,2 millones de quintales, la más baja de la historia, con una caída, comparado al año anterior, del 27 %. En 2024 ese número fue de 18,8 quintales, similar a los datos de 2022.Un alivio para el sector vitivinícola.
“La cosecha de este año fue realmente muy buena comparada al año pasado. No hay faltante de uva en el mercado local a diferencia de lo que ocurrió en algunos meses de 2023”, explica Mario González, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), el ente público-privado del sector.
Para el bodeguero lo peor ya pasó. “En 2023 los precios de los vinos se dispararon por falta de uva. Pero en 2024 los valores se mantuvieron, se acomodaron con subas similares a la inflación. Incluso, las ventas en el mercado interno cayeron poco y esto se da porque los precios son competitivos”, agrega.
En ese sentido, José Zuccardi, dueño de la bodega que lleva su nombre, dice que con la última cosecha y una buena cantidad de uva en el mercado “la suba del precio del vino fue menor de lo esperado. A valores ajustados por la inflación había que triplicarlos. Pero en la práctica se duplicó el precio en un año”.
El 75% del vino que se produce en el país es para consumo local. Por eso las bodegas celebran que la caída del consumo en la industria de enero a julio sea solo del 2,5%. “El año empezó muy complicado para el sector, pero en el segundo semestre empezamos a evidenciar una mejora más que significativa”, explica González.
Cambio crucial
La Argentina está dentro de los cinco países productores más importantes del mundo. Sin embargo, el vino argentino representa solo el 2,5% en el exterior. Para los principales bodegueros la explicación es sencilla: la competencia es muy grande y pese al quite de retenciones aún hay una fuerte carga impositiva.
Según los datos de INV, la Argentina exportó en los ocho primeros meses del año 137 millones de litros de vino, un 6,8% o más que el mismo período de 2023. De ese total, 104,6 millones (76,4%) corresponden a vinos fraccionados y 32,4 millones (23,6%) son a granel.
“Los números experimentan una mejora comparada al año pasado porque en 2023 tuvimos una fuerte caída, una de las más graves de la última década. Sin embargo, el país tiene que mejorar mucho y para eso es importante reducir la carga impositiva”, explica González. “Los costos logísticos son muy altos y eso nos hace perder competitividad, por ejemplo, con nuestro vecino Chile”, agrega.
La expectativa es positiva, pero cauta. “Las exportaciones venían muy mal. Los últimos dos meses fueron de repunte y eso es muy bueno. Pero somos realistas, se tiene que consolidar la tendencia”, cuenta Magdalena Pesce, gerente general de Wines Of Argentina (WOFA), entidad que busca ayudar a las bodegas a vender más en el exterior.
El quite de retenciones para las exportaciones comenzó a regir a principio de año y fue una de las noticias más celebradas por el sector. Sin embargo, todos coinciden en que se necesitan medidas más de fondo.
“La cadena de valor en la Argentina es deficiente. Los costos logísticos son muy altos y el sector tiene que pagar una carga impositiva muy alta. Esto hace que no podamos mejorar el 2,5% de participación del vino argentino en el mundo”, cuenta Marcelo Belmonte, director de vitivinicultura y enología del Grupo Peñaflor, dueño de marcas como Trapiche, Navarro Correas y Santa Ana.
“La eliminación de las retenciones ayudó mucho, y creo que fue uno de los grandes highlights del año, ya que amortiguó en parte el aumento de los costos de la uva, debido a la baja producción de la cosecha 2023”, suma, por su lado, Marcos Jofré, CEO de Trivento, la marca de vino más vendida en el mundo, según datos de la consultora global IWSR.
“Necesitamos que baje la carga impositiva, el costo de los fletes y los insumos en el mercado interno, que están por encima de los valores internacionales en dólares. Además, tenemos que lograr mayores acuerdos comerciales en los mercados externos para ser tan competitivos como otros países productores de vino”, agrega Jofré.
A pesar de la buena reputación de los vinos argentinos “nos encontramos con que nuestros precios son casi el doble que los de los vinos chilenos. Aunque la Argentina realiza grandes esfuerzos, Chile se beneficia de acuerdos comerciales que le permiten ingresar a todos los mercados del mundo sin doble imposición o aranceles de entrada, situación que todavía afecta a nuestros productos”, explica la situación Pablo Glöggler, CEO de Bodegas Bianchi.
El vino argentino está en las góndolas de los principales mercados de vinos, pero la falta de competitividad hizo que la oferta del vino nacional se concentre en los segmentos medios altos y superiores. “Lo positivo es que la Argentina tiene demanda en los precios más altos, pero lo negativo es que pierde peso específico en volumen con respecto a otros orígenes”, señala Jofré, CEO de la marca del grupo chileno Concha y Toro que exporta el 90% de su producción.
Apuesta en el exterior
La Argentina exporta a más de 125 países en el mundo. Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Brasil y Países Bajos son sus principales compradores. El objetivo no es sumar nuevos mercados sino hacerse más fuerte en los que ya tiene presencia.
“Hoy el foco está puesto en los Estados Unidos y Brasil. Son dos países con oportunidades para el vino argentino. Creemos que en estos destinos hay mucho para crecer”, explica Pesce.
Para Rutini, pese al contexto, las exportaciones de la marca tuvieron una excelente performance en 2024. “En nuestro caso, las exportaciones estuvieron bastante mejor que la categoría Argentina, con un crecimiento del 17% en volumen entre enero y junio. Estos números estuvieron apalancados por crecimientos en la mayoría de nuestros mercados relevantes, especialmente por nuestros dos principales destinos de exportación: Brasil y los EE.UU.”, dice Gustavo Arroyat, su director de exportaciones. Además, agrega que “los primeros dos meses del segundo semestre nos muestran números aún mejores, con un crecimiento del 35% comparado el año anterior”.
Para el mercado de exportaciones, “estamos proyectando un muy buen trimestre, manteniendo los incrementos que tenemos hasta el momento, lo que nos permitiría cerrar el año como uno de los mejores, quizás el mejor, de la última década en crecimiento, tanto con volumen, como en facturación”, concluye el especialista.
Zuccardi asegura que la clave para este año en el exterior estará en mantener los mercados existentes y hacerse fuertes en ellos. “Una vez que se pierden mercados se tardan años en recuperar”, explica.
En ese sentido para Juan Molina Berro, Managing director de Salentein Family of Wines, “la imagen del vino argentino en el exterior es muy positiva, aunque es un esfuerzo continuo de toda la industria mantener y seguir posicionando al país como un referente mundial en la producción de vinos de excelente calidad, destacando la diversidad de nuestras variedades y regiones vitivinícolas”.
El precio promedio del vino exportado en 2023 fue de US$ 3,49 por litro, con un aumento del 12,2% en comparación al año anterior. “Este crecimiento de precios refleja un mayor valor percibido en los vinos fraccionados, espumosos y varietales, con un precio promedio del vino fraccionado alcanzando los u$s 4,24 por litro”, explica Rafael García, CEO de Norton.
Para el Grupo Peñaflor la estrategia está en posicionar sus marcas en los mercados con potencial. “Estados Unidos es nuestro principal comprador en el exterior, es un mercado muy fuerte”, agrega Belmonte. En ese sentido, el grupo firmó un acuerdo de sponsoreo con el Inter de Miami, donde juega Lionel Messi y con el club de rugby Miami Sharks, el equipo que adquirió hace un año y medio Marcos Galperin. “Trapiche tiene presencia en 80 países. Buscamos seguir internacionalizando la marca y por eso cerramos este acuerdo clave. El vino argentino tiene que ser conocido en el mundo y nos subimos al fenómeno que provoca Messi para lograrlo”, finaliza Belmonte.
Repuntar el mercado local
El próximo trimestre será clave para el mercado local. “Se espera que el componente estacional de la demanda genere en los últimos tres meses del año una mejora en los niveles de ventas, además de cierto margen de recuperación en los precios por la misma condición. Es decir, la inminencia de las fiestas y la temporada estival son tradicionalmente propensas al aumento de los precios en la Argentina”, remarca Enrique Coscia, gerente comercial de Rutini.
La industria del vino tiene, además, que adaptarse al nuevo consumidor. Hoy los vinos tienden a ser más suaves y con menor graduación alcohólica. “El desafío actual es captar la atención del público entre 20 y 30 años, quienes son los futuros consumidores y ya están comenzando a interesarse por este mundo”, explica Glöggler de Bianchi.
El precio del vino subió por debajo de la inflación, pese a los altos costos que debe afrontar. “Hoy en día, el vino representa una excelente opción con una relación calidad-precio muy competitiva, lo que nos permite competir sin problemas frente a cualquier otra bebida y mejorar las ventas en el mercado local”, resume el directivo de Bianchi.
Para Belmonte es clave entender al nuevo consumidor y saber adaptarse rápido a las nuevas necesidades del mercado. “Seguimos apostando en innovación, sustentabilidad y en nuevos diseños de las etiquetas. Hay que entender qué es lo que quiere el nuevo consumidor con vinos más suaves y menor graduación”, concluye el enólogo.
Crecer de la mano del turismo
La industria del vino apuesta al enoturismo para incrementar sus márgenes de ganancia. Hoy, en la Argentina, hay 320 bodegas abiertas al turismo en 14 provincias de las 18 en las que se elaboran vinos. Se trata de un 30% más de la oferta que existía hace cinco años. “El enoturismo sigue creciendo gradualmente. Hemos tenido años muy buenos, y nuestra bodega es una de las más visitadas en San Rafael, destacándose también a nivel nacional, gracias a su ubicación, tamaño y diversidad de oferta. En el Valle de Uco, ofrecemos un programa más enfocado en la experiencia, con una casona que atrae a un público distinto, interesado en vivir una visita más exclusiva”, cuenta Glöggler.
Sin embargo, “siempre nos mantenemos atentos y prudentes a la hora de fijar precios. Aunque ha habido una caída en la demanda, entendemos que no se puede sobre cobrar; es fundamental ser conscientes y justos al establecer los precios para seguir siendo accesibles y competitivos”, agrega.
Desde Norton aseguran que fueron uno de los primeros en abrir las puertas al turismo en 1998 en Luján de Cuyo, Mendoza. “Desde entonces utilizamos el enoturismo como una herramienta clave para fortalecer nuestra relación con los clientes. El turismo tiene un peso muy importante para nuestra industria, y vemos un crecimiento constante en este sector. En nuestro caso aumentamos un 33,5% las visitas a nuestra bodega comparando con nuestro año fiscal anterior”, cuenta García.
“Gracias al enoturismo, logramos fortalecer la lealtad de nuestros clientes y consolidar nuestra posición en el mercado. Nuestro reconocimiento como una de las cinco bodegas más recomendadas por agencias de viajes, concierges y centros de promoción turística y el premio Travelers Choice de Tripadvisor 2024 son un ejemplo de nuestro éxito”, agrega.
Gamboa es otro caso de cómo el turismo y el vino se pueden potenciar. Se trata de la bodega y viñedo más cercano a la Capital Federal. Ubicado entre Cardales y Campana, a 45 minutos de la Ciudad de Buenos Aires. “Además de la parte productiva, tiene un restaurant con una experiencia gastronómica que no tiene nada que envidiarle a las de Mendoza. También Mi Finca Gamboa ofrece la posibilidad de que los amantes del vino tengan su propia finca y reciban vinos de sus propias uvas con la etiqueta que diseñaron. De a poco vamos materializando las diferentes etapas que siempre soñé para Gamboa, y aún quedan muchas más por concretar”, cuenta Eduardo Tuite, fundador de Gamboa.
De cara a 2025
La industria está comenzando el trimestre con mayor volumen de ventas por las fiestas de fin de año. Sin embargo, “el alto nivel de la recesión actual y el bajo poder de compra de los consumidores son factores negativos. Esperamos con diversas acciones surfear el momento y tener un 2025 con número mejores que los que se van”, dice Bernardo Jarabroviski, CEO de Bodega Colomé.
Para García de Norton, si bien el consumo interno y las exportaciones atraviesan una contracción, “las medidas económicas implementadas crean un escenario prometedor para el mediano y largo plazo. Esto representa una oportunidad para atraer nuevos clientes y consolidar el crecimiento del sector”.
“Vivimos el día a día, es difícil proyectar. Pero, por ahora, la cosecha es muy buena. Si no tenemos adversidad climatológicas el mercado debería seguir creciendo de cara al año que viene”, agrega por su parte, Zuccardi.
En materia de exportaciones el pedido sigue siendo el mismo: “Hace 15 años que pedimos lo mismo; tratados de libre comercio, costos logísticos más razonables. Hay que tener en cuenta que es muy caro mover el vino por el país y reducir impuestos. No hay país en el mundo con impuesto a las exportaciones. La estructura de la Argentina no está pensada para exportar”, dice Pesce de WOFA.
Desde Coviar aseguran que las bodegas constantemente trabajan para posicionarse en el exterior. “Estamos sumando países en Asia, como Taiwán donde ya estamos incursionando. Y, a la vez, hay que mantener la presencia en donde estamos, la competencia es muy alta con el resto de los países. Hay que mantener el consumo local de vino, pero aún hay mucho para hacer en el exterior”, finaliza González.
Fuente El Cronista