Los ultras españoles son un colectivo no uniforme y que no para de mutar. Lo cuenta Borja Bauzá (Madrid, 1985), autor de ‘La tribu vertical’ (Libros del K.O.), una obra pedagógica y muy entretenida sobre un mundo más complejo de lo que la sociedad quiere asumir y de lo que la ciencia es capaz de descifrar. Bauzá insiste en que no existe un consenso sobre las auténticas motivaciones de los violentos y advierte de que la violencia no ha desaparecido, sólo se ha sacado de los estadios. El incidente en el derbi madrileño hace unas semanas ha devuelto a la actualidad un fenómeno complejo, pero Bauzá duda sobre si otros clubes podrán expulsar a los ultras como hicieron el Real Madrid y el Barça. -¿Conocemos a nuestros ultras?-Es un fenómeno sobre el que todo el mundo tiene una opinión, pero realmente no hay mucha gente que lo comprenda en su complejidad. El libro explica un fenómeno más poliédrico de lo que la gente piensa.-No es un fenómeno vinculado sólo al fútbol y sólo a España. ¿O sí?-No, no, no. Es un fenómeno que a España llega a finales de los 70, principios de los 80. -¿Dónde surge?-Tres cunas: América Latina, Inglaterra e Italia, que además son tres modelos diferentes. Primero surge en América Latina: en Brasil las torcidas, en Argentina las barras bravas y en Uruguay. Y en Inglaterra surgen lo que se ha terminado por denominar como ‘hooligans’ y también los ultras.-¿No es lo mismo un ‘hooligan’ que un ultra?-Hay tres diferencias, al margen del aficionado eminentemente contemplativo que va a tribuna, se sienta a ver el fútbol y dependiendo del resultado, se va más contento o más triste a casa. El ‘hooligan’, el ultra y el hincha.-¿Qué diferencias hay?-Aparte de una forma de estar en la grada, las diferencias sobre todo están en las prioridades. La del ‘hooligan’ es la violencia. La del ultra es mucho más compleja de definir porque hay muchos tipos de ultras, es un arquetipo muy polifacético. Tienes ultras a los que sí que les va bastante el rollo belicoso, la violencia y demás; hay otros a los que depende del día, del rival, de las circunstancias; y hay otros que están enfocados hacia la grada, las coreografías, la animación; e incluso hay algunos ultras, no son la mayoría, que son muy críticos con la violencia y no les gusta. Y luego tienes al hincha, que es animación pura y dura. -Es decir, la grada de animación que hay ahora en el Bernabéu con todos de blanco son los hinchas. -Serían hinchas, sí.-Los ultras son Ultras Sur, Boixos Nois, Frente Atlético…-En España muchas veces se mezclan esas tres categorías dentro de los mismos grupos. Un grupo ultra que reúne todas las características son los Biris Norte del Sevilla. Hacen coreografías, animan muchísimo, y luego tienes una parte del grupo que también se dedica a historias más callejeras, más de violencia. Los Boixos Nois siempre han tenido fama de ser un grupo más ‘hooligan’, aunque también han estado en la grada animando, pero han tendido más hacia la calle. -El ‘hooligan’ es el violento.-Puede cantar, puede animar, pero busca el enfrentamiento con otros. -¿Podemos establecer esta doble categoría: el que entiende el espectáculo como fin y el que lo entiende como medio hacia la violencia?-Sí, pero ahí entramos un poco en la psicología y eso es muy difícil de explicar. La conclusión a la que uno llega cuando observa este fenómeno de cerca es que cada uno es de su padre y de su madre, tienes a gente muy diferente. Hay gente que está para llegar a la violencia y hay otra que es muy futbolera, un apéndice más de su vida. Es muy complicado decir que un tipo practica la violencia asociada al deporte por tal o cual motivo. -Hay motivaciones de todo tipo.-Sí, y es que hay días y días. Hay ultras que dependiendo del rival no se plantean el tema de la violencia, o sí. -La violencia está dentro del ser humano. ¿Es una vía de escape?-De nuevo hay varias teorías. A mí no me convence ninguna de forma íntegra, de forma parcial quizás sí. Por un lado se habla de que el fútbol más allá del deporte es la representación simbólica de una batalla. Además, los equipos de fútbol, a diferencia por ejemplo del tenis, representan a una comunidad: un barrio, un territorio, un gremio.-Un sentimiento de identidad.-Y de pertenencia. Otra teoría habla de las derivas de la sociedad europea después de la Segunda Guerra Mundial: de repente, hay que buscar una forma de asentar la identidad y de buscar un sentimiento de comunidad. Y una tercera teoría habla de que todavía pervive cómo se solventaban los enfrentamientos en las sociedades preindustriales: a tortazo limpio. Son teorías que están enfrentadas, no hay una conclusión exacta, concreta, uniforme ni unánime. -¿Cuál es la particularidad de este fenómeno en España?-Hay dos características. La primera se encuentra en la visceralidad política. Lo que yo he observado desde siempre, y te lo dicen fuera cuando hablas con ultras extranjeros, es la identidad política como grupo, la visceralidad y lo determinante que es la ideología política en muchos de estos grupos. Y en segundo lugar estaría el factor numérico: son grupos mucho más pequeños de los que te puedes encontrar en Francia, Italia o Alemania, donde son miles de tíos. -¿Estos grupos en España son más violentos?-No, yo diría que menos. Aquí hay menos episodios de violencia y de belicosidad callejera. -Se suele poner como modelo la expulsión de los Ultras Sur y los Boixos Nois.-Tanto Ultras Sur como Boixos Nois siguen existiendo en la calle y lo que intentan, más Ultras Sur que Boixos Nois, es mantener fuera las dinámicas que tenían en la grada. Antes de los partidos despliegan pancartas y bengalas. Intentan seguir activos al margen del estadio, viajan por Europa a ver si pueden entrar en una grada, pero evidentemente no es comparable a cuando estaban dentro del estadio, su presencia es mucho más discreta, más anecdótica. -¿Esa expulsión es extrapolable a otros clubes?-El Madrid y el Barça son dos clubes bastante particulares. Primero porque son globales y trascienden sus propias comunidades. Al mismo tiempo los grupos estaban bastante acotados dentro del estadio y en relación a la masa social del club eran bastante pequeños; y, además, la relación con su afición no era particularmente buena. Tenían mala fama. No es como otros grupos que están mucho más en sintonía con sus aficiones, que no disculpan su violencia, pero que ven también todo lo que aportan y ahí surge una sintonía. Cualquier club puede intentarlo, pero no es fácil.-Hay un mayor arraigo, un mayor vínculo, mayores interrelaciones…-Sí, y que estos grupos también aportan animación y ambiente. Viaja el equipo a no sé cuántos kilómetros y ahí suele estar también el grupo. Eso en clubes pequeños o más familiares se valora mucho más. Lo que llevan intentando hacer las directivas desde los 90 es tratar de domesticarlos. No me la lieis y nos llevamos bien. Y si la liais, que sea lejos en el tiempo y en el espacio, como decían en ‘Airbag’. -El incidente del Metropolitano fue dentro del estadio.-Sí, pero han sucedido cosas muchísimo más graves esa misma semana en España, lo que pasa es que sucedieron dentro del estadio. Eso probablemente explique también el por qué del lío mediático en torno a lo que fue un lanzamiento de mecheros y bocadillos.-Hay una propuesta de sanción para cerrar el estadio. ¿Será efectiva?-No lo sé. Lo que ya ha conseguido es enfadar muchísimo a la afición del Atlético de Madrid, muchísimo. La pregunta que yo me hago es hacia dónde va a ir dirigido ese enfado, ¿hacia quienes han impuesto la sanción o hacia quienes tiraron los mecheros? Dependiendo de hacia dónde vaya, veremos si las consecuencias van en una dirección o en otra.-¿Los ultras aprovechan los partidos fuera de España para liarla?-No necesariamente. Los grupos españoles en Europa tienen fama de viajar poco. Lo que sí es una tendencia europea es que muchos grupos ven en los enfrentamientos europeos una posibilidad, los ven más atractivos a la hora de la gresca. Primero por las consecuencias legales, ya que es más difícil el tema de multas y demás. Y luego, lo que explican los ultras europeos cuando hablas con ellos es que muchas veces en Europa se abre un mundo de retos: Dos equipos alemanes se ven todos los años dos veces, pero si te toca jugar en Albania, vamos a ver qué pasa. Europa es más atractivo por esos dos motivos. -¿Quiénes son los más radicales de Europa?-Es cíclico, depende donde pongas la lupa. Hay grupos que a lo mejor están cinco o diez años siendo muy temidos, muy belicosos y muy violentos y luego de repente pasa lo que sea (entran en guerra con la directiva, tienen una batalla interna, la Policía…) y dejan de dar de qué hablar. Los Balcanes suele ser un territorio complicado, también los polacos, y últimamente los de la Eintracht de Frankfurt han adquirido mucha fama-¿Qué ideologías están presentes?-Tienes grupos de extrema derecha, de extrema izquierda, los nacionalismos periféricos y luego tienes grupos apolíticos que fueron una reacción noventera a la sobrepolitización de la escena entre finales de los 80 y principios de los 90. -¿Más de extrema derecha o más de extrema izquierda?-Cincuenta, cincuenta.-¿Cuántos grupos ultras hay en España?-Activos, uno o dos por equipo, en primera, segunda y en alguna división más. -En este medio siglo, ¿los grupos ultras se han civilizado?-Lo que han conseguido tanto las autoridades como los clubes es alejar la parte más desagradable de este fenómeno, que es la violencia, la han logrado desterrar de los estadios, salvo excepciones. Hablo de España. Y, además, los grupos lo han entendido. Y luego hay una segunda cuestión: una evolución interna de los propios grupos: desde hace ya muchos años las historias son entre ellos, está muy mal visto involucrar a terceras personas directamente. Sigue habiendo peleas entre grupos, pero no tiene nada que ver la situación actual con la de los ochenta o primeros noventa. -¿A veces quedan a pegarse?-Lo de las quedadas sí existe, pero se ha inflado bastante. Es un rollo más centroeuropeo, más del este. Más que quedar lo que hacen es ponerse en un sitio donde saben que te van a ver o se avisa: «Oye, estamos aquí, a ver si vienes». Es más jugar al gato y al ratón.-Por último, cómo es el fenómeno ultra en las selecciones nacionales.-Ha habido intentos. Aquí hubo un intento que se llama Orgullo nacional. Pero es un fenómeno más asociado a los clubes.
Fuente ABC