La expresión sobre “las tropas del General Alais” ha pasado a ser equivalente a tomar una decisión, pero sin hacer nada para concretarla. Una suerte de procrastinación. En la Semana Santa de 1987, el General de Brigada recibió la orden de reprimir la sublevación de Aldo Rico en Campo de Mayo. Su avance desde Rosario fue en cámara lenta. ¿Fue un pedido de Raúl Alfonsín que pusiera en pausa su marcha y así evitar un derramamiento de sangre? Poco importa ahora. El uso generalizado de “los tanques del general Alais” ya debería formar parte de la Real Academia Española.
En círculos económicos y empresarios, ya sea en el Coloquio de IDEA o en la asamblea anual conjunta del Banco Mundial y el FMI esta semana en Washington, la pregunta sobre la Argentina es una sola: ¿Cuándo van a levantar el cepo? Hace varios meses, desde el gobierno se vienen enumerando condiciones para el levantamiento de las restricciones cambiarias heredadas de Miguel Pesce, Martín Guzmán y Sergio Massa. Y hasta ahora, la eliminación de las trabas cambiarias se viene dando en cámara lenta. El “estamos cerca” se repite.
Una fuente oficial esgrimió un argumento con cierta lógica al ser consultada por esta versión cambiaria del General Alais: “Si liberamos el cepo y tenemos un 80% de probabilidad de que sea una operación exitosa y un 20% de que termine en una suba del dólar, ¿para qué correr ese riesgo? ¡Puede hacer fracasar todo el gobierno!”, dijo. “Aunque hubiera un 10% o 5% de probabilidad, sería una locura hacerlo. Es como la ruleta rusa”, completó la fuente. El derramamiento de sangre que quería evitar Raúl Alfonsín en 1987 ahora es el salto cambiario.
Hay dos elementos en danza en el dilema oficial. “Se menciona el costo de levantar el cepo, pero no el costo de mantenerlo”, afirma el economista Eduardo Ganapolsky (Ucema, PhD en UCLA). La salida de la recesión pudo y podría ser más rápida sin el cepo. La economía podría estar creciendo a mayor velocidad. Ayer se conoció el dato del INDEC del Estimador Mensual de la Actividad Económica, el cual mostró un crecimiento de 0,2% en agosto con respecto al mes anterior. El cepo es una elección entre mantener la inflación en descenso sin sobresaltos versus crecer más rápido. O bien, es una elección entre la posibilidad de un salto del dólar oficial y de los precios, frente a un menor crecimiento de la economía.
Javier Milei, en la campaña electoral, fue sincero y prometió ajuste fiscal y caída de la inflación. No prometió crecimiento del PBI a tasas chinas, ni una salida en V de la recesión. “El control de la inflación es su activo político”, agrega Ganapolsky. Por ello, la clave para el gobierno pasa por evitar el derramamiento de sangre cambiaria.
El otro elemento está relacionado con el nivel al cual podría llegar el tipo de cambio libre. Hay que distinguir que el levantamiento del cepo gatillará la entrada de dólares financieros. Las inversiones reales esperarán a las elecciones de medio término para desembarcar. Energía y minería van por otro carril, el más rápido. Esto es del lado de la oferta. ¿Y la demanda? ¿Cuántos se lanzarán a comprar dólares? Difícil estimarlo. Muchos ya se dolarizaron. Por ello, los bonos de empresas argentinas rinden un 7% anual en dólares (o menos), mientras que la deuda del Tesoro rinde un 15% anual. También entra en juego lo que el gobierno denomina como el “monetary overhang”, el exceso de pesos que se encuentra estacionado en las Lefi.
En teoría, ¿cuál podría ser el resultado de ese choque entre oferta y demanda? A corto plazo, podría esperarse un triunfo de la demanda, pero con el correr de los días, ganaría la oferta, incluso con una eventual apreciación. En teoría.
Ahora, ¿qué pasará con el cepo en definitiva? Si se acuerda con el FMI y hay fondos adicionales, se levantará en el primer trimestre de 2025. Hoy o mañana, a más tardar, Kristalina Georgieva recibirá a Luis Caputo en Washington en el marco de la cumbre anual del FMI. Anoche estaban definiendo el lugar en la agenda de la búlgara. La pregunta oficial es la de siempre: ¿por qué no apoyan a la Argentina después del histórico ajuste fiscal que está haciendo? La respuesta es la de siempre también: ¿por qué vamos a prestarles dólares para intervenir en el dólar a un valor que no es el de mercado?
La realidad es que la libre flotación del dólar es, en paralelo, un flanco que el gobierno ve como de posible desestabilización política. Desde el Congreso, hay proyectos destinados a socavar el equilibrio fiscal y la reducción de la inflación. El kirchnerismo sabe que, a este ritmo, sin cisnes negros, las elecciones de medio término ocurrirán con la economía creciendo al 4% o 5% interanual y la inflación mensual en 1%. Fomentar la disparada del dólar desde el kirchnerismo puede ser una alternativa en la previa de las elecciones legislativas.
Lo más probable es que los tanques del General Alais no lleguen en el corto plazo. Sin derramamientos cambiarios. La casa está, y debe estar, en orden.
Fuente El Cronista