Por Omar González Moreno
Nicolas Maduro y su numerosa comitiva quedaron en ridículo por el desplante que recibieron en Rusia donde viajaron para asitir a la cumbre del BRICS y no los dejaron entrar.
Maduro llegó a Rusia con su mejores galas, listo para dar un discurso en la cumbre de jefes de estado de las naciones de economias emergentes.
Fue colado a una fiesta donde nadie lo había invitado, pero cuando quiso ingresar al salón, le informaron que no estaba en la lista de convocados y se tuvo que retirar avergonzado antes de que lo echaran.
¡Qué desaire! Más que su participación en una cumbre de presidentes, pareció el protagonista de un culebrón de Delia Fiallo, la famosa escritora cubana de telenovelas.
Este monumental desplante hacia Maduro y su regimen, quedó de manifesto al ser totalmente excluido de las reuniones de la cumbre, la falta de reconocimiento a su investidura en los discursos oficiales e incluso en los gestos de visible indiferencia o rechazo por parte de otros líderes presentes desde su llegada a Rusia, después de 17 horas de vuelo con un numerosos cortejo que viajó en tres aviones presidenciales.
Maduro ni siquiera fue recibido en el aeropuerto por autoridad importante alguna, tampoco lo dejaron ingresar al lugar de la reuniones del Brics y mucho menos pudo posar para la foto oficial del evento.
Fue tratado como un paria, un mandatario inferior, un indeseable, un advenedizo qué se quiso colar en ese importante evento.
En todos lados le tiraron las puertas en las narices como a un intruso.
Nadie entiende que fue hacer Maduro a Rusia en estos momentos.
El agravio más patético que sufrió fueron las razones esgrimidas por las autoridades del Brics para justificar el bochornoso desprecio hacia el ocupante de Miraflores y sus acompañantes.
A pesar de su maratónico y costosisimo viaje para participar activamente en dicha cumbre, no lo incluyeron como miembro del grupo porque fue considerado una “raya”.
Su régimen enfrenta una gravísima crisis económica, política y social, caracterizada por hiperinflación, devaluación de la moneda y problemas de producción, provocada por la corrupción y la incapacidad.
Estas condiciones hicieron que los otros miembros del Brics, que buscan colaboración económica y estabilidad, lo trataran como un peligro y una mala compañia .
La postura de Venezuela en la política internacional, especialmente sus tensiones con países como India, Brasil y Sudáfrica, fueron igualmente factores considerados para no aceptarlo.
A Maduro lo consideran una granuja de la política, porque se quiere robar las elecciones y viola descaradamente los derechos humanos de su poblacion.
La falta de consensos en temas cruciales de política exterior también obstaculizó su ingreso al grupo, pues los únicos compinches que le quedan a Maduro son otros tiranos como él.
El Brics se caracteriza por su enfoque en la cooperación en el desarrollo económico y el comercio.
Si bien Venezuela tiene recursos naturales abundantes, la pésima gestión de estos y la situación de ingobernabilidad interna que representa Maduro influyeron en considerarlo un socio indeseable.
El grupo busca ampliar su membresía, pero también está en un proceso de evaluación interna sobre cómo y a quién aceptar.
La política interna de cada país candidato y su alineación con los intereses estratégicos del Brics son fundamentales.
La inestabilidad política que Venezuela ha experimentado en los últimos años, incluyendo tensiones internas y desafíos a su reconocimiento internacional, hicieron que los países del BRICS reconsideren su disposición para aceptar a Venezuela en el grupo, mientras Maduro ejerza el poder.
Con el Brics Maduro se quedó con los crespos hechos -o como dicen los venezolanos- algo así como novia de pueblo…¡Vestida y alborotada!