Por Marcelo Izquierdo
Yamandú Orsi, del Frente Amplio, es el favorito. El oficialista Álvaro Delgado busca llegar a un balotaje, mientras Andrés Ojeda del Colorado se ilusiona con una buena elección. Los comicios parlamentarios son claves.
En un escenario abierto, los uruguayos decidirán este domingo el rumbo de su país para los próximos cinco años. Las elecciones presidenciales proponen dos caminos que a simple vista parecen opuestos, pero que tienen puntos en común: la continuidad de la coalición actual de gobierno representada por el mandatario saliente Luis Lacalle Pou o un viraje hacia la izquierda pragmática heredera del popular caudillo José Pepe Mujica.
Si bien son 11 los candidatos, solo dos acaparan la atención de los 2,7 millones de uruguayos habilitados para votar. Ellos son el favorito Yamandú Orsi, exalcalde de Canelones y postulante del izquierdista Frente Amplio, y Álvaro Delgado, delfín del actual mandatario y referente del Partido Nacional (centroderecha). El oficialismo gobierna hoy en coalición con el tradicional Partido Colorado (centroderecha), el Partido Independiente y Cabildo Abierto (derecha) del militar retirado, senador y también candidato Guido Manini Ríos.
“Todos los partidos compiten hacia el centro. Los programas son próximos. Las discusiones son por matices. La política uruguaya tiende a la moderación. Hay un 20% de la población en cada extremo y el resto está en el centro. Si querés ganar, te tenés que moderar”, dijo a TN el analista Daniel Chasquetti, profesor titular del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Montevideo.
Qué dicen los sondeos
Los sondeos dan como favorito a Orsi, un profesor de historia y comerciante que viene de ser alcalde de Canelones por dos períodos consecutivos y que obtiene un 44% de intención de voto en promedio de distintas encuestas. De confirmarse esta tendencia, no le alcanzaría para ganar la presidencia y será necesario un balotaje previsto para el 24 de noviembre.
Para ser electo, se necesita el 50% más uno de los votos. Pero en Uruguay se hace mucho más difícil que en la Argentina llegar a ese número en primera vuelta, ya que se contabilizan los votos blancos y nulos.
Delgado, un veterinario que hasta hace pocos meses era el secretario general de la Presidencia, reúne el 24% de respaldo.
El tercer candidato con algún peso en los sondeos es el mediático abogado Andrés Ojeda, del Partido Colorado, que aspira a dar la sorpresa y hacer un enroque en la coalición de gobierno bajo el argumento de que la alianza oficialista necesita una “renovación”. Las encuestan le otorgan poco más del 14%, en ascenso.
Qué se elegirá en estas elecciones generales en Uruguay
En los comicios de este domingo se elegirá al nuevo presidente y a su vice, que gobernarán el país en el período 2025-30. La Constitución impide la reelección presidencial inmediata.
Pero eso no será todo. Además, habrá dos plebiscitos: uno que impulsa una reforma previsional por iniciativa de la central obrera PIT-CNT para bajar la edad jubilatoria, y un segundo que autorizaría los allanamientos nocturnos, actualmente prohibidos.
También los uruguayos renovarán la totalidad del Parlamento conformado por 30 senadores y 99 diputados. Esta elección legislativa cobra una enorme importancia de cara a un eventual balotaje.
¿El motivo? En Uruguay no hay elecciones de medio término. En cada comicio general se renueva todo el Congreso. Esta situación hace que muchos uruguayos voten en una segunda vuelta al candidato con mayor gobernabilidad legislativa. El Congreso tiene el poder no solo de interpelar, sino también de censurar a los ministros.
“El Frente Amplio está cerca de quedarse con el Senado, pero tiene en riesgo la Cámara de Diputados. Puede darse el caso de que la coalición de gobierno controle la cámara baja. Si esto ocurre vamos a tener un balotaje bastante competitivo porque ninguno tendrá la ventaja de la gobernabilidad”, dijo Chasquetti.
“Pero si la izquierda se queda con ambas cámaras o en Diputados no hay una mayoría, el que está en problemas es Delgado. El centro de atención estará en la elección del Congreso”, afirmó.
Otra cuestión de peso es que en Uruguay hay muchos partidos minoritarios o personalistas a los que les basta obtener el 1% de los votos para lograr una banca. “Son agrupaciones que pueden alterar la aritmética en la construcción de las mayorías”, sostuvo el analista.
Para Chasquetti, se trata de un proceso eleccionario muy diferente al argentino. “Aquí se reparten las cartas para los próximos cinco años. El costo es alto y la ganancia es mucha, pero la pérdida es grande”, resumió.
Además, no hay corte de boleta. Es el llamado voto conjunto donde convergen el presidente y su vice, y las listas de senadores y diputados.
“Lo que seguro va a pasar es que vamos a ir a una segunda vuelta. El Frente Amplio va a quedar cerca, pero irá al balotaje con el Partido Nacional, que sumará entonces el apoyo de sus socios de coalición y equiparará los votos”, indicó Chasquetti.
El escenario es abierto. Los uruguayos se suelen tomar un tiempo para elegir a su presidente. Solo en 2004, en medio de una grave crisis económica, el candidato izquierdista Tabaré Vázquez pudo ganar en primera vuelta.
Fuente TN