Por Andrés Villota Gómez
El nacionalsocialismo obrero alemán, asesinaba a los judíos porque eran ricos y “malos”. El nacionalsocialista obrero colombiano, Gustavo Petro, protege a los asesinos de Hamás e Hizbolá y promueve que exterminen a todos los judíos porque son “genocidas”
Réflexions sur la violence (Reflexiones sobre la violencia) escrito en el año 1908 por el socialista radical, Georges Sorel, fue la obra que integró la violencia irracional como un método para doblegar a las sociedades y poder obligarlas a adoptar al socialismo, ante la evidente utopía que significaba la obra de Karl Marx.
A solo 40 años de la publicación de El Capital, obra cumbre de Marx, Sorel se dio cuenta de que la revolución final jamás iba a llegar por la vía de los cambios en las relaciones de producción y que el materialismo histórico, base de toda la teoría marxista, era una utopía que solo podía ser usada como una disculpa teórica para tomarse el poder por la fuerza.
Una minoría de ignorantes, seres primitivos y básicos, parásitos sociales, trogloditas, iguales a Marx, es decir, la escoria, el lumpen de la sociedad, fue la única que tuvo, y ha tenido, algún tipo de interés en la obra de Marx, en un momento en el que el mundo era totalmente libre y el capitalismo se afianzaba como la alternativa para crear prosperidad y riqueza en la sociedad.
El capitalismo, lejos de colapsar cuando llegara a su madurez, como aseguraba Marx que iba a suceder, se fortalecía y era el modelo que se consolidaba en las regiones del mundo más ricas y más prósperas. Se debía intentar, entonces, crear de manera artificial las condiciones propicias para la tan anhelada revolución.
Georges Sorel, ante la ausencia total de argumentos del socialismo, propone que a la revolución final se debe llegar mediante la violencia, el terrorismo, el sabotaje, la huelga, la acción criminal de los sindicatos y el caos, para no tener que esperar una eternidad, al fracaso del capitalismo como lo propone Marx en su obra, en la que usa los términos comunismo y socialismo como sinónimos.
El concepto de la “acción directa“ lo introduce Sorel en su libro y lo convierte en un eufemismo para asesinar, amenazar, matar, amedrentar, terrorismo, sabotaje y un largo etcétera de crímenes que quedaban impunes si se afirmaba que se hacían en nombre de la revolución. Es lo mismo que en la actualidad, solo que hoy le dicen justicia social, cuando se quiere justificar asesinatos y actos terroristas para que queden impunes.
La obra de Sorel inspiró al comunista Benito Mussolini para crear su movimiento fascista de ultra extrema izquierda, como lo prueba James Gregor en su obra Young Mussolini And The Intellectual Origins Of Fascism (El joven Mussolini y los orígenes intelectuales del Fascismo), que logró fusionar las ideas de Marx con la violencia irracional como método para llegar al poder, ante la evidente inferioridad en número de seguidores de las ideas de izquierda.
El imperialismo, fase superior del capitalismo, lo escribió Vladimir Lenin para tratar de estafar a la sociedad rusa, engañándole, diciéndole que el capitalismo había llegado a su madurez, por ende, a su final. Ante el rotundo fracaso editorial de Lenin, gracias a que los rusos no eran estúpidos y vivían un momento de gran prosperidad gracias al capitalismo, el movimiento de Lenin se limitó a una mini caterva de asesinos ignorantes.
El método asesino de Sorel fue adoptado por Lenin para consumar la Revolución Bolchevique ante la inferioridad numérica de los comunistas en el panorama político ruso. La masacre de la familia imperial rusa, a manos de los asesinos socialistas, fue un acto supremo de salvajismo y barbarie, inspirado en la mente sociópata de Sorel.
Este caso de éxito movió al comunismo mundial a adoptar la “acción directa” de Sorel como la única forma válida de llegar al poder. Sturmabteilung fue una organización paramilitar adscrita al Partido Comunista Alemán que ha sido considerada como el origen de los Camisas Pardas de los nazis.
Los Camisas Negras de Mussolini también tienen su origen en el comunismo italiano en el que militó Mussolini hasta que se creó el partido Nacional Fascista Italiano. Para Hitler y Mussolini el capitalismo iba en contra de las leyes de la historia y de la naturaleza humana por su “pacifismo burgués”.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), actual partido de gobierno en España, creó el concepto de los militantes como base de la formación de un ejército de asesinos desalmados que desencadenó el Terror Rojo, al mando del genocida Francisco Largo Caballero, que intentó tomarse el poder a sangre y fuego, hasta que Francisco Franco se lo impidió. Por eso, la ultra izquierda global odia a Franco.
En Hispanoamérica, la “acción directa” asesina se vendió como “todas las formas de lucha” y por eso se naturalizaron los asesinatos perpetrados por las guerrillas comunistas, que se dedicaron a asesinar a todos los que no eran comunistas y cuando las Fuerzas Armadas se lo impedían, tejían una leyenda negra sobre todo aquel militar que tuviera la osadía de combatirlos.
Siempre tienen una razón para justificar su actividad asesina. El nacionalsocialismo obrero alemán, asesinaba a los judíos porque eran ricos y “malos”. El nacionalsocialista obrero colombiano, Gustavo Petro, protege a los asesinos de Hamás e Hizbolá y promueve que exterminen a todos los judíos porque son “genocidas”.
Otro rasgo común entre los militantes de izquierda es que, aparte de asesinos, son cobardes. El éxito de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini en 1922 fue la ausencia total de las fuerzas del orden y el fracaso del Putsch de Múnich de Adolfo Hitler en 1923, fue por la presencia del ejército del Kaiser.
El ideal para la izquierda, siempre, es que puedan asesinar a todos sus enemigos, contradictores y los que se opongan a sus planes de dominación total. Para ir a la fija, quieren a la sociedad desarmada, inerme y a las fuerzas del orden sin capacidad operativa para combatirlos porque los socialistas no tienen el valor para enfrentarlos. Usan de carne de cañón a los niños y a los jóvenes más ignorantes que asisten a los colegios y universidades públicas.
Esa cobardía asesina los lleva a usar a los niños como escudos humanos y le sirve para justificar que los rapten y los vendan a las redes de pedófilos del mundo. La izquierda le roba los niños a los más pobres para, supuestamente, obligarlos a combatir a un ejército de adultos, mientras sus líderes supremos se dedican a violarlos, tener harenes de niñas y traficarlos.
El intento de asesinato del que fue víctima el periodista Fran Fijap, a manos de una turba asesina de cobardes miembros de la extrema izquierda argentina, quedó impune. Sin ningún pudor, los asesinos de izquierda advierten en la televisión nacional que ellos van a matar a todos los que apoyan al presidente Javier Milei porque salir a la calle a hacer su trabajo, en el caso de Fijap, es considerado por los asesinos de izquierda como una provocación que se paga con la muerte.
La izquierda asesina sabe que, siempre, está por encima de la Constitución y de la ley. Asesinan, sabiendo de antemano que ninguna autoridad judicial va a ser capaz de enfrentarlos. Los jueces saben que sentenciar a un asesino de izquierda es firmar su propia sentencia de muerte.
La historia debe desaparecer y se debe volver a escribir. A los asesinos de izquierda los han glorificado para que sus descendientes puedan recibir verdaderas fortunas, robadas a los contribuyentes. Les lavaron la cara y los convirtieron en víctimas, a ellos y a sus familias, creando una nueva forma institucional de saquear las arcas públicas.
La izquierda seguirá siendo asesina porque está conformada por una minoría de sociópatas, repudiada por la mayoría de la sociedad y la “acción directa” será la única forma de mantenerse vigente. La justicia seguirá estando de su lado (del de la izquierda asesina) para poder seguir asesinando sin castigo. Las razones para asesinar siempre las van a renovar y adaptar a los tiempos. Perseguir la utopía socialista asegura que la izquierda sea asesina a perpetuidad.
Fuente Panampost