Si algo ha demostrado la clase política esta semana es poca clase. Con el telón de fondo de la tragedia casi apocalíptica, podían haber buscado los réditos de la fotografía en el sitio adecuado o incluso una lagrimita de cocodrilo, pero se han empeñado además en mantener el trincherismo oportunista trasladando la confrontación al escenario dramático de la catástrofe.
Al fango de la riada se le suma el fango de sus miserias.Lo sucedido en el Congreso tapó parcialmente lo que ocurrió en el Parlamento de Andalucía. Allí, el Gobierno consideró que sí había motivos para suspender la sesión de control pero curiosamente no el pleno posterior para colonizar, sin pudor, la televisión pública nacional, cambiando las reglas del juego y llenando su Consejo –a razón de cien mil por barba durante seis años– con jefes de prensa y cargos del PSOE y de sus aliados, Sumar, Junts, Esquerra, PNV y Geroa Bai a calzón quitado.
Esto es lo que hay: utilizaron los muertos como coartada para suspender la sesión de control que les resultaba incómoda al tener que responder por la mujer del presidente imputada o el fiscal general con la UCO en su despacho por orden del Tribunal Supremo… pero no les pareció que los muertos bastasen para suspender el pleno con el que se iban a repartir un puñado de canonjías doradas colonizando definitivamente TVE, al modo del CIS, el INE y tantas otras.Y sí, el Parlamento de Andalucía no escapó a las miserias. Los portavoces habían acordado un minuto de silencio después de sus ruedas de prensa. Cuando tocó el turno al PSOE, suspendió su rueda con la coartada de las víctimas, eso sí, mientras colocaban a una de las suyas en el consejo de la televisión pública española a esas mismas horas con el pleno de la vergüenza. La portavoz del PSOE no dudó en dejar en evidencia a sus compañeros por tirarse el pisto farisaico. Y el PP, en lugar de elevarse sobre ese juego sucio, entró al trapo.
Por momentos ya no se les pide que no nos utilicen de coartada, no nos encabronen, no nos angustien, no nos degeneren, no nos enfurezcan… Ya casi simplemente se les pediría, después de ver ayer a Marlaska o Feijoo, a Yolanda Díaz y los líderes sindicales, casi simplemente que no nos avergüencen.
Fuente ABC