Por Nicolás J Portino González
Entre mayo de 2003 y diciembre de 2023, el trabajador argentino ha sufrido un desmoronamiento catastrófico en su calidad de vida a manos de una maquinaria política y sindical que ha instaurado un modelo económico basado en el empobrecimiento sistemático. Este período, marcado por 20 años de kirchnerismo, ha dejado un saldo de pobreza generalizada para los trabajadores, mientras que la cúpula sindical y la “casta” política han acumulado fortunas inexplicables y mucho más complejas de alcanzar y castigar que el retraso del pago de 1 mes de IVA de una Pyme.
En estos 20 años, el país presenció el fracaso total de un sistema corrupto que, lejos de proteger al trabajador, le ha arrebatado toda oportunidad de progreso y de vida digna. No se comió, no se curó y…no se educó.
Sindicalismo y política: Una alianza para el empobrecimiento:
Los sindicatos, actores fundamentales que debían velar por el bienestar de los trabajadores, han terminado siendo cómplices de un modelo que profundizó la inflación, devaluó sistemáticamente la moneda y promovió una cultura del “pobrismo”. Estos sindicalistas, muchos de ellos millonarios en dólares, se enriquecieron al lado de la casta política, mientras pactaban y consentían políticas que hundían a la clase trabajadora en la miseria. Con salarios ajustados una y otra vez a través de aproximadamente 80 tramos de paritarias en 20 años, los trabajadores han visto cómo, cada vez, sus ingresos eran devorados de inmediato por una inflación voraz, sin jamás alcanzar un nivel de vida digno. Más bien, todo lo contrario.
El peso argentino, que en 2003 equivalía a U$S1 por $2,74, llegó a cambiarse en Diciembre de 2023 a la absurda cifra de $1.350 por dólar. Esta devaluación extrema refleja el vaciamiento del salario y de los ahorros de los argentinos, mientras una minoría política y sindical se benefició siempre de su posición de poder.
Inflación y desigualdad: El precio de la complicidad sindical:
Con una inflación acumulada de 34.126,87% entre 2003 y 2023, el sistema económico argentino ha destruido el valor del dinero y, con ello, las expectativas de los trabajadores. En este modelo, donde $100 en 2003 hoy equivalen a $34.226,87, los ajustes salariales se convierten en humo antes de llegar al bolsillo. Los sindicatos, que deberían proteger el salario, son cómplices en el mantenimiento de este sistema: un “pobrismo” impulsado por quienes debieron y dijeron… luchar por el bienestar de los trabajadores. Hoy, el 98% de la población activa no llega a ganar ni siquiera U$S1.500 mensuales, o $1.785.000, un ingreso que apenas alcanza para cubrir lo básico en un país con precios de nivel internacional, que intenta levantarse para lograr subirse a la lona.
Este empobrecimiento planificado no ha sido solo una falla económica: Ha sido la prueba de un modelo de complicidad y de desprecio hacia el trabajador argentino. Los sindicalistas millonarios, con patrimonios que desafían cualquier lógica de transparencia, han sido parte necesariamente activa de una estructura política que ha apostado al empobrecimiento como herramienta de control social.
La generación robada:
Las generaciones jóvenes, criadas en este sistema empobrecedor, se enfrentan a un panorama desolador. Para ellos, conceptos como “casa propia”, “viajar al exterior” o simplemente “ahorrar” han dejado de ser metas posibles. En vez de incentivar el trabajo y el progreso, el sistema sindical y político argentino ha instaurado una mentalidad de sobrevivencia, promoviendo un ciclo de precariedad y resignación que empujó a los jóvenes a vivir con una calidad de vida menor que la de sus padres y abuelos o…exiliarse.
Conclusión: El fracaso de un sistema delincuencial y empobrecedor:
El modelo gremial, sindical, inflacionario y devaluador impulsado por el kirchnerismo y apoyado por los sindicalistas millonarios ha fracasado. Ha fallado estrepitosa y definitivamente. Durante 20 años, la alianza entre la casta política y sindical ha demostrado que su objetivo no es proteger al trabajador, sino someterlo a un ciclo de pobreza y dependencia. Este modelo, que ha condenado a millones de argentinos a la precariedad, necesitó un cambio terminante que puso proa en sentido opuesto, combatiendo la corrupción y el cinismo que dominaron la política y el sindicalismo en el país por tantos años.
Argentina empieza a ordenarse y levantarse. Así lo reflejan casi todos los índices a Octubre de 2024.
Ojalá…