Después de meses de campaña, un intento de magnicidio, un cambio del candidato demócrata sobre la hora y una interminable proliferación de encuestas, el próximo martes los estadounidenses votarán para elegir al próximo presidente. De un lado, la vicepresidenta Kamala Harris; del otro, el expresidente Donald Trump.
No son, obviamente, unos comicios más para el resto del mundo, por la importancia económica y política que tiene Estados Unidos. Argentina no es la excepción. Por ejemplo, un guiño del próximo huésped de la Casa Blanca podría beneficiar la posición del país respecto a las obligaciones con el Fondo Monetario Internacional.
¿Para ello, sería beneficioso el regreso de Trump, por los puntos de contacto que tiene con Javier Milei? Ambos son outsiders, tuvieron una carrera política meteórica que los llevó directamente desde el llano a la jefatura de gobierno, cuentan con una base de apoyo que descree de los partidos y políticos tradicionales y han utilizado herramientas de campaña y de gestión similares, como la proliferación de fake news.
De hecho, muchos funcionarios y simpatizantes de La Libertad Avanza no han dudado en expresar su preferencia por Trump.
Sin embargo, los enfoques económicos de ambos para gestionar la política doméstica han sido disímiles. El proteccionismo y la priorización del mercado interno que impulsó Trump no tienen demasiados puntos de contacto con el plan de la Casa Rosada.
“Para Milei, un regreso de Trump sería una muy buena noticia porque implicaría tener un teléfono distinto con sectores del gobierno de Estados Unidos. Hay fuertes indicios de que Trump lo quiere a Milei”, asegura el politólogo Julio Burdman. En esa línea, asegura que desde hace décadas no existe un contacto tan cercano entre los mandatarios de ambos países como podría suceder si coinciden en sus cargos Milei y Trump.
Igualmente, Burdman cree que si es Harris quien triunfa, la relación igualmente será buena, ya que “Milei está decidido a tener una buena relación con el que gane. Pero no habrá teléfono rojo, simplemente Argentina sería un país más”.
Ana Iparraguirre, politóloga y consultora, considera que lo más simple sería pensar que un triunfo de Trump podría beneficiar a Milei debido a que ambos son de derecha. Sin embargo, esa mirada sería “limitada, ya que el contexto internacional podría ser más conflictivo y genere que los inversores estén más temerosos de invertir en un mercado como el argentino”.
En este sentido, agrega otra cuestión que pasa debajo del radar: la posibilidad de que el millonario estadounidense no quiera compartir cartel con el argentino. “Hace unos días Trump criticó fuertemente a (Nayib) Bukele, de la nada. Nadie terminó de entender bien por qué lo hizo. Creo que podría pasar algo similar con Milei, que lo critique para que no opaque su posicionamiento como líder de la derecha populista”, sostiene.
En cambio, una posible victoria de la actual vicepresidenta Kamala Harris daría lugar a que continúe la relación como está. “De manera amistosa, con un alineamiento estratégico de Milei con Estados Unidos que continuará de cualquier manera”, añade Iparraguirre.
Ignacio Labaqui, analista político, coincide en que, a nivel global, el impacto de Trump trae volatilidad, lo que en general es malo para los países vulnerables a eventos negativos externos como la Argentina. En ese sentido, añade que “si la política de Trump genera inflación, lo más probable es que eso lleve a que la Reserva Federal tenga que subir las tasas, lo que es negativo para la Argentina”. De esta forma, analiza que “lo que te puede dar el Trump bilateral, te lo saca el Trump sistémico”.
Sobre un eventual triunfo demócrata -que hoy parece más improbable que uno republicano, según indican las encuestas, aunque en un escenario difícil de predecir-, Labaqui añade que podría darse una continuidad con la situación actual. “No habría que construir nuevas relaciones y eso facilita. Desde que asumió Milei hubo un desfile de funcionarios enviados por el gobierno de (Joe) Biden”, recuerda.
Juan Negri, profesor de Estudios Internacionales de la UTDT, apunta a las posibles complicaciones que podría tener para el país un regreso del neoyorquino a la Casa Blanca.
“Un gobierno más proteccionista de Estados Unidos, hacia donde iría Trump, afecta a la política comercial y nos podría complicar. Harris no es una gran defensora del libre comercio, pero sería mejor que Trump”, observa. Además, coincide en que el exmandatario podría aumentar el gasto público y darle un nuevo impulso a la inflación, lo que llevaría a una suba de tasas que impactaría en una economía como la argentina.
Sobre el vínculo personal, Negri cree que obviamente es más sólido con Trump, a pesar de que sería “asimétrico, Milei se va a jactar de un vínculo que para Trump no es tan importante. Y con Harris habría un ruido de fondo, aunque tampoco sería dramático ni insuperable”.
De hecho, en 2022, mientras era diputado, el propio Milei recordó el momento en que “el socialista Biden le arrebataba la presidencia a Trump y los riesgos que ello implicaba para el mundo libre” y hasta aseguró que “los demócratas suelen hacer fraude“.
Igualmente, en el mismo fragmento se refirió el entonces diputado libertario a la “vocación totalitaria de los chinos”, país al que ahora quiere acercarse, por lo que no sería llamativo un cambio de postura en este sentido.
La relación con el Fondo, en la mira
Milei se ha jactado en reiteradas ocasiones de implementar un ajuste más duro del que proponía el Fondo Monetario Internacional. Con una agenda de vencimientos compleja en la mira y con una economía corta de disponibilidad de dólares, la posibilidad de obtener una renegociación o nuevos desembolsos puede parecer deseable para algunos funcionarios.
Y, por el peso que tienen los estadounidenses en el directorio del organismo, hay quienes creen que sería plausible una ayuda especial en el caso de que gane Trump, justamente por la supuesta afinidad ideológica entre ambos líderes.
Según Labaqui, existe la especulación en el gobierno de un posible paquete de asistencia generoso en ese escenario y cree que “sería posible, aunque habría que esperar a que asuma y a que los nuevos funcionarios tomen sus cargos”, lo que tampoco es instantáneo.
Igualmente, eso que podría ser positivo -agrega- podría convivir con, por ejemplo, un aumento de los aranceles al comercio exterior por parte de Trump, lo que podría complicar nuestras exportaciones. De hecho, actualmente Estados Unidos es el tercer destino de la Argentina, solo por detrás de Brasil y China.
Negri, por su parte, desconfía que un regreso republicano otorgue demasiadas ventajas. “No creo que tengamos las facilidades que tuvimos en el pasado. Igualmente, si Argentina sigue en esta etapa más ortodoxa de la economía, el acuerdo con el Fondo eventualmente va a llegar, incluso si gobierna Harris”, sostiene.
El futuro de las nuevas derechas
Después de la llegada de Trump al poder en 2017, otros líderes de derecha no tradicional accedieron al poder en sus países. Si bien las experiencias han sido muy distintas y los enfoques ideológicos están repletos de matices, se han destacado los casos de Jair Bolsonaro, en Brasil; Viktor Orbán, en Hungría; Boris Johnson (y Liz Truss), en Reino Unido; Giorgia Meloni, en Italia y obviamente Milei, en Argentina. Pero, después de casi ocho años, ¿qué podría implicar una segunda derrota de Trump en las urnas?
Burdman está convencido de que “no significaría el fin de las nuevas derechas. De hecho, el Partido Republicano está orientado en esa dirección, por lo que otros podrían seguir el legado”. En la misma línea, señala que después de la derrota de 2020 “el trumpismo no aflojó”, sino que mantuvo su base galvanizada, cohesionada y movilizada.
En el mismo sentido opina Iparraguirre, quien cree que las nuevas derechas “se están sustentando en fenómenos socioeconómicos profundos que van más allá de las candidaturas que los representan”. Remarca que tanto Trump como Bolsonaro ya perdieron en las urnas, pero sus fuerzas electorales siguen vigentes “porque representan a ciudadanos frustrados con la realidad que les toca y con lo que les dio la democracia y las instituciones tradicionales. Canalizan esa furia en redes sociales donde los algoritmos tienden a multiplicar y replicar el odio”.
Labaqui, por su parte, desconfía de que pueda existir algún efecto dominó a partir de esta elección, ya que “lo que ocurre en Estados Unidos responde a algo local, si bien las raíces puedan ser similares”.
En ese sentido, recurre también al ejemplo del presidente de El Salvador, y sostiene que “a Trump no le interesa compartir cartel con los líderes de la nueva derecha. Hace poco lo criticó fuertemente a Bukele y dijo que le fue bien porque mandó a los criminales a Estados Unidos, lo cual es llamativo además de falso”.
Las visibles diferencias entre los líderes de derecha en distintas partes del mundo -en general bastante más proteccionistas y nacionalistas que Milei- abren el interrogante sobre cuál es realmente el candidato más afín al presidente argentino en la contienda del próximo martes. Tal vez no sea Trump sino Chase Oliver, candidato del Partido Libertario.
El propio Oliver celebró, a diferencia de Trump, el triunfo de Milei el año pasado. “Me alegra ver a Argentina tomando un camino de libertad económica. Felicitaciones @JMilei”, expresó en su cuenta de X. Sin embargo, en la elección presidencial hace cuatro años, ese espacio sacó el 1% en el voto popular.
Fuente El Cronista