Por Darío Rosatti
Cristina Kirchner, mintió una vez mas, modifico su lugar de residencia en ANSES, pasándolo a Rio Gallegos para elevar su jubilación de privilegio a 35 millones mensuales.
Si hay algo que Cristina Fernández de Kirchner ha perfeccionado a lo largo de su carrera política, es el arte de la doble vida. La ex presidente, que se presenta como la paladín de los humildes desde una de sus guaridas en Río Gallegos, parece haber olvidado que el resto del país no ha sido tan amnésico. Mientras ella asegura que ese es su “lugar de residencia”, me pregunto si no sería más apropiado llamarlo “lugar de reincidencia”.
La Casa de la riqueza
Es un secreto a voces que la ex mandataria no pasa sus días en la lejanía patagónica, sino que disfruta de las delicias de uno de los barrios más exclusivos de Buenos Aires. ¿Quién necesita la brisa del sur cuando puedes tener el lujo de vivir en Recoleta?
Claro, Cristina se presenta como la abanderada de la clase trabajadora, pero su verdadera residencia parece ser un palacio en la ciudad, al que llegaban bolsos con millones de dólares durante su “reinado”, donde las preocupaciones son más sobre qué vestido usar en el próximo acto propagandístico que sobre cómo llegar a fin de mes.
Votando desde la distancia
Río Gallegos, ese lejano rincón donde Cristina vota, es como una especie de plató de cine donde todo está diseñado para que parezca que la ex presidente está en contacto con el pueblo. Pero, ¿Cuántos de sus seguidores realmente creen que ella se preocupa por los problemas de la gente mientras disfruta de su vida de lujos en la capital de la “opulencia” como bien ella define a la Ciudad de Buenos Aires? Es como si mentir en la supuesta distancia geográfica le permitiera distanciarse también de la realidad.
La Avaricia en su máxima expresión
Y como si esto no fuera suficiente, con su supuesto cambio de domicilio, Cristina elevó su jubilación de privilegio a la asombrosa cifra de 35 millones de pesos y sin duda, se distanció aún más de la gente de a pie. Claramente la señora originaria de Tolosa, hace gala de su inmoralidad una vez más.
Mientras millones de argentinos luchan por llegar a fin de mes, ella se asegura de que su retiro esté tan bien cuidado como su imagen pública. Cuantos de sus vecinos, a excepción de los Báez o López, tienen ingresos por 35 palos por mes?
La avaricia de Cristina no tiene límites. Mientras se llena los bolsillos y vive en un barrio donde el costo de vida es de otro planeta, intenta vendernos la idea de que es una pobre y perseguida mujer de pueblo. Pero, ¿Quién puede creer esto?
La ironía es que su discurso de “solidaridad” resuena vacío cuando se escucha en las calles donde la gente la pelea día a día.
Un Juego de espejos
Así que, aquí estamos, en un juego de espejos donde Cristina se presenta como la madre de la patria desde su lujosa “residencia” en Río Gallegos, mientras su verdadera vida transcurre en uno de los barrios más exclusivos de Buenos Aires. Quizás debería considerar cambiarle el nombre a su hogar en el sur por “Reincidencia”, porque al final del día, no es solo su lugar de residencia, sino un recordatorio de su constante reincidencia en la hipocresía y desde luego sus múltiples causas judiciales por las que ya esta siendo condenada.
En síntesis, mientras Cristina Kirchner, intenta hacer que creer que es la abanderada de los humildes, estos saben muy bien que, La Matanza, que ella despreció en una universidad de EEUU, no es lo mismo que Recoleta.