Cuando Julieta llegó a trabajar a Milán, a mediados de año, enseguida empezó a escuchar una pregunta de forma recurrente: “¿Qué haces en Ferragosto?” Ese es el nombre del festivo del 15 de agosto en Italia, y aunque en nuestro país también es fiesta nacional ese día, “allí no es lo mismo, es como más sentido”, asegura esta española después de haber trabajado cinco años en la capital de Lombardía.
“Aunque no estés de vacaciones esos días, lo normal es que te vayas a algún lado, fuera de tu ciudad”, cuenta Julieta, que lo compara con el festivo del 1 de mayo, fecha en la que también “se bloquea todo y no hay metro ni autobús: nadie trabaja”. Este festivo, que se remonta a los tiempos del emperador Augusto, en siglo 18 antes de Cristo, se traduce en bollino rosso (tráfico intenso) en todo el país y, más allá de ser un día de descanso, forma parte de una costumbre arraigada que han mostrado películas de culto como Il sorpasso.
Pero además de en la cultura, ese ‘día sagrado’ se refleja también en los datos de Eurostat. La estadística de ausencias del trabajo por semanas para cada país sitúa a Italia, Chipre y Grecia como los países donde el porcentaje de ausencias en la semana 33 del año —en la que se incluye el 15 de agosto— sobre el total anual es más elevado. En Chipre y Grecia, el Dekapentavgousto es también una fecha señalada en el calendario de la Iglesia Ortodoxa para celebrar, como en nuestro país, la asunción de la virgen.
El gráfico anterior permite ver cuáles son las semanas en las que más gente no va a trabajar y las diferencias entre la estacionalidad de esos periodos en cada país de Europa. Aunque los números incluyen ausencias por cualquier motivo, como bajas por enfermedad y otros permisos temporales, las vacaciones suponen cerca del 60% del total de faltas al trabajo. Para cada país, se calcula el porcentaje de empleados que no han trabajado esa semana sobre el total anual.
Giulia Miazzo es la jefa de recursos humanos de PayFit, una empresa de asesoría laboral para gestionar desde nóminas hasta ausencias o vacaciones. Ahora mismo, trabajan para compañías de España, Reino Unido y Francia, y antes han trabajado también con empresas de Alemania e Italia.
“En Reino Unido o los países nórdicos no hay un pico real, mientras que en los países mediterráneos hay picos vacacionales muy fuertes, sobre todo en agosto”, confirma Miazzo, que cuenta cómo ven esas diferencias cada año: mientras que saben que sus clientes de españoles o franceses paran más en el periodo estival, desde Reino Unido el ritmo de trabajo no cambia mucho.
Otra de las claves que explican las diferencias es la cultura familiar. Aunque el sistema educativo de Reino Unido o Alemania también para en verano, “probablemente están acostumbrados a otro tipo de vacaciones, con campamentos, o se organizan de forma diferente”, opina Miazzo, que alude también al mayor apoyo a la conciliación que existe, también en verano, en los países del norte de Europa. “Pero para los italianos, españoles o franceses las vacaciones son un momento más familiar, para estar juntos. De hecho, algunas empresas más tradicionales cierran por completo y nadie trabaja”, explica.
Desde el medio italiano OBTC explican que, mientras que en sus orígenes el cierre en agosto italiano se asociaba al periodo de descanso de los campesinos entre la siembra y la cosecha, con los años se ha convertido en el momento en el que la mayor parte de las empresas, negocios e industrias cierran, quedando prácticamente solo el sector turístico en funcionamiento (allí representa más del 10% del PIB anual). Pero esta tendencia cultural ha generado un efecto dominó que, de algún modo, obliga incluso a quienes no querrían cerrar a hacerlo, ya que tanto clientes como proveedores escasean en ese periodo.
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Javier Brandoli. Roma
España se sitúa cerca de la media de los países de la Unión Europea, con un incremento de las faltas al trabajo muy marcado en las semanas de julio y agosto y en Navidad. “Con nuestros datos, el turista español es más estacional que el europeo”, afirma Ricardo Fernández, CEO de Destinia, la primera agencia de viajes online en España. Así, las curvas de Alemania y Reino Unido, los dos principales mercados de visitantes extranjeros para España, son mucho más aplanadas que las de nuestro país.
Sin embargo, en otros países el pico es mucho mayor. Además de los casos ya mencionados, los irlandeses, húngaros, chipriotas y eslovacos faltan más al trabajo por Navidad. Y por su parte, en los países nórdicos el máximo auge de los asuetos se adelanta cerca de un mes al de la mayoría, a la semana del 15 de julio. Esto también sucede, aunque con menos fuerza, en Bélgica.
“Hay un concepto cultural muy potente y que lo vemos cuando analizamos nuestros datos”, dice Fernández. “Cuando llueve en el norte de Europa la gente reserva, porque se acuerda de que quiere ir a un sitio cálido. Y esto hace que los turistas de esas zonas de Europa viajen más cuanto peor es la temperatura allí”. En España, sin embargo, no pasa lo mismo: “Aquí nos ponemos tristes y reservamos menos”, cuenta.
“A un nórdico, irse 15 días de vacaciones a Canarias en noviembre le parece muy lógico, pero para un español sería raro porque supondría quedarse todo el verano trabajando, que es algo que conceptualmente no nos encaja. Ya no solamente por la familia, sino porque la idea de estar todo julio y agosto en la oficina no es habitual”, añade el CEO de Destinia.
En busca de ‘El Dorado’ para el turismo
Aunque en España la concentración de las vacaciones en agosto es evidente, cada vez es más habitual irse en otras fechas.”Hay otros modelos que se están abriendo camino”, explica Clara Martín, doctora en Turismo y profesora en la Facultad de Comercio y Turismo de la Universidad Complutense de Madrid.
“En concreto, el turismo rural ha despuntado mucho desde la pandemia”, continúa la experta. Desde Destinia, Fernández corrobora un cambio de tendencia. “Los cinco primeros meses del año antes de la pandemia suponían el 32% de las reservas del año y ahora mismo suponen casi el 42%“, cuenta. Según sus datos, el mes donde más se nota el incremento de reservas es mayo, que para el sector ya es “igual de relevante de lo que antes era junio”. Un reciente estudio de CaixaBank Research apunta, precisamente, a la consolidación de la tendencia hacia la desestacionalización del turismo en España.
Para el sector, “la desestacionalización es ‘El Dorado'”, en palabras de Fernández. “Permite algo que antes era impensable, que es que la industria esté operativa los 12 meses del año, y a nivel de sostenibilidad es la clave”. Además, el experto apunta al efecto de diversificar los destinos y que, por ejemplo, cada vez haya más interés en el norte de España o más destinos culturales. Esto reduce la carga total y hace que se pueda recibir incluso más visitantes pero de una forma más razonable.
En Grecia, donde la estacionalidad del sector también es acusada, ha crecido el debate sobre la necesidad de apoyar el turismo invernal para contrarrestar la saturación de lugares como Míkonos o Santorini. Así, desde el Ministerio de Turismo se han lanzado campañas como “Grecia SÍ tiene invierno” o “Grecia, un destino de 365 días”.
Sin embargo, según el medio griego Ef.Syn los avances “han sido limitados”. George Drakopoulos, consultor de negocios y exdirector general del Instituto Griego de Empresas Turísticas, señala que la estacionalidad del sector en Grecia “sigue siendo un problema“.
“La idealización del norte nos va a salir cara”: cómo se convirtió en una postal para turistas
Héctor García Barnés
Durante el trimestre de julio a septiembre se concentra entre el 50% y el 55% de la demanda turística anual, y los intentos de diversificación no han logrado un cambio significativo. Drakopoulos atribuye este fenómeno, en parte, a las políticas laborales de Europa, donde la mayoría de los empleados públicos toman sus vacaciones largas en verano. Para el experto, a menos que se modifiquen estas dinámicas a nivel europeo, cualquier cambio en la estacionalidad dependerá más de la crisis climática que de estrategias de marketing o diversificación.
Para Mazzoni, experta en recursos humanos, el cambio en los últimos años guarda relación con la consecución de una mayor flexibilidad laboral. Esto, sumado al auge del trabajo en remoto ayuda también a poder repartir más las vacaciones. “Por ejemplo ahora hay más gente que hace un parón en marzo, aprovechando también que los precios son más bajos”, apunta sobre lo que para ella podría traducirse en una nueva tendencia para algunas empresas.
Hacer turnos para viajar
En la República Checa es el propio gobierno el que favorece desestacionalización con las conocidas como “vacaciones de primavera”, cuentan desde el medio checo Deník Referendum. Se trata de una semana libre entre el 4 de febrero y el 11 de marzo para los niños de primaria y secundaria. Pero el Ministerio de Educación reparte diferentes fechas según el distrito y publica un mapa para que cada uno vea cuándo le toca. Así, cada región de la República Checa, que se divide en seis grupos, tiene ese tiempo de descanso en semanas diferentes cada año.
La razón detrás de este sistema especial es sencilla: las familias checas tradicionalmente van a esquiar a las montañas en este periodo. Y ya en los primeros años de la implementación de estas vacaciones, quedó claro que la capacidad de alojamiento no era suficiente para toda la república al mismo tiempo. Aunque estas libranzas son para los niños, lo habitual es que los padres pidan esos días en sus trabajos.
“El debate sobre cambiar las vacaciones prácticamente no existe”
De vuelta a Italia, allí también se observa cierta tendencia a una mayor redistribución de las ausencias al trabajo. “Sin embargo, las vacaciones estacionales de agosto están tan arraigadas en la sociedad y cultura italiana que el debate sobre cambiarlas prácticamente no existe”, afirman desde OBTC.
Con todo, tras la pandemia de Covid-19, algunos italianos han reducido sus días libres en verano, principalmente por razones económicas, pero también para evitar la movilización masiva de agosto. Un estudio de IPSOS menciona una reducción del 7% de viajeros en agosto de este año respecto a 2023, en favor de julio o septiembre. Distribuir más las vacaciones podría beneficiar al PIB italiano, según varios estudios, ya que el cierre generalizado de agosto le cuesta cerca de un punto de ese indicador al final del año.
Fuente El Confidencial