Fernando era albañil y el destino le jugó una mala pasada el jueves 8 de agosto de 2019. Sobre las once y diez de la noche, iba de la mano con su pequeño de 10 años por una calle estrecha de Cazalegas , un pueblo cercano a Talavera de la Reina, cuando un coche blanco pasó muy deprisa. Se giró para reprocharle la velocidad mientras soltaba a su vástago y, de manera súbita, otro turismo rojo que venía detrás rapidísimo lo arrolló. Cristian, su conductor, se daba a la fuga mientras Fernando quedaba malherido e inconsciente sobre la calzada, atendido por su mujer y a la vista de sus tres hijos.Once horas después, a las diez de la mañana, el autor se entregó en el cuartel de Talavera de la Reina cuando la Guardia Civil todavía no lo buscaba ; pasó tres meses en prisión provisional y facilitó datos del coche que conducía.Este miércoles, Fernando y Cristian se han vuelto a ver en la Audiencia Provincial de Toledo . Antes del juicio, el hombre que cambió radicalmente la existencia a Fernando se disculpó ante él. Y volvió a hacerlo dos veces durante su declaración, aunque solamente respondió a las preguntas de su abogado. «Pido perdón al señor Fernando; nunca quise pillarle. Fue un error irme, me tenía que haber quedado», se reprochó en el derecho de la última palabra tras girarse hacia la víctima, en la primera fila de bancos.Cuarenta y cinco minutos antes, Cristian había oído del fiscal que seguía solicitando nueve años de cárcel por una presunta tentativa de homicidio. «Hubo intencionalidad, hubo dolo sí o sí. De accidental tuvo poco» , afirmó. No obstante, introdujo una pena alternativa (dos años de cárcel por lesiones causadas por una imprudencia), no fuese que el tribunal deseche lo primero en su sentencia.Fernando, a sus 52 envejecidos años, lloró cuando el acusador público enlazó las secuelas del atropello con una próxima intervención quirúrgica en la maltrecha cadera derecha. Porque la víctima camina con mucha dificultad desde aquel 8 de agosto de 2019, una noche de autos que recordó en la sala. Entró apoyado con una muleta en su mano izquierda y con un evidente acortamiento de su pierna diestra, el lateral más dañado de su cuerpo después de tres operaciones. «Cuando me giro, pierdo estabilidad» , contó. Sobre el suceso vital, «quiero pensar que él quiso asustarme porque empecé a increparlo, pero perdió el control». Lo dijo ante un tribunal que fue testigo también de cómo se lio tanto la madeja que hubo confusión sobre el turismo utilizado. A ello contribuyó un detective, quien sembró dudas sobre la marca, el modelo y el color del coche empleado, aunque Cristian lo dejó claro: un Seat Ibiza rojo.Noticia Relacionada estandar No Un médico se enfrenta a 5 años de cárcel denunciado por una compañera de trabajo: «Fue contando mi historia clínica» Manuel Moreno El fiscal no acusa a un facultativo de Corral de Almaguer, quien en el juicio sólo contesta a su abogadoPor el violento atropello, Fernando perdió su trabajo y ahora tiene una incapacidad permanente total para seguir siendo un ‘paleta’. «Cuando va a la plaza, a los cinco minutos le duele la cadera y no puede caminar. Tiene una pierna más larga que la otra, no puede agacharse ni ponerse de rodillas », describió después su mujer. Nuria, con sus palabras, arrancó las primeras lágrimas de un tipo que se había mostrado entero durante su declaración y que aguantó sentado en un banco las tres horas largas de juicio.«No fue un intento de atropello, fue un accidente» , aseguró Pedro, un policía militar que lo vio. Y la mujer de Fernando no recordó si Cristian dio un volantazo para atropellar a su marido y desplazarlo cuatro metros, como sí había afirmado durante la instrucción.El autor confeso relató que había ido por primera vez a Cazalegas para probar el coche con el que luego arrolló a Fernando. «Consumí cocaína antes y después», aseveró. « Iba drogado y bebido, me despisté y lo atropellé. Tenía mucho miedo y huí. Lo siento en el alma, fue un error. Son cosas para no tomárselas a la ligera», declaró.Su abogado, Pablo Miguel, solicita la pena mínima -de tres a seis meses de prisión o una multa de seis a dieciocho meses-, porque «no hubo» intencionalidad. «No hubo un dolo eventual, pero sí imprudencia», subrayó. En su informe final, el fiscal criticó la fiabilidad de ciertos testigos. «Alguno me ha defraudado» , admitió en un juicio en el que el presidente del tribunal añadía la coletilla «a la búsqueda de la verdad» cada vez que tomaba juramento.Los tres magistrados, además de dilucidar si hubo intención o no de matar, deberán decidir también el grado de la responsabilidad civil entre el Consorcio de Compensación de Seguros y las dos compañías aseguradoras que comparecieron en un caso que a Fernando le ha cambiado la vida.
Fuente ABC