Por Darío Rosatti
El relanzamiento de Extra TV, liderado por Franco Bindi y su socio paquistaní Muhammar Nadir, debería despertar alarmas sobre la influencia de Rusia y Venezuela en el ámbito mediático argentino y la inteligencia. Este cambio no solo refleja una nueva línea editorial, sino que también está profundamente vinculado a las redes de inteligencia que operan en el país, así como a la historia política de Bindi dentro del kirchnerismo.
Bindi, quien ha mantenido una relación cercana con el kirchnerismo, fue abogado de figuras clave del gobierno anterior y ha estado involucrado en operaciones que vinculan los intereses de la administración de Cristina Kirchner con sectores de la inteligencia argentina. Su trayectoria incluye conexiones con áreas de inteligencia, incluidas la militar y criminal en importantes cargos , abriendo el abanico y estableciendo relaciones con políticos, periodistas y agentes que hoy ocupan cargos significativos en el sistema. Un curioso ejemplo: Hasta no hace pocas semanas, la cocinera del titular de la SIDE, era una cubana que ahora fue desplazada a otro lugar.
Durante el kirchnerismo, Bindi participó activamente en la defensa de figuras como Lázaro Báez y Leonardo Fariña, lo que le otorgó un acceso privilegiado a información sensible y a redes de poder. Su capacidad para operar en los márgenes de la legalidad y su cercanía con los servicios de inteligencia le han permitido mantener una influencia considerable en el ámbito político, incluso después de la caída del kirchnerismo.
El relanzamiento de Extra TV ha marcado un giro radical en la estrategia mediática, al integrar contenidos que promueven abiertamente las narrativas de los gobiernos de Maduro y Putin. Este fenómeno se ha visto facilitado por la creciente visibilidad de las operaciones rusas y venezolanas en Argentina, que han dejado de actuar en la clandestinidad. Rusia, en particular, es observada desde el exterior y genera preocupación el financiamiento de viajes y actividades para políticos, periodistas y analistas, creando una red de influencia que incluye a senadores y diputados.
La diputada libertaria Lilia Lemoine ha manifestado su preocupación por la cercanía de Bindi con estas redes, sugiriendo que su influencia podría socavar la integridad del espacio político. La programación de Extra TV, que incluye propaganda pro-chavista y pro-rusa, plantea serios interrogantes sobre la independencia de ciertos medios y la manipulación de la opinión pública.
Este contexto revela cómo las conexiones de Bindi con el kirchnerismo y su participación en operaciones de inteligencia pueden influir en la dirección de Extra TV. A medida que el canal avanza con su línea editorial, la intersección entre los medios, la política y las redes de inteligencia se vuelve cada vez más evidente, generando un clima de incertidumbre en el panorama político argentino. La presencia de figuras vinculadas a estos intereses en el Congreso subraya la necesidad de un análisis crítico sobre las influencias externas que podrían estar moldeando la agenda nacional y amerita continuar estudiando el fenómeno en tiempos de crisis mundial.
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