Incertidumbre es una de las palabras más repetidas en los últimos años cuando en el sector primario. Da igual que se hable de cambio climático y de prolongadas sequías, de la invasión de Ucrania por Rusia, de la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos y sus posibles aranceles a productos agroalimentarios de fuera o de la crisis del aceite de oliva. Todas esas situaciones han puesto al campo entre la espada y la pared, pero ahora un nuevo factor o consecuencia de todo lo anterior, según se mire, ha entrado en escena: el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur .Fue el pasado 6 de diciembre cuando este organismo -integrado por algunas de las principales potencias agrarias de América del Sur: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay- firmó un acuerdo comercial con la UE para crear un espacio económico común de más de 700 millones de personas y oportunidades de negocio para 60.000 empresas europeas. Sin embargo, existen ciertos temores respecto a este pacto por su posible impacto en la agricultura y la ganadería de nuestros países.Algo que preocupa a regiones con grandes intereses en esas actividades y en el sector agroalimentario, como es el caso de Castilla-La Mancha , donde miran con recelo ese acuerdo después de los continuos varapalos recibidos en los últimos años por unas y otras cuestiones. Sin embargo, desde la Comisión Europea hacen un llamamiento a la tranquilidad y aseguran que «los miedos no parecen fundados», algo que argumentan diciendo que ello ayudará a impulsar las exportaciones al eliminar altos aranceles sobre ciertos productos claves en Castilla-La Mancha desde el punto de vista exportador, como son el aceite de oliva, el vino o el queso manchego.Noticia Relacionada estandar No Asaja llama a consumir productos de la tierra en contra del acuerdo UE-Mercosur ABC Cientos de agricultores y ganaderos se han concentrado este martes ante la sede de la Delegación del Gobierno de Castilla-La Mancha, en Toledo, convocados por la organización agrariaUnos mensajes que no terminan de convencer a algunas organizaciones agrarias como Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) , que ya salieron la pasada semana a la calle para protestar contra el acuerdo UE-Mercosur tanto a nivel nacional, en Madrid, como a nivel autonómico, en Toledo, donde llegaron a afirmar que el pacto «está poniendo en juego nuestra soberanía alimentaria». «Las condiciones que tienen ellos para producir carne, maíz o cereales no son las mismas que nosotros tenemos en Europa», asegura a ABC la presidenta de Asaja en Toledo, Blanca Corroto , quien cree que «las reglas del juego son distintas en un caso y en otro».Haciendo un símil, Corroto pone como ejemplo el salto de altura y dice que «a ellos les ponen para saltar medio metro y a nosotros, dos metros y medio» porque, según ella, a los países de América del Sur sí que «se les han permitido los transgénicos, tienen una serie de fitosanitarios que en Europa llevan prohibidos 30 años y su carne es de peor calidad». Todo ello supone una «competencia desleal» que va a terminar, en su opinión, «dando la puntilla a la agricultura y la ganadería española y castellanomanchega».Por eso, aparte de a las administraciones públicas, la responsable de Asaja hace un llamamiento al consumidor, ya que considera que «debe enterarse de los productos que van a llegar a los lineales de los supermercados, que nos son buenos para la salud y a ellos les importa nada envenenar a la gente, entre comillas y al final somos lo que comemos». Entre ellos, cita sobre todo la carne de vacuno, maíz, cebada e incluso vino y aceite.En el mismo sentido se pronuncian desde otra de las organizaciones agrarias mayoritarias, como es la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), cuyo secretario general en Castilla-La Mancha, Julián Morcillo , ve también con preocupación el acuerdo UE-Mercosur porque, a su juicio, «puede perjudicar, sobre todo, al modelo de explotación familiar agraria y ganadera al que nosotros representamos». De hecho, una de sus principales críticas va dirigidas a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que, según él, «no ha dialogado con los agricultores y ganaderos y ha incumplido su compromiso de estrechar lazos con el sector primario después de las movilizaciones de este año».«No vamos a consentir que los acuerdos comerciales sirvan para utilizar, otra vez, al campo como moneda de cambio porque esto puedo suponer que algunos de nuestros agricultores y ganaderos dejen de ser competitivos», se queja Morcillo, que apunta que la forma de producción de los países de América del Sur no tienen, en principio, las mismas reglas. Así, se refiere a los requisitos fitosanitarios, fertilizantes, antibióticos o incluso la normativa de bienestar animal, algo que sí se exige en el caso de la Unión Europea, «lo que nos lleva a encarecer mucho los costes de producción», señala.Un cartel contra la presidenta de la Comisión Europea, en la protesta de Madrid de la pasada semana ABcAntes de cualquier movilización o protesta, el responsable regional de Asaja exige conocer todos los detalles del acuerdo, algo que ya han expresado al Ministerio de Agricultura . «Ahora el documento tiene que pasar por los 27 países miembros de la UE y finalmente lo tienen que ratificar en el Parlamento Europeo», informa Morcillo, que destaca que Francia, Italia, Polonia y Austria se han mostrado en contra y explica que toda esta situación responde a «un contexto de geopolítica complicado en el que Europa tiene que buscar alianzas comerciales y el sector primario juega un papel importante en la balanza exportadora».Cláusulas espejoEn cualquier caso, desde UPA adelantan que van a ser muy exigentes con las cláusulas de reciprocidad o cláusulas espejo, una de las reclamaciones que ya hicieron en las grandes movilizaciones que tuvieron lugar este año y que el Ministerio de Agricultura se comprometió a defender a nivel europeo. Además, el secretario general de la organización agraria en Castilla-La Mancha recuerda que hay otro producto que se puede ver perjudicado por el acuerdo UE-Mercosur, como es el de la miel, con un gran peso en la región y que no pasa tampoco por su mejor momento.Más cauto sobre este asunto se muestra Juan Miguel del Real, director de Cooperativas agro-alimentarias en Castilla-La Mancha , que espera conocer la letra pequeña de este acuerdo que, a su juicio, está lleno de «luces y sombras». Por un lado, hace mención a las sombras que tienen que ver con las demandas y reivindicaciones que ya hizo el sector en las movilizaciones que tuvieron lugar a primeros de año, como sobre todo con las cláusulas espejo. Asimismo, incide en las diferencias que hay entre los países de la UE y de América del Sur en relación a los derechos laborales o por lo que se refiere a la protección del medio ambiente, «con una clara desventaja para nuestros agricultores y ganaderos en este sentido».Y, por otro lado, en cuanto a las luces, «intentando ver la botella medio llena», según Del Real, se encuentran las oportunidades que el acuerdo puede suponer para el sector agroalimentario castellanomanchego. Así, pone como ejemplo al vino, ya que ahora mismo, apunta, «hay aranceles de en torno a un 30% a la salida de nuestros vinos a esos países, mientras que en el caso del aceite de oliva es de un 10% o en el caso del queso manchego y los lácteos , que también se irían eliminando progresivamente».En definitiva, más incertidumbre para un sector primario ya castigado durante mucho tiempo que, de no despejarse, puede hundir más si cabe al campo castellanomanchego, otrora principal fuente de ingresos de la economía regional, pero que mira con cierto escepticismo al acuerdo entre la UE y el Mercosur.
Fuente ABC