La fábula macrista de lo inconseguible y los ocho años perdidos.
Vuelvo con una pregunta que me hago recurrentemente desde hace seis meses: ¿el gobierno macrista no pudo hacer nada de todo esto? Incluso con el formidable resultado electoral de 2017, ¿no se pudo conseguir ningún logro de todos los realizados en 2024 por este equipo libertario? ¿Ni siquiera pudo evitar los piquetes? ¿Era tan difícil?
¿Tan diferente era la Argentina de 2015 a la de 2023? El macrismo en 2015 heredó al país mucho menos deteriorado que los libertarios en 2023 y, sin embargo, por entonces nunca tuvimos avances macroeconómicos relevantes. Siempre faltaba algo, era el cuento de la buena pipa en modo eternum.
El equipo macrista se pasó cuatro largos años echándole la culpa al kirchnerismo y alimentando su presencia de forma permanente, una presencia que terminó por vencerlo contundentemente en 2019. Por entonces, el plan era “no dar malas noticias” e, irónicamente, todas llegaron juntas y muy de golpe con el retorno K.
Pareciera que, en esta impensada Argentina del 2025, cada logro libertario desnuda lo conceptualmente débil del gobierno macrista. Un gobierno repleto de inconsistencias internas, falta de convicción, un rejunte de ideas inconvenientes (muchas de ellas socialistas) y con un característico vacío de aciertos relevantes. Siempre lo bueno se postergaba para el “próximo semestre”, un clásico del macrismo.
La despiadada moraleja es que perdimos ocho largos años: los cuatro macristas con su eterna sarasa de lo imposible y los infernales cuatro kirchneristas siguientes. Si no hubiera existido el COVID-2020, que impidió gastar como se hubiera hecho, quién sabe dónde estaríamos ahora.
Queda claro que los países, a diferencia de las personas, no pueden suicidarse. En este contexto, ojo con los que proclaman que “el peso se tiene que devaluar”.
La realidad es que nos van a llover “dólares energéticos” en un futuro cercano. La devaluación del peso comienza a ser inconsistente con el formidable desarrollo del sector energía, una maravillosa noticia en la medida en que el peronismo y el radicalismo no puedan apropiarse de Vaca Muerta. Bien administrado, Vaca Muerta es la clave para bajar las retenciones al campo, entre otras cosas.
En los próximos años tendríamos dos enormes motores de generación de dólares: agro y energía, a los que podríamos sumar minería. El gran perdedor sería la industria local de productos protegidos y caros, aquellos de baja calidad que incluso valen mucho menos en cualquier lugar del mundo, pero que los argentinos pagamos a múltiplos debido a nuestra cerradura socialista.
Los argentinos fueron adoctrinados para perder siempre. Hoy, por ejemplo, nos encontramos con un tesoro inesperado, Vaca Muerta, y, sin embargo, la mayoría teme que sea una mala noticia. La política peronista y radical, ignorada por la mayoría de los jóvenes, nos quiere bien devaluados, bien cerrados y bien pobres.
En este contexto, Wall Street muestra una perspectiva regional diferenciada. Durante todo el 2024, vendieron Chile, México y Brasil, y compraron Argentina. Esta tendencia no parece cambiar hacia el inicio de 2025.
Los que se quejan por “estar caros en dólares” no aceptan que la única forma de adquirir bienes y servicios del exterior es encarecernos como parte del proceso de normalización económica.
En la convertibilidad de los 90, los dólares entraban por cuenta capital vía endeudamiento, un trágico error que engendró al kirchnerismo. En cambio, en esta Argentina libertaria de la Vaca Muerta, los dólares entrarán por cuenta corriente vía exportaciones genuinas de energía y minerales al mundo.
Muchos argentinos no entienden la diferencia entre los dólares falopa de los 90 y los genuinos de Vaca Muerta. Entonces, la apreciación del peso llegó para quedarse.
La generación de valor que Vaca Muerta podría destrabar es tan enorme que resulta difícil de dimensionar. En un país donde la política tradicional acostumbró a los argentinos a perder, el descubrimiento de una mina de oro negra única en nuestras vidas genera miedo en millones.
Quizás sea tiempo de abandonar la mentalidad del “croto criollo”, que tanto daño nos hizo al ritmo del bombo y el choripán.
¿Argentina está cara en dólares? Sí. Y a medida que Vaca Muerta genere más divisas, será aún más cara, haciéndonos más ricos frente al resto del mundo. Esto traerá ganadores y perdedores, como en toda economía.
Por último, la motosierra parece la única solución. Muchos esperan una “devaluación”, ignorando que Vaca Muerta generará dólares desde 2025. Este recurso rompe cualquier comparación cambiaria histórica y plantea un sendero próspero para los argentinos, algo que no sentimos desde 1945.
Entre otras cosas, el costo argentino se debe a millones de jubilados sin aportes, planes sociales sin contraprestaciones productivas y un sistema laboral que hipoteca al empleador. La culpa no es del dólar, sino del Estado enorme, alimentado durante un siglo por la política peronista y radical.
Bienvenido sea el cambio y el adiós a esa clase política que quebró una nación alguna vez exitosa y rica.
Fuente El Cronista