Buenos Aires-31 de Enero de 2025-Total News Agency-TNA- En el contexto de un entorno económico donde el atraso cambiario se ha vuelto un tema recurrente, los argentinos han llegado a aceptar como normal la notable diferencia de precios en productos comunes, que pueden costar hasta el doble o más en el país en comparación con naciones tanto cercanas como lejanas. Esta situación ha despertado un interés creciente, especialmente en relación con el fenómeno de los turistas argentinos que arrasan en destinos como Chile y Brasil, lo que ha generado preocupación sobre el impacto en las reservas en dólares del Banco Central y las posibles consecuencias económicas a futuro.
A pesar de la atención mediática sobre este fenómeno, se ha dejado de lado una cuestión fundamental: el alto costo de vida en Argentina y la justificación de comprar en el extranjero. La economía argentina, cerrada durante décadas, ya mostraba precios elevados antes de la implementación del actual programa económico en diciembre de 2023, que provocó una apreciación significativa del peso frente al dólar. Este cambio ha revertido la tendencia, donde anteriormente los brasileños y chilenos acudían a Argentina en busca de ofertas. Sin embargo, los precios en el país siguen siendo considerados excesivos por los propios argentinos.
La reciente noticia sobre el cierre de una fábrica de zapatillas en Coronel Suárez, que pone en riesgo 350 empleos, ha coincidido con el creciente interés por adquirir calzado en el extranjero. A pesar de los costos laborales e impositivos que afectan a la industria local, es evidente que competir con fábricas del sudeste asiático es un desafío casi insuperable para los productores argentinos. Hasta el mismo ministro de economía, compra zapatillas en EEUU, tal cual informó Clarín.

El mismo patrón se observa en el sector de los electrodomésticos, donde los precios en los centros comerciales de Santiago de Chile resultan irritantes al ser comparados con los de Argentina. Los lavavajillas, por ejemplo, tienen el mismo origen, pero la estructura de costos y el monopolio de importadores locales influyen en los precios finales al consumidor, beneficiando a un sector empresarial altamente protegido.
Este fenómeno se extiende a otros productos, como teléfonos celulares y muebles de cocina, donde la diferencia de precios es igualmente notable. Recientemente, un video viral mostró a turistas españoles sorprendidos por los altos precios en una tienda de Buenos Aires, evidenciando la desconexión entre el mercado local y el internacional.
La situación actual, donde los argentinos llenan sus maletas en el extranjero y se observa un desprecio por la moneda local, no es sostenible. La solución radica en eliminar las restricciones impuestas por ciertos sectores empresariales, que han creado un entorno de precios inalcanzables. Es fundamental que los turistas que regresan a Argentina no se vean obligados a tolerar controles excesivos en la aduana, lo que sería una falta de respeto hacia quienes buscan disfrutar de su experiencia en el exterior.