José D’Angelo
Asesinaron el, lunes 3 en El Talar, Tigre, a Sergio Leiva alias “El Negro Sombra”, un delincuente condenado a 34 años de prisión por el secuestro extorsivo del padre del empresario Jorge “El Corcho” Rodríguez; el secuestro extorsivo con mutilación y violación de la señora Mirta Fernández; y los secuestros, también extorsivos, del joven Francisco Hanner y de Rubén Astrada, padre del jugador de River, Leonardo; entre otros crimenes. Además, se contabilizaban dos asesinatos en su haber. Ahora, al decir de los medios “se dedicaba al narcomenudeo en el barrio” y por eso lo habrían matado. Hay dos personas sospechadas del crimen que están prófugas de la justicia.
¿Porque “El Negro Sombra”, de 56 años de edad, estaba caminando por el barrio, en libertad, con semejante condena y antecedentes? Porque estaba con el régimen de libertad condicional monitoreado por el Servicio Penitenciario Federal (SPF) por medio de una tobillera electrónica.
Mientras tanto el ex cabo de la Fuerza Aérea, Julio Flores, permanece hace 11 años en prisión, acusado solamente de haber estado de guardia en una Unidad de la Fuerza en 1976, hace 50 años, a sus 21 años de edad. Nadie lo acusó de otra cosa.
La justicia de la Argentina no fue alcanzada ni por la guillotina, ni por la motosierra. Cada vez está peor.