Una bañera en la que junto a vasos de precipitación había pelos, restos de gel, suciedad acumulada… En ese lugar tan poco higiénico era donde un individuo de 40 años residente en la provincia de Alicante fabricaba anabolizantes y esteroides que luego vendía a jóvenes -cada vez más jóvenes, por cierto- cuya obsesión es tener un cuerpo perfecto.
Este sujeto, viejo conocido de la Policía por haber sido detenido antes en una operación similar , había montado en su vivienda un precario laboratorio. Para dar idea de lo cutre de sus instalaciones basta decir que utilizaba una plancha eléctrica de las que se usan para hacer carne a la plancha para deshidratar los productos, una de las fases de para la elaboración de los medicamentos. El asunto podría tener su punto de comicidad si no fuera porque esos anabolizantes y esteroides fabricados en laboratorios clandestinos pueden matar , según destacan las fuentes consultadas por ABC.
Se vendían sin ninguna garantía a personas que no son conscientes de lo que supone que esas sustancias no hayan pasado por ningún control sanitario ni ellos mismos sepan si son intolerantes a ellas. Pero los fisioculturistas que las consumían sí tenían claro que eran mucho más baratas que las que hay en el mercado legal y además contaban con la ‘buena fama’ del proveedor.La investigación comenzó hace seis meses cuando los agentes de la Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la UDEV , de la Comisaría General de Policía Judicial, tuvieron conocimiento de que un varón, junto su círculo más cercano, podría estar fabricando medicamentos anabolizantes esteroides -utilizados para la mejora del rendimiento deportivo -en un laboratorio clandestino de la provincia de Alicante para posteriormente distribuirlos a los clientes finales. En realidad, el cabecilla llevaba en el radar de la Policía desde que salió en libefrtad tras la anterior detención, ya que estaban convencidos de que volvería a las andadas.
El local estaba en condiciones higiénicas lamentables, con heces por los suelos, gasas con sangre y medicamentos caducadosAvanzadas las pesquisas, descubrieron que los miembros de la trama realizaban las entregas en mano y solo a personas de máxima confianza . De este modo desarrollaban su actividad delictiva con un alto grado de seguridad, ya que la venta se efectuaba únicamente en el interior de domicilios o lugares muy reservados, lo que dificultó enormemente la labor policial.Según se prudo comprobar, el principal responsable del grupo criminal, sin ninguna formación ni conocimientos científicos, que sólo se formaba a través de Internet y que utilizaba para su trabajo el método de ensayo/error, importaba los principios activos de países asiáticos en paquetes con un contenido ficticio como harina, pasta o complementos nutricionales. El resto de productos necesarios, como los excipientes, aceites o colorantes los compraba de forma legal a empresas en España.
Por supuesto, este individuo no consumía lo que fabricaba.El líder del grupo contaba con una amplia red de distribuidores que formaban parte de su círculo más próximo y se encargaban de dar servicio a los consumidores finales. Toda esta actividad delictiva le permitía unos ingresos que podrían superar los 15.000 euros mensuales . Además, uno de estos comerciales tenía la intención de ampliar el negocio a nivel nacional proponiendo al líder la confección de una marca con un etiquetaje atractivo que aportase mayor credibilidad para atraer a nuevos clientes. Finalmente no se llevó a cabo dicha estrategia de mercado porque el jefe, que había aprendido de la detención anterior , sabía que si alcanzaban un volumen muy alto de ventas podría llamar la atención de la Policía y hacer que se descubriese su entramado criminal. De ahí que se moviesen solo en el mercado local y provincial.
Actividad frenética
Un laboratorio cada tres meses La Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Comisaría General de Policía Judicial mantiene una actividad frenética. Desde principios de 2024 se han desmantelado ya cinco laboratorios como el de Alicante, lo que supone uno de cada tres meses. Para que la respuesta polical sea más eficaz, estos agentes, muy especializados, han empezado a formar a las plantillas locales para que sus policías puedan también hacer frente a este tipo de delincuencia con sus propios medios y con los mismos estándars de calidad que ellos. En conjunto, a lo largo del pasado año 2024 la misma Sección llevó a cabo 22 operaciones en las que se detuvo o imputó a un total de 200 personas. En estas investigaciones se practicaron 69 entradas y registros y se realizaron 37 inspecciones. En ese periodo de tiempo, los grupos dedicados a las investigaciones relacionadas con consumo y dopaje, practicaron 122 de los 200 arrestos.Una vez identificados los miembros del grupo y localizado el lugar donde estaba el laboratorio clandestino se realizaron las entradas y registros localizando el domicilio donde se ocultaba el laboratorio y donde el principal investigado pasaba la mayor parte de su tiempo trabajando en la fabricación de fármacos ilegales.
Se intervinieron más de 300.000 dosis de productos medicamentosos ilegales de tipo anabólico-esteroide, 44 tipos distintos de principio activo con un total de tres kilos -pudiendo suponer en el mercado más de 3.000.000 de dosis una vez finalizada la fabricación-, vasos de precipitación, una centrifugadora, encapsuladoras, miles de cápsulas y viales vacíos y más de 4.300 euros . Los 11 arrestados pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntas responsables de un delito de pertenencia a grupo criminal y otro contra la salud pública.La investigación sigue abierta porque aún hay una línea que explorar: la del dinero, pues todo apunta a que ha podido haber también un delito blanqueo . En este sentido, se ha pedido a distintos bancos el bloqueo de cuentas -la respuesta de las entidades es de momento satisfactoria- y además se sabe que parte de los beneficios se invertían en criptomonedas . También se estudia la contabilidad del ‘negocio’, que el principal responsable llevaba en soporte físico que ha sido intervenido, y se ha podido determinar que cada cliente pagaba entre 150 y 400 euros por pedido.
Fuente ABC