El pasado miércoles, en el estadio La Nueva Olla de Asunción del Paraguay, se disputó la Supercopa Internacional. El reglamento establece la modalidad de partido único, con alargue y definición por penales en caso de empate. Esta nueva “copa” nacional, creada en 2022 por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), sigue la tendencia del fútbol-espectáculo, signada por la búsqueda de mayores audiencias globales.
Se trata de una competencia sin linaje y desfasada un año del calendario, con sólo un antecedente: Racing Club (2) vs. Boca Juniors (1), Abu Dhabi-Emiratos Árabes Unidos (Enero 2023), con un modesto premio de u$s 500 mil dólares al ganador.
En esta ocasión, se enfrentaron el campeón de la Liga Profesional 2023 (River Plate) y el 2do. de la Tabla Anual de esa temporada (Talleres de Córdoba). Pese a la falta de jerarquía del trofeo, el resultado adverso en la tanda de penales (2-3), provocó desazón e incertidumbre entre los riverplatenses. Más allá de lo deportivo, una omisión inédita del DT acaparó las miradas durante la ceremonia de premiación.
El técnico más ganador de la historia de River
En su historial como entrenador de River registra 14 títulos (7 internacionales y 7 locales). En agosto de 2024, “el Muñeco” fue despedido por el Al-Ittihad J. C. de Arabia Saudita (33 partidos, 15 victorias, 14 derrotas y 4 empates, 176 días de gestión), habiendo precipitado su salida el conflicto con el goleador francés Karim Benzema.
“Es un día histórico para el Mundo River” señaló el presidente Jorge Brito al anunciar su regreso, con contrato hasta diciembre 2025. No obstante haberse reforzado el plantel con tres campeones del mundo (Qatar 2022), el 2do. semestre de 2024 resultó negativo: eliminación en semifinales de la Copa Libertadores vs. Atlético Mineiro (0-3 y 0-0) y 5°puesto en la Liga Profesional.
En 33 partidos disputados (2024-2025), el índice de efectividad es 57%, inferior al 72% obtenido en 2014 y del 74% de Martín Demichelis en 2023, en igual cantidad partidos.

Supercopa: sin trofeos y sin excusas
Luego del traspié en Asunción, Gallardo declaró en rueda de prensa: “No corresponde poner ningún tipo de excusa. En el partido de hoy hubo tres obstáculos: el adversario, el clima y nosotros mismos. He pasado por momentos adversos, sobre todo acá. Nada que desconozca. Cuando no salen las cosas, hay que seguir insistiendo. Y si hay que cambiar, hay que cambiar”.
Y agregó: “Quiero que seamos un equipo agresivo y que imponga condiciones. Es algo que está en el ADN. Eso nos han reconocido siempre. Hay tiempo de revertir este arranque de año y darle representatividad a la gente”.
¿Por qué no subió a recibir la medalla plateada?
Una vez consumada la derrota ante el equipo cordobés, respondió Gallardo ante los periodistas: “Fue un desenfoque mío. Estaba en otra cosa. Es más, ni siquiera, no me avivé y cuando ya habían pasado los jugadores ninguno de la organización me dijo, o sea, nos quedamos todos ahí porque no sabíamos. Bueno, nada, fue un pequeño desenfoque mío pero nada en particular, así que nada más que eso”.
Durante el acto de premiación, los jugadores de Talleres hicieron el clásico pasillo a sus colegas de River previo a recibir las medallas como finalistas. El presidente de AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, abrazó a Gallardo pero el DT no integró la fila de los que se colgaron la medalla. El Muñeco permaneció estático durante unos minutos, junto al presidente de River, Jorge Brito, Ignacio Villarroel (vicepresidente 2°) y Stéfano Di Carlo (secretario general).
A las pocas horas, los cronistas deportivos le hicieron recordar sus propios dichos de años atrás, ante un auditorio colmado por unas 2000 personas, incluyendo a deportistas olímpicos: “En el fútbol en nuestro país, ser profesional te hace perder de vista el espíritu con el que nosotros empezamos a hacer deporte. Cuando llegás a instancias profesionales, nos quieren hacer creer que lo único que vale es ganar, de la forma que sea. A veces eso nos confunde. Fui parte del equipo olímpico que participó en Atlanta (1996). Perdimos la final (3-2 frente a Nigeria, en el último minuto), nos tocó quedarnos con la medalla plateada. Nos quedó una tristeza grande y en nuestro país no fue reconocida esa medalla. Y hoy, viendo el esfuerzo que hacen ustedes para llegar a una olimpíada, me dan mucha emoción, porque cuando venía para acá sabía que me iba a encontrar con ésto. Y hoy valoro muchísimo aquella medalla de plata. ¡Y vaya si tiene valor! Como para ustedes competir con el espíritu de la pasión” (Gallardo dixit microestadio de River Plate, agosto 2018).
El poder del liderazgo
Jorge Valdano, campeón del mundo con la Selección Argentina en México 1986, y uno de los goleadores de la final frente Alemania (3-2), es autor del libro “Los 11 poderes del líder. El fútbol como escuela de vida” (Conecta, 2013). Valdano sostiene: “Un equipo es un estado de ánimo. En el fútbol es muy evidente, porque es un juego que afecta a la felicidad de millones de personas, y es algo que no se puede dejar en segundo plano. El “hay que ganar como sea” es igual a justificar la corrupción”.

Y agrega: “Siempre digo que el vestuario es una sociedad en miniatura. Está el líder, el gregario, el sindicalista, el rebelde, el melancólico; es uno de esos lugares donde puedes sacar conclusiones. Si quieren saber de crisis, métanse a un equipo de fútbol, tendrá por lo menos cuatro en la temporada”.
Como ejemplo de conducta en la derrota, Valdano rememora al legendario futbolista neerlandés Frank Rijkaard (23 títulos entre 1981y 1995), quien luego como DT ganó 4 títulos en España y una UEFA Champions League con el F.C. Barcelona (2005-2006); Mejor DT del Mundo 2006 (IFFHS).
“Recuerdo claramente su imagen, esperando como un soldado la salida del Real Madrid al campo para hacerle el pasillo en el Bernabéu, tras la obtención del título de liga. Ese día no murió nadie por hacer eso, pero nos quedó a todos una sensación de personaje digno que aceptaba con naturalidad el resultado del campeonato. Se trata de matarse en la batalla, y cuando ésta termina, de dar la mano al adversario”.
A esta altura de su carrera como entrenador, es indudable que Gallardo posee las cualidades de un líder innato. Y así, lo ha demostrado ampliamente, con el reconocimiento de los socios e hinchas de la banda roja. Su estatua luce tan enorme como vigorosa junto a la que homenajea al mítico don Ángel Amadeo Labruna (1918-1983).
Este momento de volatilidad en el juego, resulta ideal para reflexionar cómo enderezar el rumbo en lo inmediato y dar un salto de calidad.
También cabe hacer autocrítica y preguntarse: ¿Por qué el equipo no juega según lo planificado? ¿Da lo mismo ganar, empatar o perder? ¿No se entiende el mensaje?
En una sociedad todavía asfixiada por los fracasos del pasado, los triunfos deportivos (incluidas las medallas doradas, plateadas o de bronce) cotizan más que cualquier otro activo. La ambición de los fanáticos por “salir campeones” se renueva en cada torneo o disputa de un nuevo trofeo.
En medio del vendaval de emociones, solamente vale ganar aunque sea necesario colgarse del travesaño, con permiso para golpear impunemente al adversario o esperar una ayudita del VAR. Como bien suele remarcar Valdano, uno de los ejercicios más certeros para medir a un líder es ver qué nos deja a la hora de marcharse.
Fuente El Cronista