Mientras aumenta el gasto en jubilaciones por el cambio de fórmula, el Gobierno se prepara para el fin de la moratoria previsional.
El 23 de marzo vence la moratoria previsional que permitía a quienes no tuvieran los 30 años de aportes ya sea porque no trabajaron en el ámbito formal, sus empleadores no realizaron los aportes o se dedicaron a trabajos de cuidado.
Así, se eliminará el esquema que permitía el pago en cuotas de parte de los aportes para poder acceder a una jubilación. La mínima hoy es de $279.121,71. A ella se le suma el bono de $70.000 (congelado desde marzo de 2024), lo que deja a quienes cobran la mínima con ingresos de $349.121,71.
Una vez pasado el 23 de marzo, quienes no cuenten con los años de aportes pasarán a percibir la Prestación Universal para Adulto Mayor (PUAM), que representa el 80% de una jubilación mínima, equivalente a $223.297,36. Esta prestación se puede recibir a partir de los 65 años, por lo que para las mujeres serían 5 años más que su edad jubilatoria.
Esto afectará a 9 de cada 10 mujeres y 8 de cada 10 varones que están en edad de jubilarse no podrán hacerlo por no alcanzar los 30 años de aportes.
Según estimaciones del Centro de Economía Política (CEPA) en los últimos nueve meses del año (abril/diciembre 2025), el Estado nacional se ahorrará unos $220.000 millones por no prorrogar la moratoria previsional. El mayor ahorro ($195.000 millones) lo aportarán las mujeres de 59 años que no podrán acceder a la jubilación ni a la PUAM, ya que deberán esperar a los 65 años.

El 78,9% de los que cobran la mínima o menos corresponden a haberes que ingresaron bajo el régimen de moratoria, mientras que el 74% de los beneficiarios con moratoria son mujeres.
Por último, su fin se traducirá en que más de 200.000 personas no puedan acceder a una jubilación en este año.
Gasto en jubilaciones
El cambio de la fórmula de actualización de los haberes empujaron el gasto en los primeros dos meses del año.
La nueva fórmula indica que las jubilaciones deben actualizar por la inflación de dos meses hacia atrás. Según el CEPA, esta fórmula hace que las jubilaciones no pierdan poder adquisitivo, pero no permite que lo recuperen.
Así, el gasto devengado en jubilaciones y pensiones creció un 38% real interanual en febrero y un 32,1% en el primer bimestre, según Analytica.

Sin embargo, según el CEPA, las jubilaciones que no cobran el bono no le ganaron a la inflación y en el primer trimestre de 2025 el poder de compra está un 1,9% por abajo del último trimestre de la gestión anterior, mientras que las que reciben bono están un 13,3% por abajo.
Sin embargo, Analytica midió que el haber mínimo cubre el 110% de la canasta básica total para un adulto mayor, que fija su línea de pobreza medida por Indec.
A ello debe sumarse la eliminación de algunos medicamentos con cobertura del 100% para afiliados al PAMI y la modificación de los criterios de acceso a ese beneficio, así como los aumentos de los medicamentos que sí deben pagar, que treparon un 361,6% desde el cambio de Gobierno hasta enero de 2025.
Inflación y jubilaciones
La nueva fórmula impulsada por el Gobierno esconde un desafío: si la inflación se acelera, se reducirá el gasto, pero si desacelera, aumentaría.
Esto responde a que la actualización se hace en base a la inflación de dos meses atrás. En el ejercicio que realizó Analytica sobre esta fórmula, si la inflación se acelera constantemente 0,5 puntos porcentuales, el gasto previsional en el año acumularía un aumento de 6,6% interanual para diciembre de 2025.
Pero si la inflación desacelera 0,2 puntos porcentuales cada mes, y se acerca a cumplir con la meta del presupuesto de 18,2% interanual para diciembre, el gasto en jubilaciones y pensiones aumentaría 12,9% interanual.
Fuente El Cronista