La economía global atraviesa un momento de volatilidad, impulsada por una combinación de proteccionismo comercial, avances tecnológicos disruptivos y determinadas decisiones sobre política monetaria. La irrupción en el mapa global de la nueva Administración de Donald Trump en Estados Unidos ha dado un golpe al tablero y alimenta un escenario de incertidumbre, donde los inversores deben lidiar con cambios acelerados y un exceso de información que muchas veces distorsiona la percepción del riesgo. Sin embargo, pese a lo complejo del contexto, existen oportunidades para quienes sepan identificar las tendencias y evitar decisiones impulsivas.
Con el fin de exponer el diagnóstico de los analistas más centrados en hacer seguimiento de una atmósfera tan revuelta y ofrecer previsiones, Forinvest, la mayor feria de la finanzas y seguros de España, y El Confidencial, en colaboración con Banco Mediolanum, organizaron este miércoles una mesa redonda en Feria Valencia titulada Escenario económico global: perspectivas económicas 2025. Los tres panelistas encargados de compartir su conocimiento con el público asistente fueron Joaquín Maldonado, responsable de la Red de Banca Privada de Mediolanum; Concepción Sanz, directora del Servicio de Estudios del Banco Santander; y Eduardo García Castro, analista sénior: entorno macroeconómico y financiero de Mapfre. El acto contó con la presencia de la consellera de Hacienda de la Generalitat valenciana, Ruth Merino.
Los expertos coinciden en observar, por ahora, mucho más ruido que desequilibrios reales en la actividad económica en el mundo, pese a la existencia de riesgos subyacentes y estructurales, como puede ser una escasez crónica de inversión productiva en la Eurozona. Una perspectiva más realista que pesimista en la que España afronta un ejercicio con previsiones positivas pese a la existencia de amenazas en el horizonte. En clave de inversión financiera, la diversificación y la estrategia a largo plazo se convierten en los mejores aliados para enfrentarse a la coyuntura actual.
Joaquín Maldonado inició su análisis explicando que los mercados financieros atraviesan un periodo de “alta volatilidad” impulsado por lo que denominó “la triple T: Trump, tecnología y tipos de interés”. En su opinión, la influencia del presidente estadounidense “sigue marcando la agenda económica con políticas proteccionistas, especialmente a través de aranceles dirigidos a China, Canadá y México, principales exportadores a EEUU”. Además, “la revolución tecnológica está generando cambios estructurales en la economía, impactando en sectores clave”, apuntó. Del mismo modo, también señaló que “las decisiones sobre los tipos de interés añaden incertidumbre, con previsiones de recortes que podrían modificar el rumbo del mercado”. A este panorama, el experto sumó “una saturación informativa que dificulta la toma de decisiones racionales”. Sobre esta cuestión, advirtió sobre el fenómeno de la “infoxicación“, que va de la mano de “titulares alarmistas y narrativas extremas que influyen en la percepción de los inversores”, concretó. Ante este “ruido mediático”, se antoja fundamental “analizar los datos con criterio, diferenciando entre la especulación y las tendencias reales del mercado”.
“Ante el ruido mediático es fundamental diferenciar entre la especulación y las tendencias reales del mercado”, J. Maldonado (Mediolanum)
Sin embargo, a pesar del contexto de incertidumbre, el experto expuso que “existen factores estabilizadores que pueden convertirse en oportunidades para los inversores”. Joaquín Maldonado destacó la aparición de “anticuerpos” económicos, como “las inversiones masivas en infraestructuras y defensa en Europa, así como las previsiones de la Reserva Federal sobre posibles recortes en los tipos de interés”. Estos elementos “podrían estimular el crecimiento económico y compensar los efectos de la volatilidad. Además, la rotación de sectores en los mercados de renta variable sugiere que, mientras algunos activos pierden valor, otros emergen con fuerza”, añadió y puso un ejemplo: “El comportamiento de los valores tecnológicos chinos, que tras un mal desempeño el año pasado, muestran signos de recuperación”. En contraste, los “siete magníficos” del Nasdaq, que lideraron en 2024, “ahora se enfrentan a dificultades”, sostuvo. Para los inversores, “entender estos ciclos es crucial, ya que la diversificación y la adaptación estratégica pueden marcar la diferencia entre sufrir las turbulencias del mercado o aprovecharlas en su favor”, subrayó.


Sobre el papel del asesor financiero, el responsable de la Red de Banca Privada de Mediolanum aclaró que “es más relevante que nunca en este escenario de incertidumbre”. Recomendó “ir más allá de los titulares y ofrecer a los clientes una visión clara y fundamentada de la realidad económica” y concretó que “la labor del asesor no solo implica interpretar correctamente la información, sino también actuar como un guía que ayude a los inversores a tomar decisiones informadas y estratégicas”. ¿De qué manera? “Explicar conceptos como la triple T, la diversificación y la rotación de sectores permite transformar el miedo en acción. Un cliente asustado tiende a reaccionar impulsivamente, vendiendo en el peor momento y perjudicando su estrategia”. En cambio, “un cliente bien informado puede aprovechar las oportunidades que surgen en tiempos turbulentos. La clave está en adoptar una visión de largo plazo —continuó—, donde la economía mundial, pese a sus altibajos, ha demostrado históricamente generar crecimiento sostenido. En tiempos de volatilidad, la información y la estrategia son los mejores aliados del inversor”, aconsejó.
España, la excepción de la zona euro
Por su parte, Concepción Sanz, partió en su análisis de lo global para concluir en la evolución económica de nuestro país. De esta forma, bajo su perspectiva, “el panorama económico global para 2025 estará marcado por las tensiones geopolíticas y la disparidad en el crecimiento entre regiones”. Así, “mientras Estados Unidos avanza hacia el proteccionismo con una política económica más cerrada, la Unión Europea insiste en su modelo de apertura y estabilidad, apostando por el multilateralismo y el respeto a las reglas de juego internacionales”, remarcó. No obstante, “la economía europea afronta un crecimiento anémico, evidenciado por cifras preocupantes, ya que desde 2019, la zona euro ha crecido solo un 4%, mientras que Estados Unidos ha avanzado un 12%”, destacó. Asimismo, la inversión en la eurozona también refleja esta tendencia, “con una caída del 1%, frente al crecimiento del 15% en EEUU”. Por todo ello, consideró que “recuperar el dinamismo económico y la inversión es el principal reto del bloque, pero la estrategia basada en la competitividad ha perdido protagonismo: la defensa ha tomado un papel central en la agenda económica, lo que podría desviar recursos clave y afectar el crecimiento a largo plazo”, preciso.


En lo referente a España, expuso que “en este contexto, se ha convertido en una excepción dentro del bloque europeo, mostrando un crecimiento superior al de la media de la zona euro”. Según los datos que compartió la experta, “en 2024, el país creció por encima del 3%, y para 2025 se proyecta una expansión de al menos el 2,5%, con posibilidades de revisión al alza”. Entre los factores que Concepción Sanz considera claves se encuentra “el crecimiento de las exportaciones de servicios, que han ido más allá del turismo tradicional y han incluido sectores digitales y de valor añadido”, según explicó. Este dinamismo ha sido posible “gracias a ventajas estructurales como unos costes laborales competitivos y un proceso acelerado de digitalización tras la pandemia”, defendió. Y matizó que “España ha disfrutado de costes energéticos más bajos que otros países europeos, especialmente en comparación con Alemania, lo que ha permitido mantener cierta estabilidad industrial”. Igualmente, “la inmigración ha sido otro motor de crecimiento, aumentando la población activa y favoreciendo el desarrollo del sector servicios”, especificó la panelista.
“¿España consolidará un crecimiento estable o será un fenómeno pasajero dentro de la inestabilidad europea?”, C. Sanz (Santander)
A pesar del buen desempeño de la economía española, la directora del Servicio de Estudios del Banco Santander puntualizó que “surgen dudas sobre la sostenibilidad de este modelo de crecimiento a largo plazo”. “Aunque la inversión ha comenzado a despegar en los últimos meses —prosiguió—, su ritmo es inferior al del PIB, lo que no concuerda con un ciclo expansivo sólido”. De igual forma, “la estructura del crecimiento español también plantea desafíos, ya que se basa en factores idiosincráticos difíciles de replicar en otras economías europeas”. Entre estos elementos, destacó “la dependencia del turismo y la capacidad de atraer inmigrantes” como factores clave, aunque “no garantizan una expansión sostenida”, aclaró. Además, “la falta de inversión en sectores estratégicos podría limitar la competitividad futura del país”. Todo ello, lleva a la conclusión de que “aunque España se encuentra en una posición privilegiada dentro de la eurozona, la gran incógnita es si podrá consolidar un crecimiento estable o si su impulso actual será solo un fenómeno pasajero dentro de la inestabilidad económica europea”, concluyó.
Con la mirada puesta en los emergentes
La revisión del panorama económico global realizado por Eduardo García Castro se centró en las tendencias divergentes entre las principales potencias. Desde su punto de vista, “Estados Unidos sigue creciendo a un ritmo del 2%, en línea con su potencial, pero se enfrenta a riesgos asociados al extremismo político y a la posible intensificación de medidas proteccionistas, como aranceles y políticas fiscales restrictivas”. En contraste, “Europa muestra señales de un repunte cíclico tras meses de estancamiento, lo que podría contribuir a equilibrar el crecimiento global”, indicó. Sin embargo, el mayor cambio estructural “proviene de China”, potencia que “ha ido perdiendo su posición dominante como fábrica del mundo debido a la deslocalización de la producción y a la reconfiguración de las cadenas de suministro”, aclaró. Sobre este fenómeno, remarcó que “ha impulsado a nuevas economías emergentes, en especial a países asiáticos y latinoamericanos, que han capitalizado la redistribución de la actividad manufacturera y el comercio internacional” y por ello recomendó “insistir en la necesidad de vigilar las dinámicas proteccionistas y su impacto en la estabilidad global”.


Continuando con su análisis, el experto hizo hincapié en que los mercados emergentes se han convertido en actores clave dentro de este nuevo orden económico: “A diferencia de crisis anteriores, estas economías han logrado estabilizar sus flujos de capital y fortalecer su ortodoxia fiscal y monetaria, lo que les ha permitido evitar los históricos desequilibrios financieros que solían afectar su crecimiento”, detalló. Al mismo tiempo, “la inversión extranjera directa en estas regiones ha mostrado un comportamiento positivo en los últimos años, reflejando la confianza de los inversores en su estabilidad macroeconómica”, explicó. Un aspecto destacable para Eduardo García Castro es “la reacción temprana de sus bancos centrales frente a la inflación, aplicando medidas agresivas para contenerla, lo que ahora les permite mantener una política monetaria estable y alineada con su ciclo económico”. Como resultado, “sus monedas han mostrado una volatilidad menor en comparación con periodos anteriores, consolidando así su atractivo para los mercados internacionales”, precisó.
“Los emergentes han logrado estabilizar sus flujos de capital y fortalecer su ortodoxia fiscal y monetaria”, E. G. Castro (Mapfre)
Por último, el analista sénior del entorno macroeconómico y financiero de Mapfre resaltó que “a pesar de estos cambios estructurales, el principal desafío global sigue siendo la incertidumbre política y económica”. En su opinión, “los niveles de incertidumbre se encuentran en máximos históricos, lo que afecta el consumo y la inversión a nivel mundial”. Uno de los factores a tener en cuenta es “la creciente tendencia hacia el proteccionismo, con políticas que ponen en entredicho los beneficios del libre comercio de las últimas décadas”. “Este giro genera presión sobre los bancos centrales —remarcó—, que se encuentran en una fase de espera ante la dificultad de prever el impacto de estas medidas en la inflación y el crecimiento”. “En Estados Unidos, por ejemplo, la fortaleza del mercado laboral ha permitido mantener un crecimiento sólido, pero la incertidumbre en torno a las políticas comerciales podría alterar este equilibrio”, advirtió. Finalmente, el analista finalizó su intervención corroborando que “en Europa, la reciente decisión del Banco Central Europeo de reducir tipos de interés refleja una estrategia cautelosa ante un escenario de incertidumbre persistente”.
Fuente El Confidencial