El agua es un elemento imprescindible para la vida. Bien lo sabían los romanos y después los árabes que crearon en Andalucía una red de acequias fundamentales para el cultivo y abastecimiento urbano. Con el abandono progresivo de las localidades de interior y de la agricultura, estos canales llevan más de cuarenta años sin mantenimiento.
Las acequias son una solución sostenible para gestionar el agua y al mismo tiempo evitar fuertes escorrentías ya que desvían el agua, ayudan a prevenir la erosión y garantizan el suministro a los agricultores. El Laboratorio de Arqueología Biocultural de la Universidad de Granada (Memolab) , que nació al amparo del proyecto ‘Mediterranean Mountainous Landscapes’ , ha actuado desde 2014 en más de 96 kilómetros de acequias en todo el país, con especial incidencia en las provincias de Almería y Granada.
Estas actuaciones están lideradas por el profesor José María Martín Civantos, con su grupo de arqueólogos y voluntarios, algunos de ellos agricultores de la zona de actuación. Para la recuperación de las acequias se emplean métodos tradicionales, tal y como se limpiaban en la antigüedad, con azada para retirar la tierra, vegetación y permitir que el agua siga su cauce. Civantos combina la defensa de la agricultura tradicional con el uso de las últimas tecnologías y las redes sociales para convocar y organizar a los voluntarios que participan en estas iniciativas. A pesar de los esfuerzos realizados, el reto que queda por delante es colosal.
Los cálculos existentes varían, pero solo en las provincias de Granada y Almería hay, al menos, unas 550 comunidades de regantes y más de 830 espacios de riego históricos y tradicionales, que suponen casi 200.000 hectáreas de regadío, más de 24.000 kilómetros de acequias y alrededor de 90.000 regantes. La mayor parte de las comunidades ha sobrevivido durante siglos, mostrando una gran capacidad de resiliencia, pero actualmente se encuentran en grave riesgo de desaparición.«El regadío y la gestión del agua fueron fundamentales para el desarrollo económico de Al-Ándalus. Solo así se entiende el esplendor de los Omeyas y de la Córdoba Califal», señala Civantos. Aunque en la península Ibérica ya existían sistemas de canalización muy avanzados, como los acueductos romanos , fueron los árabes quienes pusieron el regadío en el centro de su modelo productivo.Uno de los canales más llamativos que han recuperado ha sido Aynadamar que se construyó, entre otros, para dar agua al barrio del Albaicín en Granada capital.
Este canal era el principal para abastecer a la ciudad desde su fundación en época medieval, además generó importantes espacios de cultivos históricos. Desde el punto de vista ambiental, la primera consecuencia es la posibilidad de dejar de utilizar aguas potables para el riego de las zonas ajardinadas del Campus de Cartuja.Voluntarios trabajan en la recuperación de una acequia en Jerez del Marquesado en Granada ABCEl 15 de marzo ha tenido lugar la limpieza del último de tramo de la acequia de Aynadamar, el objetivo principal es asegurar el mantenimiento y la protección de esta canalización recuperada en el año 2023. Una actuación que se abre a la participación ciudadana para su mantenimiento , su camino de paso contiguo, y así continuar con la regeneración paisajística y ambiental.Un fin de semana antes, se llevó a cabo la recuperación de acequias en la pedanía de Los Cerricos de Oria en Almería.
Más de 80 personas participaron en esta actuación que comprende tres canales de origen medieval que se abastecen de dos balsas. Un espacio que lleva abandonado más de 40 años y que tras su rescate repondrá un paisaje de gran valor cultural, histórico, agrario y ambiental. «Para nosotros es un logro porque son acequias perdidas, el agua escasea, pero tenemos manantiales que poder aprovechar y vamos a retomar los cultivos en zonas donde se plantaba hace medio siglo y hoy en día están dejadas. El hecho de ponerlas en producción es un aporte económico, aunque se trate de agricultura de subsistencia», explica Luis García, vecino y agricultor en Los Cerricos.Un proyecto reconocido a nivel internacionalEl proyecto ha sido reconocido en medios internacionales como The Guardian o The New York Time. «La primera limpieza que hicimos fue en Cañar, un pueblo de la Alpujarra. A partir de ahí se han ido recuperando más acequias y contribuyendo a su mantenimiento anual en colaboración con comunidades de regantes», explica la investigadora de Memolab, Elena Correa.El proyecto piloto se llevó a cabo en 2014 en el pueblo de Cañar. Durante un mes, Civantos y su equipo, junto con voluntarios, casi doscientas personas excavaron la tierra para recuperar las acequias. La acción permitió a los vecinos volver a cultivar cerezas y kiwis.
Esta iniciativa se ha extendido a otros lugares de España, pero necesitan apoyo financiero. Responsables políticos y las empresas no apuestan por la recuperación de las acequias, consideran que son ineficientes frente a las redes hidráulicas moderna. Frente a estas posturas Civantos defiende que el mayor desafío es preservar el antiguo conocimiento detrás de su existencia, además de la importancia de los sistemas de riego tradicionales para retener mejor el agua, recargar acuíferos y mejorar la fertilidad de los suelos. Memolab continuará con trabajando en colaboración con ayuntamientos, comunidades de regantes y asociaciones para luchar contra el cambio climático a través de la recuperación de las acequias.
Fuente ABC