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Siempre en privado, funcionarios de la Casa Rosada reconocían que el operativo por la marcha en el Congreso iba a tender a “desincentivar la violencia” y “mantener el orden público”. La idea del oficialismo es mantener su rígido discurso vinculado al accionar de las fuerzas de seguridad, pero sin dejar de priorizar cierta cautela para que no hubiera un desmadre en las calles del centro porteño.
A eso responde el nuevo operativo cerrojo que las fuerzas federales le hicieron al Congreso Nacional. Hay un vallado de dos cuadras a la redonda que impide el acceso de manifestantes a las inmediaciones del Palacio Legislativo: atrás de esa área solo pueden circular los efectivos de seguridad y personal autorizado.
En efecto, se busca que la Plaza de los Congresos no sea arena de batalla ante un eventual recrudecimiento del conflicto y que haya más arterias para que los manifestantes puedan evacuar ante una avanzada de las fuerzas que responden a Patricia Bullrich. La semana pasada las restricciones habían sido más laxas: los agentes tenían la instrucción de proteger el Palacio del Congreso, por lo que al reprimir y disuadir a los manifestantes volvían a replegarse, permitiendo que el ciclo volviera a repetirse continuamente.
Fue justamente la ministra de Seguridad Nacional quien hoy a primera hora de la tarde envió un mensaje en la previa de la manifestación. “Marcha o violencia: no es lo mismo. Alterar el orden público y la vida democrática es un delito federal. Si hay violencia, alejarse. Las Fuerzas actuarán”, publicó en X.
Marcha o violencia: no es lo mismo. Alterar el orden público y la vida democrática es un delito federal. Si hay violencia, alejarse. Las Fuerzas actuarán. pic.twitter.com/GpUNe2RvJp
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) March 19, 2025
La semana pasada, el presidente Javier Milei había ratificado a la ministra frente a los pedidos de renuncia de la oposición. Además, exaltó la política de disuasión y represión que le impartió a las fuerzas frente al recrudecimiento de la marcha. “El que las hace las paga, los buenos son los de azul y los hijos de puta que andan con trapos en la cara. Son los malos y tienen que ir presos”, dijo a su lado en su visita por Expoagro.
Puertas adentro hay funcionarios que reconocen que una repetición de los desmanes de la semana pasada puede desgastar fuertemente al Gobierno. El grave estado en el que continúa estando el fotógrafo Pablo Grillo -herido producto de una lata de gas lanzada por un miembro de la Gendarmería sin seguir los protocolos-, sumó tensión al asunto.
“Nadie quiere un muerto”, dijeron fuentes libertarias. Otras figuras, sin hablar en público, se sinceran y dicen: “Si tengo que ser cínico, nos sirve que nos tiren piedras porque le va a recordar a la sociedad de que hablamos cuando montamos el operativo”.
Ayer por la mañana, Bullrich visitó el despacho del asesor presidencial Santiago Caputo para informarle cómo sería el despliegue de la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura Naval y la Policía de Seguridad Aeroportuaria; que aportaron más de 1500 uniformados en total y que se suman a los 900 efectivos de la Policía porteña y los 600 agentes de tránsito.
También estuvieron presentes el titular y vice de la SIDE, Sergio Neiffert y Diego Kravetz, que le revelaron los informes preliminares sobre los focos de convocatorias que había para la marcha; y el secretario de Transporte, Franco Mogetta, quien coordinó con su par del Gobierno porteño para establecer mayores controles en las vías de acceso a la Ciudad.
Bullrich volvió a aparecer por Balcarce 50 este mediodía. Estuvo reunida con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; aunque hay versiones que indican que en ese encuentro aparecieron el presidente Javier Milei y la Casa Militar.
Uno de los puntos que se habrían hablado es la protección de la Casa Rosada ante un eventual desplazamiento de columnas desde el Congreso hacia esa zona. Eso mismo pasó la semana pasada, cuando cientos de manifestantes se apersonaron en la Plaza de Mayo y un puñado de ellos tiraron piedras hacia el edificio gubernamental. Otros se colgaron en las rejas del frontón delantero y colgaron banderas. “Acá no va a pasar nada ¿Sabés el arsenal que tenemos acá adentro?”, le dijo a El Cronista un funcionario libertario que labura puertas adentro.
Nota en desarrollo.
Fuente El Cronista
