Es domingo. Poco más de las 17.00 horas y aunque todavía falta tiempo para que se llene el patio de butacas de la sala Delibes, en el vallisoletano Teatro Calderón , los nervios ya están a flor de piel en la Salón de los Espejos, donde ensayan por última vez los jóvenes que van a competir en el segundo partido de la III Liga escolar de Improvisación teatral (Impromatch).
El sitio impone, admiten Pau, Enai, Aníbal y Daniel, algunos de los alumnos de la Escuela de Arte de Valladolid que se subirán en unas horas al escenario. Van de azul para diferenciarse de sus contrincantes y con una equipación que podría ser la de cualquier deportista. Para algunos, es ya su segundo curso en ‘Impro’; la mayoría se estrenan. Pero independientemente de la destreza y habilidades que hayan adquirido en estos últimos meses, todos coinciden en que esta técnica teatral basada en crear historias efímeras en el mismo momento en el que tiene lugar el espectáculo les está ayudando a «expresarnos mejor». «Ahora, cuando tengo que hacer una exposición en clase no titubeo tanto», puntualiza Pau al respecto.Ernesto Zuazo, uno de sus profesores de ‘Impro’, lo corrobora convencido del poder de «transformación social» que tiene este método: «Pronto se les nota que ganan seguridad en si mismos». Hace tres cursos que comenzaron a trabajar con los institutos, tiempo en el que han comprobado que «la improvisación es un canal de apertura para la confianza» y el crecimiento de la autoestima.
La formación comienza «a partir de octubre o noviembre» y a través de diversos ejercicios, lo primero que trabajan con los jóvenes, generalmente «de 15, 16 e incluso 17 años», es «la escucha, la adaptación y la confianza entre el grupo». «Se trata de adolescentes y lo primero es atraerlos a este mundo y que lo entiendan como una oportunidad para vivir una experiencia, para sentirse parte de algo de una manera voluntaria», sostiene este particular ‘entrenador’, recordando que «a esta edad están acostumbrados a que la vida se les arme desde fuera, pero pronto van a tener que comenzar a tomar sus propias decisiones». Además, destaca que este formato de ‘liga escolar’ les permite ampliar su círculo, ya que conocen a otros jóvenes «de barrios alejados o que viven realidades muy distintas a la suya». Y, además, cuentan con la ventaja de que lo hacen «en un marco incomparable» como es el Teatro Calderón: «Insistimos en que aunque el certamen tiene formato de competencia, no importa quien gane o pierda. Se trata de construir entre todos un espectáculo».
Mientras ensayan, Ignacio Laso no pierde ojo a su grupo de alumnos. Es profesor del departamento de Lengua del Instituto Ribera de Castilla, que este curso incorporó la ‘Impro’ como asignatura optativa de cuarto de Secundaria dentro de Artes Escénicas. De ella imparten una hora a la semana, mientras que la otra -de las dos que ocupa la disciplina- la dedican a la preparación de un montaje. En el poco tiempo que llevan con la formación no sólo ha brindado a los estudiantes una herramienta «para saber expresarse en público y perder ciertas vergüenzas», sino que a él como profesor también le está sirviendo para incorporar a sus clases «trucos y recursos» que las hagan «más activas».«Una activista» en la educaciónEste curso, son nueve institutos vallisoletanos -180 alumnos- los que han apostado por incorporar este taller a su programa en el marco de un proyecto impulsado por Impro Valladolid y subvencionado por la Fundación Municipal de Cultura.
Al frente de la iniciativa está Berta Monclús. Actriz, apasionada del teatro, se define como «una activista» de la educación. Es miércoles y le toca ‘clase’ en el Instituto Juan de Juni. Allí empezó todo. «Ahora hay más centros, pero hace tres años nadie sabía lo que era», explica Aurora Benito Olmos, profesora del taller de Artes Escénicas del citado centro, que cede una de sus horas al proyecto de Monclús. Esta educadora lo ve como «un complemento» a la formación que ella imparte. En su opinión, aporta «fundamentalmente, la capacidad de adaptarse de forma improvisada a las circunstancias de la vida». Sobre estas líneas, Berta Monclús, ideóloga del proyecto. Debajo, dos alumnos durante los ensayos de la Liga de Improvisación y el profesor Ernesto Zuazo FOTOS: I. TOMÉConfiesa Monclús que cuando hace tiempo redactó el proyecto lo hizo porque «sentía que era muy poderoso y necesario». Admite que llegar a los adolescentes es «muy difícil», pero el empeño que ponen termina calando: «Hay gente que nunca se había planteado subir a un escenario y lo acaba haciendo, aunque en principio lo pasen horrible: otros, una vez que se suben ya no se quieren bajar, y terminan por estudiar artes escénicas, lo que ni siquiera habían identificado como una profesión».
Sea su evolución mayor o menor, el trabajo de improvisación enseguida se percibe en el aula y así se lo han trasladado muchos profesores. ‘Chicos, no os podéis tapar las manos’ o ‘no estéis con los brazos detrás’ son algunos de los ‘mantras’ que repite hasta la saciedad en su taller. «Me está ayudando a tener más soltura en clase», admite Gonzalo, estudiante. Y su compañero Rodrigo añade: «A mí me está enseñando a tener mucha más confianza en mi mismo».Berta Monclús está convencida de que la inteligencia emocional es clave en la mejora del rendimiento académico : «Mi lucha es que se implementen todas estas herramientas. Ya no sirve de nada memorizar datos para ver quien es el mejor de la clase. Lo que les va a ayudar de cara al futuro es saber trabajar en equipo, sentir que pertenecen a un todo».
La Fundación SGAE reconoce con el Premio de Investigación 2024, a nivel nacional, a la joven salmantina Alicia Castaño por un trabajo en el que analiza cómo se programa ópera y zarzuelaDe la ‘riqueza’ que el teatro aporta a la educación sabe mucho Mercedes Asenjo, actriz y coordinadora de la labor pedagógica de Azar Teatro. Comenzó en la docencia prácticamente al salir de la escuela de Artes Escénicas. Primero en los pueblos; luego, en el Instituto Núñez de Arce, «donde estuve 14 años dando clase». En 2004, la compañía se hizo con un local donde imparte cursos para diversas edades, además de ser su sede y sala de espectáculos.
Actualmente tienen 150 alumnos: «¡Más que algunos colegios!», comenta riendo. Algunos llegan con inquietudes artísticas, otros simplemente porque «quieren probar y quitarse miedos»: «Tenemos bastantes estudiantes que vienen de experiencias traumáticas en institutos, gente que se ha tenido que cambiar de centro, que ha sufrido bullying y que tiene problemas de ansiedad…». No pretenden que salgan artistas, pero si que adquieran «los rudimentos básicos de lo que es el arte dramático, acercarse al trabajo actoral a través del cuerpo, la voz, la improvisación o de un texto ya construido».Aplicación en la vida realCree que el teatro aporta a los chavales una «riqueza» que no te permite otro tipo de conocimientos y que «realmente tiene mucha «aplicación práctica» en la vida real: «Se enfrentan a sus propios miedos. Les enseña a expresarse mejor verbal, corporal y también emocionalmente porque les ayuda a lidiar con sus propias emociones».
Y pone el siguiente ejemplo: «A lo mejor, a los 12 años uno no se ha enamorado perdidamente, pero el teatro permite explorar ese mundo emocional y cuando te llegue ese momento pues ya estás más preparado». Asimismo, considera que las artes escénicas «enseñan a ponerse en la vida de otra persona, saber empatizar», algo muy importante a cualquier edad, pero sobre todo en épocas «difíciles» como la adolescencia.A Mercedes le gusta trabajar «mucho» con los jóvenes porque «a pesar de las barreras que te ponen, es un material sensible muy interesante y cuando se dejan, sacas oro de ellos». Recuerda que «hoy, los chavales son carne de cañón que se pretende utilizar» y por eso es necesario que reciban una formación que les ayude a tener su propio criterio, a no dejarse manipular». Está convencida de que las artes escénicas pueden ayudar al respecto, así que en la ‘antesala’ del Día del Teatro, que se celebrará el próximo 27 de marzo, quiere dejar este mensaje: «Para nosotros, la educación artística debería ser parte de la educación general».
Fuente ABC