Por Darío Rosatti
La Matanza, 3 de mayo de 2025 – Total News Agency-TNA- La Matanza, el municipio más poblado de la provincia de Buenos Aires, se encuentra sumido en una crisis que refleja la ineficacia de la gestión del gobernador Axel Kicillof y del intendente Fernando Espinoza. Con un promedio de 44.640 toneladas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) generados mensualmente, la situación es alarmante, especialmente en barrios como La Batilla, donde las condiciones de vida se asemejan a las de las zonas más empobrecidas de la India o Bangladesh.
A pesar de los anuncios de programas de “gestión integral e inclusiva”, la realidad es que la falta de acción concreta ha llevado a que los vecinos y organizaciones ambientales exijan el cierre del relleno sanitario de CEAMSE en González Catán. Este predio, que recibe la basura de aproximadamente 2.3 millones de habitantes, no solo contamina el aire y el suelo, sino que también enferma las napas de agua potable, poniendo en riesgo la salud de miles de matanceros. La gestión de residuos se presenta como un “genocidio ambiental”, donde las autoridades parecen ignorar el sufrimiento de la población.

El intendente Espinoza no vive en La Matanza sino en una lujosa torre en Puerto Medro
La inseguridad, por su parte, ha alcanzado niveles críticos. La Matanza lidera el ranking de delitos en la provincia, con un aumento alarmante de homicidios en ocasión de robo. Todos los días, los matanceros viven con el miedo de convertirse en víctimas de la violencia desatada, con asesinatos impunes que se han vuelto rutina. La situación es insostenible, y los vecinos advierten sobre zonas liberadas donde el narcotráfico ejerce control absoluto. Esta situación se asemeja a la que se vive en Bolivia en la zona de El Chapare, donde el prófugo ex Presidente Evo Morales es protegido por narcotraficantes y las autoridades no pueden ingresar.
La falta de recursos en las comisarías y la incapacidad de la policía para responder a emergencias son síntomas de una gestión fallida. Los patrulleros, en muchos casos, no tienen combustible para salir a patrullar, lo que deja a la población a merced de la delincuencia. La ausencia de un plan de seguridad efectivo por parte de Kicillof y Espinoza es evidente, y las promesas vacías solo agravan la desconfianza de la ciudadanía.
En cuanto a la recolección de residuos, la situación es igualmente desastrosa. Sin puntos verdes, contenedores adecuados o una frecuencia de recolección que satisfaga las necesidades de la población, los vecinos se ven obligados a acumular basura en las esquinas y, en ocasiones, a quemarla. Esta falta de gestión responsable ha propiciado la proliferación de basurales clandestinos, que no solo afectan el entorno, sino que también agravan los problemas de salud pública.
Las solicitudes de información pública al intendente Espinoza sobre la gestión de residuos han quedado sin respuesta, lo que refleja la falta de transparencia y compromiso de las autoridades. La Matanza está atrapada en un ciclo de abandono y desidia, donde la combinación de problemas ambientales, sociales y de seguridad exige una respuesta inmediata y efectiva.
La pregunta que persiste es si Kicillof y Espinoza tendrán la voluntad política para abordar estas crisis antes de que la situación se torne irreversible, todo indica que no. La Matanza no puede seguir siendo el reflejo de un estado provincial y municipal fallido que ha dejado a sus ciudadanos en un estado de vulnerabilidad constante.