El director de cine Oliver Laxe ha participado este lunes en el preestreno de su última película, ‘Sirat’, un largometraje que supone un paso en firme para la trayectoria del cineasta gallego, que no evitó el «riesgo» y ofreció algo diferente a lo que acostumbraba en sus trabajos previos. Una propuesta que no pasó desapercibido desde su inclusión en la selección oficial del Festival de Cannes, en la que se consagró con el Premio del Jurado .Una obra que podría definirse como «muchas películas dentro de una», tal y como señaló el director durante su encuentro con los periodistas tras el visionado del film en Santiago de Compostela. A través de elementos propios de la ‘horror movie’ o la ‘road movie’, difícil de encasillar en un único género , la cinta nos transporta al viaje de un padre con su hijo pequeño -interpretados por Sergi López y Bruno Núñez- en busca de su hija y hermana, desaparecida hace meses. Un viaje por el universo de las ‘raves’ , en el que la música electrónica se vuelve constante, como las texturas arenosas y el sol abrasador del sur de Marruecos en el que se ambienta la película.Noticia Relacionada estandar No Oliver Laxe vuelve a casa tras conquistar Cannes con ‘Sirat’ Pablo Baamonde Vecinos de Navia de Suarna (Lugo) y director disfrutaron, juntos, la proyección de la cinta premiada por el juradoUna estética y temática naturalmente atractiva para los jóvenes, público al que Laxe se dirige directamente -aunque no en exclusiva- buscando generar en ellos un impacto que les invite a acudir a las salas de cine , escenario indispensable para apreciar el detalle técnico, tanto sonoro como visual, que ofrecer ‘Sirat’, así como aquellas películas con «alma», las que le «salvaron la vida» cuando era más joven.«Cuando era joven y tenía muchísimo frío, mi alma estaba congelada de vivir en este mundo, ver la luz, la libertad de ciertos autores y de ciertas películas, ver que no se hacían compromisos, a mí eso me calentó las manos, muchísimo me calentó el alma», explicó. Una experiencia a la que rinde tributo, «en diálogo» con sus maestros, para quelas nuevas generaciones puedan experimentar lo mismo y reconectar con la experiencia de ir al cine: «una comunión grupal».A título personal, Laxe reconoce que la película forma parte de un proceso de maduración, una experiencia de «egoreducción» que implica enfrentarse a las heridas de la niñez y evolucionar. Todo ello en un momento, la actualidad, con un «fuerte olor a cambio de ciclo». «Creo que vivimos en unos tiempos delicados, frágiles, pero que nos fuerzan también a mirar adentro », continuó el cineasta.Una experiencia que puede ser «dura», reconoció, y que refleja ese enfrentamiento a las situaciones de crisis en ‘Sirat’, con momentos impactantes que no buscan el «sadismo», sino un llamamiento a entender la importancia de vivir en el presente a pesar de los continuos estímulos que permean en nuestro día a día.
Fuente ABC