
La alianza entre el PRO y La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, que aún no tiene un sello pero que va por buen camino ya anunciado por los protagonistas del pacto, dejó un gusto amargo en la boca del gobernador Axel Kicillof.
Asimismo, puso en jaque a todo el arco oficialista en la Legislatura bonaerense, que entiende que las elecciones de medio término, que se celebrarán el próximo 7 de septiembre, estarán condimentadas por una campaña dura que unirá dos fuerzas contra un peronismo que se muestra cada vez más agrietado.
Obligará en tal sentido al gobernador bonaerense a moverse con rapidez y analizar todos los escenarios posibles, incluso rencauzar su relación con la ex presidenta Cristina Kirchner, a quien busca robarle protagonismo y esa será, de ser necesaria, la última opción a la que acudirá Kicillof.
Volverse arrodillado al kirchnerismo y delegar el poder a La Campora nuevamente no está entre las opciones del mandatario de la provincia de Buenos Aires, mucho menos después de todo lo que logró avanzar en el armado del kicillofismo con algo de éxito. Sin embargo sabe que no puede descartar esa posibilidad ante el avance de los dos partidos opositores con mayor representación social.
De hecho, si Kicillof logró ser reelecto gobernador en el 2023 fue gracias a la división del voto de ambos frentes, que presentaron a Carolina Piparo (LLA) y Néstor Grindetti (PRO). De haber ido unidos se hubiesen llevado el 50% de los votos, por encima del 44% que consiguió entonces el hoy gobernador.
Los tiempos corren y a kicillof le queda poco más de un mes para terminar de definir la estrategia que finalmente utilizará, teniendo en cuenta que tiene apenas hasta el 9 de julio para presentar una alianza.
Habrá, además, una variada gama de listas en las elecciones provinciales. En una de ellas se augura la presentación de María Eugenia Talerico que promete concentrar los votos de los PRO leales que no concuerdan con la ideología libertaria.
También habrá una lista de Unión Renovación y Fe que tiene como principal figura a Carlos Kikuchi que pretende quedarse con los sufragios de los votantes libertarios desencantados con La Libertad Avanza.
Ninguna de las dos listas promete llegar al 3% de los votos necesarios para conseguir una banca en la legislatura bonaerense, pero serán, sin dudas, dos de las que le terminarán restando votos a la alianza recientemente anunciada entre el PRO y LLA.
Eso alivia a Kicillof, pero solo un poco, porque sabe que con las dos fuerzas opositoras más fuertes y con un peronismo divido, las chances de quedar en segundo lugar, y bien lejos del primer puesto, son altas.
Si a ello se suma que en el armado libertario en terreno bonaerense se sumaron personeros del peronismo tradicional, incluso candidatos que compartieron boleta con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la batalla para el oficialismo está perdida.
Todo indica que el primer lugar se lo quedará el partido de la alianza. Kicillof casi no tiene chance y ello le complicará el Gobierno durante los próximos dos años, en los cuales de todas formas tendrá la cabeza puesta más en su candidatura presidencial que en el gobierno de la provincia.
Es sabido, y así lo deslizan desde la propia casa de gobierno bonaerense, que el gobernador buscará ser presidente en 2027 y de allí se desprende la decisión de armar el kicillofismo para separarse del kirchnerismo, que nunca lo dejó ser candidato en ninguna de las tres elecciones que se autopropuso.
Pero para ello debe atravesar aún dos años y medio de mandato al frente de la provincia, y hacer una mala elección podrá ser la primera traba en su carrera a aspirante presidencial.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today