Buenos Aires, 29 de mayo de 2025 – Total News Agency-TNA-En una nueva demostración de poder unilateral, el Reino Unido avanza con la construcción de un puerto de gran escala en las Islas Malvinas, desoyendo los reclamos históricos de soberanía de la Argentina y las resoluciones de Naciones Unidas que instan al diálogo bilateral. La obra, anunciada como una futura “puerta de entrada a la Antártida”, consolidará la infraestructura británica en el Atlántico Sur y fortalecerá su presencia en uno de los territorios más disputados del hemisferio.
Según fuentes oficiales británicas, el proyecto contempla el desmantelamiento del actual muelle, la construcción de una nueva calzada y el desarrollo de instalaciones capaces de recibir cruceros turísticos, barcos pesqueros, científicos y petroleros. Se estima que estará finalizado en 2027, con una inversión récord para el enclave ilegal, que aspira a convertir las islas en un polo logístico de relevancia geopolítica y económica.
Mientras el Reino Unido avanza con este ambicioso plan en territorio en disputa, el gobierno argentino mantiene en pie acuerdos de cooperación en materia de seguridad con la potencia ocupante. A mediados de mayo, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, firmó en Londres un memorando de entendimiento con su par británico, Dan Jarvis, para intensificar el trabajo conjunto en temas como crimen organizado, ciberseguridad y control fronterizo.
La incongruencia entre la política exterior argentina de reclamo soberano y la decisión de estrechar lazos en defensa con un país que refuerza su ocupación militar y económica sobre las Malvinas genera fuertes críticas. Legisladores, analistas y sectores diplomáticos advierten que la colaboración bilateral en materia de seguridad con el Reino Unido se contrapone al espíritu de las resoluciones internacionales que exhortan a Londres a negociar la soberanía del archipiélago.
El nuevo puerto tendrá un rol clave en el sostenimiento de flotas pesqueras extranjeras —principalmente de China, Corea del Sur, Taiwán y España— que operan en la Zona Económica Exclusiva argentina, así como en el abastecimiento logístico de bases antárticas y otras islas bajo dominio británico. También se proyecta como centro de mantenimiento de más de 350 embarcaciones, reforzando un esquema de explotación de recursos naturales que la Argentina denuncia como ilegal.
El avance de esta infraestructura se da en un momento de realineamientos diplomáticos y estratégicos en la región, donde la proyección hacia la Antártida, la competencia por los recursos y la militarización encubierta ganan protagonismo. Frente a este escenario, el acuerdo de seguridad con Londres aparece como un signo de desconexión política, que debilita la posición argentina en su histórico reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas.