Usualmente el análisis sobre cuanto sucede en la plaza local, se atribuye a factores domésticos. Pero en realidad la tendencia madre siempre surge desde Nueva York con las decisiones que adoptan los ejecutivos de los principales fondos de inversión.
Ello se ve en bonos, acciones y también en el “carry trade” sobre las monedas emergentes. El éxito en la colocación del Bonte 2030 la semana pasada, fue un reflejo de un flujo imperante en Nueva York, una ventana que aprovechó rápidamente el gobierno para colocar ese nuevo papel.
La agencia Bloomberg elabora un interesante Indice de Carry Trade, que mide al retorno total acumulado de comprar y mantener una posición compradora en las monedas de Brasil, México, India, Indonesia, Sudáfrica, Turquía, Hungría y Polonia.
El éxito en la colocación del Bonte 2030 la semana pasada, fue un reflejo de un flujo imperante en Nueva York, una ventana que aprovechó rápidamente el gobierno para colocar ese nuevo papel.
Ese indicador se ubicaba a principios de año en torno a los 245 puntos, y ahora se ubica en los 260. Para encontrar un nivel similar al actual hay que remontarse al 2018, que terminó luego en una brusca caída hasta los 230 puntos hasta mediados de ese año.
Y precisamente la Argentina también sufrió ese desarme del carry trade en plena gestión de Mauricio Macri. ¿Significa que ello se repetirá? No. Depende de varios factores. Y de hecho la situación fiscal y monetaria de la Argentina es más sólida que la imperante en esos años.
El mito del carry trade
Pero sirve también para desmitificar al carry trade, una operación en la que mete su cola la dirigencia política. Usualmente se le asigna como sinónimo a “la bicicleta financiera”, pero genera ganancias y pérdidas como cualquier otra inversión. Y depende más de los flujos, las tasas y las expectativas sobre el dólar, que por decisiones domésticas de los gobiernos.
Usualmente se le asigna como sinónimo a “la bicicleta financiera”, pero genera ganancias y pérdidas como cualquier otra inversión. Y depende más de los flujos, las tasas y las expectativas sobre el dólar, que por decisiones domésticas de los gobiernos.
El “Liberation Day” lanzado por Donald Trump el 2 de abril gatilló una salida de fondos de emergentes por el impacto de la guerra comercial iniciada por el presidente norteamericano. Luego, con las diferentes treguas acordadas con los principales países, los mercados emergentes y sus monedas se fueron recuperando. Los fondos desde Nueva York se volvieron a posicionar en esta categoría de países.
La Argentina no está en el Indice de Carry Trade de Bloomberg seguramente por su pasado y las diferentes restricciones que operaron, algunas subsisten, en las transferencias de fondos, los que ingresan y los que salen. Pero aún así llegan inversores a posicionarse en los papeles domésticos en pesos.
Hasta la semana pasada las letras y los bonos en pesos, Lecap y Boncap, eran los instrumentos más demandados por los inversores que no son sólo extranjeros: en muchas oportunidades son los propios locales los que realizan carry trade desarmando posiciones en dólares para volcarse a los activos en pesos.
Retornos
Los retornos en dólares que dejaron las inversiones en pesos en la Argentina fueron los máximos en emergentes en 2024 y en el 2025, como se preveía, se fueron reduciendo.
Con las tasas en baja, y la flotación del dólar, el 2024 era irrepetible. Aún así las tasas del 2,5% efectiva mensual de las Lecap siguen atrayendo inversores. El Bonte 2030 ayer con su debut fue la muestra saliente: con una tasa del 29,5% para los que participaron de la subasta la semana pasada era una gran alternativa si el Plan Milei se sigue cumpliendo mes a mes.
Su salto ayer a 109% de paridad confirma esa impresión inicial de que era un vehículo adecuado para canalizar el carry trade imperante.
“A los Bontes”, el clamor al unísono.
Fuente El Cronista