En Casa Rosada no vivieron la derrota en el Congreso del miércoles por las jubilaciones como una traición por parte de los gobernadores. “No se les puede pedir todo”, deslizó un funcionario acostumbrado a ver desfilar a los jefes provinciales por esos despachos. Pero tampoco lo dejan pasar ni van a relajarse de cara a la próxima etapa.
La estrategia ya se empezó a plantear y no diferiría de lo que se intentó hacer en Diputados sin éxito: demorar la sesión en el Senado y bloquear el quórum cuando llegue el momento. Una vez que el aumento del 7,5% de las jubilaciones, de $40,000 en el bono y la restitución de la moratoria alcancen el recinto, la moneda estará en el aire. Y nadie sabe de qué lado puede caer.
El miércoles por la noche, en Presidencia, confiaban en la palabra del presidente de Diputados, Martín Menem, que les aseguraba que no se iban a alcanzar los 129 presentes para arrancar. Pese a que la variopinta convergencia en torno al proyecto de suba en las jubilaciones alentaba el optimismo de quienes habían solicitado la sesión -de UP, Democracia para Siempre y Coalición Cívica a Encuentro Federal y el FIT-, Menem apostaba a que las diferencias en torno a la moratoria -donde no todos estaban alineados- para abrir una cuña, al menos en la votación. Eso y la ayuda de algunos gobernadores.

De ahí que ayer el malestar en Gobierno tuviera nombre y apellido. “Dijo que estaba todo controlado”, recordaron las palabras de Menem desde un despacho. En otro, se mostraron más condescendientes. Pero si los 142 votos a favor de la recomposición de haberes y el bono era una posibilidad, el giro de los 15 que se abstuvieron -cuando parte de ellos se había comprometido a votar en contra de la moratoria- los tomó por sorpresa a todos, al iluminarse el tablero con 111 votos a favor y 100 en contra.
“El sistema se reactiva de tanto en tanto para complicarnos”, ensayó como explicación otro referente libertario al analizar el traspié legislativo. En los pasillos de Balcarce 50 sobreactuaban tranquilidad. En parte porque lo ven como una batalla en tres tiempos, y apenas se jugó el primero.

“No se les puede pedir todo y todo el tiempo. Hay que saber cuándo apretar”, completaron la aclaración inicial. Si falla la estrategia del quórum (otra vez) y el Senado los convierte en ley, se activarán los resortes para blindar el veto como en 2024.
En Rosada tomaron notar de los aliados que no les fueron funcionales. También tienen nombre y apellido: Jaldo (Tucumán), Jalil (Catamarca), Sáenz (Salta), Orrego (San Juan), Vidal (Santa Cruz) y Llaryora (Córdoba). “Es lógico que se resguarden, pero seguro tomaron nota de cómo nos está yendo en las elecciones provinciales”, remarcaron desde Rosada. “En octubre, más de uno no va a querer estar del otro lado”, completó.
Fuente El Cronista