Buenos Aires, 8 de junio – Total News Agency-TNA–-El Congreso Nacional volvió a quedar en el centro de la escena, no por un debate legislativo profundo ni por alguna ley transformadora, sino por un nuevo escándalo protagonizado por dos conventilleras diputadas libertarias que parecen más cómodas en el barro de las redes que en el recinto: Lilia Lemoine y Marcela Pagano. El enfrentamiento incluyó desafíos a exámenes psicofísicos, acusaciones sobre maternidades dudosas y promesas legislativas a cambio de favores personales. Todo digno de una tarde de televisión chimentera.
La pelea comenzó cuando Pagano —ex periodista devenida en diputada— propuso públicamente que ambas se sometieran a los estudios que promueve en su proyecto de ley: exámenes psicológicos, físicos, análisis de sangre, orina y hasta una rinoscopia. “¿Vamos juntas?”, propuso con entusiasmo. Un reality en potencia.
Lemoine, que suele destacarse más por sus atuendos cosplay que por sus intervenciones parlamentarias, respondió con un golpe bajo: “Yo sí. Pero solo si vos contás quién es el papá de tu hijo… aunque vas a insistir con que fue inseminación con un donante, porque si no, perdés el fideicomiso”. Un nivel de institucionalidad que haría sonrojar hasta a las internas de un programa de canto juvenil.
Pagano, lejos de correrse del barro, redobló la apuesta con un extenso descargo donde defendió su maternidad, acusó a Lemoine de usar su banca para fines personales y hasta la responsabilizó de traicionar al mismísimo presidente Milei. “Sos tan patética que por celos le faltaste el respeto al presidente hablando de su intimidad”, lanzó, como si la política fuera una novela de prime time.
También la acusó de mentir sobre supuestos óvulos inseminados de “un hombre del poder” y de manipular a jóvenes para embarazos no reconocidos, a cambio de un proyecto de ley que garantice el anonimato. Una trama que no desentonaría en una temporada de House of Cards, versión low-cost.
Lo cierto es que este espectáculo, que poco tiene de debate parlamentario y mucho de reality mediático, deja en evidencia el precio de armar listas con criterios más cercanos al marketing y al histrionismo que a la formación o la trayectoria. En la cuna del oficialismo, donde el recorte del Estado es bandera, parece que también se ajustó en materia de filtros para representar a la ciudadanía.
Mientras tanto, la Argentina atraviesa una crisis económica, social y política de enorme profundidad. Pero en algunos sectores del Congreso, el drama pasa por saber quién es el padre de un niño nonato