La Scaloneta sigue firme por el sueño de un nuevo título, mientras los trasandinos mirarán el tercer Mundial seguido por TV. Opuestos que ya no se tocan.
Casi nueve años pasaron desde esa tarde en Nueva York y las dos selecciones cambiaron su rumbo tan drásticamente, siguiendo los lineamientos históricos. En medio de la crisis, institucional y deportiva, la Selección dio manotazos de ahogado, se metió a Rusia 2018 por la ventana y en el Mundial protagonizó un papelón desde todos los ámbitos. Mientras tanto, la camada de Vidal, Alexis, Medel y Bravo se daba la cabeza contra la pared: de campeonar por duplicado, a mirar la Copa del Mundo 2018 por TV.
Después de Rusia, la AFA pateó el tablero: modificó todo. Jugadores y cuerpo técnico (primero fue interino) para un proyecto distinto, para una renovación necesaria. Mientras la Selección sufría ese tiempo de adaptación, Chile no cambiaba. Y así se empezaba a construir la Scaloneta y (quizás el punto de partida fue el match por el tercer puesto de la Copa América 2019), Argentina dio un paso hacia adelante en aquel 2-1, en tanto que los trasandinos siguieron bajando.
La historia más reciente es mucho más fácil de explicar: siete años de un mismo ciclo, reflejados en las dos Copas América, el Mundial de Qatar y la Finalíssima que agigantan las vitrinas en Viamonte. Y del otro lado, los técnicos desfilaban en el banco chileno, los históricos iban y volvían, la renovación no se sostenía y así llegó al peor momento de su historia moderna.
Chile mirará su tercer Mundial seguido por televisión y está último en las Eliminatorias. Y Argentina toca el cielo con las manos.
Fuente OLE