Buenos Aires, 13 de junio de 2025 – Total News Agency (TNA) –La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), conducida por Sergio Darío Neiffert, incrementó su presupuesto para el año 2025 a más de \$80.872 millones, con una distribución marcada por una fuerte asignación a gastos reservados, que fueron utilizados en un 94% durante el mes de mayo, según consta en registros oficiales del Presupuesto Abierto del Estado nacional. Un organismo de inteligencia, para funcionar y lograr resultados, necesita de fondos y muchos de ellos deben ser rervados, pero hoy dia la SIDE no cumple con ningunos de estos deos puntos.
El desagregado de partidas revela que, dentro del presupuesto total, \$25.500 millones fueron asignados al programa de Información e Inteligencia, mientras que \$13.500 millones se destinaron directamente a gastos reservados, es decir, fondos que no están sujetos a control público, parlamentario ni judicial y cuya utilización solo queda registrada en actas secretas internas. De esta última partida, según pudo saber Total News Agency, se ejecutó casi en su totalidad en tan solo 30 días, situación que genera desconcierto incluso dentro del propio sistema de inteligencia.
Las fuentes consultadas aseguran que no hay en curso una cantidad de operaciones que justifiquen semejante ritmo de ejecución presupuestaria, salvo que se tratara del pago de deudas operativas acumuladas, lo cual resulta inusual para este tipo de organismos. Dentro del sistema de inteligencia nacional, fuentes a las que tiene acceso TNA en las dependencias integrantes como la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC) y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar (DNIEM) han manifestado en diversos ámbitos y por lo
bajo, su malestar por la concentración de fondos en la Secretaría, asegurando que sus propias estructuras quedan obstaculizadas por falta de recursos operativos, los cuales parecen haberse “perdido en un laberinto interno”.
El incremento presupuestario de este año fue formalizado mediante la Decisión Administrativa 10/25, y representa una continuidad de la política iniciada en 2024, cuando el Gobierno intentó asignar una partida adicional de \$100.000 millones a la SIDE por vía de Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Aquella medida fue finalmente rechazada por el Congreso Nacional, pero la actual administración insiste en la necesidad de robustecer los fondos del área de inteligencia. Este año, por medio del DNU 186/2025, el presidente Javier Milei amplió nuevamente el presupuesto de la SIDE en \$7.366 millones, con \$1.625 millones adicionales para gastos reservados.
En términos comparativos, la ejecución presupuestaria de la SIDE contrasta fuertemente con los niveles de inflación registrados: mientras el índice acumulado de inflación en lo que va del año asciende al 11,6%, el incremento acumulado en los gastos reservados del organismo trepa al 252%. Este desfasaje ha sido señalado por legisladores y analistas como un posible indicio de manejo discrecional de fondos en un área históricamente opaca, en un contexto donde otras partidas presupuestarias, como las destinadas a educación, salud y ciencia, sufren recortes significativos bajo el argumento de austeridad fiscal.
El Gobierno sostiene que el refuerzo presupuestario se enmarca en una estrategia para fortalecer la lucha contra el crimen organizado y los ciberataques, de los que no se aprecian resultados, y que el sistema de inteligencia requiere mayor capacidad operativa en tiempos de amenazas asimétricas. No hay a la vista detenciones importantes sobre narco criminales organizados y las hackeos a dependencias estatales son permanentes.
No obstante, desde la oposición se advierte que no existen evidencias concretas de operaciones en marcha que ameriten semejantes niveles de erogación. Tampoco se ha presentado ante la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos de Inteligencia una actualización del Plan de Inteligencia Nacional, como establece la legislación vigente.
A su vez, distintas voces del arco político reclaman mayor transparencia y control parlamentario sobre los gastos del sector. Aunque los gastos reservados están eximidos del escrutinio público por su propia naturaleza, su crecimiento sostenido y acelerado despierta preocupaciones sobre posibles desvíos o utilización con fines ajenos a la inteligencia estatal.
Las controversias que rodean al funcionamiento de la SIDE no son nuevas, pero el volumen actual de recursos manejados de forma confidencial y su rápida ejecución colocan al organismo en el centro del debate institucional. En medio de un clima político marcado por la polarización y con un contexto social golpeado por ajustes en áreas sensibles, la inversión silenciosa pero creciente en inteligencia y espionaje resurge como una señal de alerta para los sectores democráticos que reclaman equilibrio entre seguridad nacional y control republicano.
La SIDE se mantiene como un actor central en el tablero estatal, pero los interrogantes sobre su uso de fondos y la falta de resultados visibles refuerzan la necesidad de un debate más profundo sobre qué rol debe cumplir y bajo qué controles democráticos debe operar el sistema de inteligencia argentino.