Por Nicolás J. Portino González
Después de dos décadas de acumulación de poder, impunidad y una riqueza inexplicable que floreció al ritmo del gasto público y el direccionamiento obsceno de la obra pública, la Justicia argentina acaba de cerrar un capítulo con lo que no puede definirse de otro modo más que como una parodia legal. Imagen: La foto que ilustra ete artículo habla por si sola, detras de Baez, esta la rea.
Seis años de condena. Prisión domiciliaria. Y el embargo de USD84 millones.
¿Esto es todo? ¿Esto es lo que el Estado tiene para ofrecer como respuesta a uno de los casos de corrupción más monumentales de la historia democrática argentina?
Cristina Fernández de Kirchner, “arquitecta egipcia” del sistema que saqueó al país durante años, cuyo entorno personal y político se enriqueció como en tiempos del virreinato, recibe una pena menor a la de un narcotraficante de frontera o un motochorro reincidente.
Seis años. Seis. ¿Cuánto representa eso frente a los veinte años de daño institucional, económico y moral?
Pero vayamos al punto más insultante: la prisión domiciliaria.
No hay cárcel común. No hay rendición verdadera. No hay ni siquiera una imagen simbólica de humildad ante la ley. Hay comodidad, cuidados médicos privados, hogar, privilegios.
¿Esto es lo que implica “si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”? ¿Un arresto de living con café gourmet y jardín?
Ni el concepto republicano más débil soporta semejante caricatura de castigo.
Y por último, el colmo: USD84 millones.
Ese es el monto embargado. Como si fuera relevante. Como si una mujer que ha sido dos veces presidenta, jefa de gabinete en las sombras, senadora y figura clave del armado político más corrupto desde la vuelta a la democracia, pudiera ser medida en dólares confiscables.
Solo uno de sus operadores más visibles, Lázaro Báez, acumuló más de 415.000 hectáreas en todo el país.
¿Sabés cuánto representa eso? Más de USD6.600 millones solo en tierras. Y no hablamos de su flota aérea, de hoteles, de estancias, de estructuras empresarias fantasmas ni del lavado con aval judicial.
USD84 millones es una falta de respeto a la memoria reciente.
Un insulto para cualquiera que haya vivido con sus cinco sentidos entre 2003 y 2023.
Esto no es justicia.
Esto es el cierre de un acto.
Un gesto. Una puesta en escena para la tribuna.
Cristina no cayó. Cristina fue amortiguada.