Buenos Aires, 22 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA –La interna en el peronismo bonaerense volvió a escalar tras declaraciones de la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, una de las principales referentes de La Cámpora, quien cuestionó el armado electoral impulsado por el gobernador Axel Kicillof de cara a las elecciones legislativas del próximo 7 de septiembre. La dirigente reclamó “respetar la unidad con Cristina Kirchner como conductora”, enviando una señal directa al mandatario provincial, que avanza con su propio espacio político, el Movimiento Derecho al Futuro.
Las declaraciones de Mendoza se producen en un contexto de creciente malestar dentro del kirchnerismo duro, que observa con recelo el intento del gobernador de organizar las listas de manera autónoma, con el respaldo de intendentes del conurbano y sectores sindicales. Según allegados al mandatario, “las listas provinciales las va a armar él, y no al revés”, en clara referencia a la influencia que históricamente tuvo el círculo de Cristina Kirchner sobre la confección de candidaturas.
En diálogo con Radio Del Plata, Mendoza expresó: “No entiendo cuándo se rompió la unidad del peronismo, esa que en 2019 fue impulsada por Cristina Kirchner para recuperar el Gobierno y que permitió ganar la provincia en 2023. Esa unidad debe seguir respetándose”. La intendenta advirtió que quienes estén construyendo otros espacios políticos deberían manifestarlo abiertamente, al tiempo que responsabilizó al actual gobierno nacional por el contexto adverso: “PBA está siendo muy dañada por un gobierno cruel”.
Presión sobre la Corte Suprema y defensa de Cristina Kirchner
En la misma entrevista, Mendoza endureció su discurso contra el Poder Judicial y calificó de “ilegítima” la condena a seis años de prisión contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad. “No podemos esperar nada de una Corte corrupta, compuesta por hombres que son empleados de la mafia. Hay un avasallamiento sobre una mujer inocente”, aseguró.
La expresidenta, que cumple prisión domiciliaria en su departamento del barrio porteño de Constitución, se mantiene activa en el plano político y ha reiterado su voluntad de sostener el esquema de unidad que impulsó desde 2019. Sin embargo, la tensión con Kicillof marca una fractura expuesta dentro del Frente de Todos, hoy sin conducción unificada ni estrategia electoral clara.
El gobernador, por su parte, evita confrontar abiertamente con La Cámpora, pero mantiene reuniones reservadas con intendentes del interior y el conurbano para definir candidatos propios. Fuentes cercanas a su entorno señalan que no se propone romper con el kirchnerismo, pero sí “reposicionar su liderazgo” de cara a un posible escenario presidencial en 2027.
En medio de este escenario de disputa, el kirchnerismo duro busca reforzar su narrativa de persecución judicial, mientras activa su maquinaria territorial de cara a los comicios legislativos, en los que se jugarán bancas claves en el Congreso y el futuro equilibrio interno del movimiento peronista.
La disputa entre el camporismo y el kicillofismo por el armado de listas no sólo refleja diferencias de estrategia electoral, sino que expone una fractura de poder dentro de un peronismo aún marcado por la figura de Cristina Kirchner, pero enfrentado a los desafíos de una nueva etapa sin liderazgos incuestionables.