
El peronismo está en fase de trabajo para lograr la unidad. La condena contra la expresidenta Cristina Kirchner en la Causa Vialidad aceleró un proceso que había comenzado a orquestarse solo semanas antes.
Los más altos dirigentes mantienen conversaciones y reuniones reservadas. Negocian alianzas y listas y están dispuestos, cada uno con un reclamo particular, a conseguir que todos los frentes de filo peronistas se muevan por un mismo carril.
Sergio Massa resurge tras su derrota en las elecciones presidenciales del 2023. Es la figura clave de este armado y mantiene relaciones cordiales con todos los sectores. Quiere que el kicillofismo y el kirchnerismo se fundan en una sola pieza.
Uno de sus referentes, el diputado nacional Daniel Arroyo, ya dio por hecha esa unidad. Asegura que la gente está muy enojada con el Gobierno del presidente Javier Milei y que ello quedó expuesto por la falta de participación en las elecciones que se vienen llevando a cabo en todo el país.
Es una lectura parcial, porque lo que demuestra ello en realidad es el descontento con la política toda, sino se hablaría de la derrota del Gobierno en todo caso y no de la escasa participación de los padrones provinciales.
Pero en definitiva algo de razón tiene, y es que el votante está enojado con el Gobierno, aunque también con la oposición. La realidad es que el encarcelamiento de la ex presidenta envalentonó al peronismo.
Sus fanáticos, lejos de verlo como un punto en contra, alzan la voz en su irrazonable lucha “contra la proscripción” y la “persecución” del Gobierno, la justicia y los medios de comunicación. Se convencen de que eso le regalará una victoria al peronismo, primero en la Provincia de Buenos Aires, luego a nivel nacional.
Los resultados de la elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires, donde con Leandro Santoro como cabeza de lista el peronismo quedó en segundo lugar y muy cerca de Manuel Adorni, les regala una fuerte esperanza.
Ahora el kirchnerismo, y Cristina Kirchner particularmente, le dio vía libre a Máximo Kirchner, quien comenzó a plantear un perfil mucho más alto la última semana y media. Habla con los medios y se muestra públicamente mucho más seguido de lo que supo hacerlo hasta ahora.
Es el nuevo dirigente que busca abrirse dentro del frente que encabezó históricamente la expresidenta. Hoy es el nombre que más suena para competir en la Provincia de Buenos Aires en reemplazo de su madre. Ese es todo un dato a tener en cuenta.
El diputado nacional era a quién enviaba la titular del Partido Justicialista para negociar la unidad con Axel Kicillof, hecho que terminó hartando al gobernador y una de las razones por las que decidió iniciar su avanzada independentista.
Pero el encierro de CFK cambió el escenario drásticamente, porque Máximo hoy puede hacer públicas sus críticas con mayor soltura. “Desde algunos sectores se llevó la discusión a niveles personales, pero hay que discutir las políticas, porque la tarea no solo es que el 10 de diciembre de 2027 asuma una argentina o un argentino con ideas diferentes a las de este gobierno, sino que el día que termine su mandato se vaya como se fue Cristina, porque si no pareciera que fuera solo una carrera para llegar a la Casa Rosada”, sostuvo.
Ese fue un guiño directo al gobernador bonaerense, quien tiene en mira el sillón de Rivadavia y planea jugar por él en las próximas elecciones presidenciales, pero no desde el sello kirchnerista, sino uno propio.
Lo que le está diciendo Máximo a Kicillof con esto es básicamente que no dinamite puentes con el resto de la oposición. Que va a necesitar del kirchnerismo y La Campora, no solo para llegar a la presidencia, sino para gobernar.
En definitiva, a pesar de que el peronismo comienza a mostrar signos de unidad, todavía resaltan las diferencias, lo que denota que, a pesar de unirse de cara a las elecciones venideras, nada indica que los distintos sectores vayan a ejercer el poder de forma unánime.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today