El ministro de Defensa, Luis Petri, llegó a Estados Unidos para una crucial reunión con Pete Hegseth, jefe del Pentágono, en un encuentro que marca la primera interacción a nivel ministerial entre los gabinetes de Trump y Milei, reflejando una creciente alianza política y militar entre Argentina, Washington y Tel Aviv.
La visita de Petri cobra particular relevancia estratégica, dado que ocurre en un momento sensible para la política exterior estadounidense, justo después de los bombardeos sobre instalaciones nucleares en Irán, en el marco del reciente conflicto con Israel.
Entre los puntos centrales de la agenda, se destaca la inminente entrega a Argentina de seis aviones F-16 antes de fin de año, como parte de una adquisición mayor de 24 unidades compradas a Dinamarca por $300 millones. Estas aeronaves supersónicas, fabricadas hace casi 40 años por Lockheed Martin y posteriormente modernizadas, requieren la compra de un sistema de armas adicional, cuyo costo se estima en unos $700 millones.
Además de los F-16, Petri también está explorando la posibilidad de adquirir los vehículos blindados “Striker”, desarrollados por General Dynamics, una demanda histórica del Ejército argentino.
La “peregrinación” de Petri para la compra de armamento
Esta visita a Estados Unidos no es la primera escala internacional de Petri, ya que el funcionario ya estuvo en Dinamarca y Francia, donde se reunió con sus homólogos europeos para avanzar en compras de aviones y otros equipos ofrecidos por el gobierno de Emmanuel Macron.
Adicionalmente, Argentina mantiene una activa agenda militar con Israel, con quien firmó un memorándum de cooperación que incluye aspectos de defensa y provisión de material bélico.
En línea con este objetivo, el Estado Mayor Conjunto, bajo la dirección de Xavier Isaac, analiza la adquisición de municiones de bajo calibre y un sistema de drones al gobierno israelí, con financiamiento del Fondo Nacional para la Defensa (Fondef).
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today