Ucrania, 2 de julio – Total News Agency-TNA-El Ejército ruso estrecha el cerco sobre la ciudad ucraniana de Kostantínovka, en la región oriental de Donetsk, intensificando los bombardeos y obligando a las autoridades locales a acelerar la evacuación de civiles que permanecen en una zona convertida en campo de batalla. Equipos especiales de la policía ucraniana, conocidos como “Ángeles Blancos”, operan diariamente para retirar a quienes aún residen en una ciudad donde ya casi no quedan habitantes ni servicios básicos.
De los 67.000 habitantes que Kostantínovka tenía antes de la guerra, sólo unos 8.500 permanecen en el lugar, según estimaciones del ayuntamiento. La situación se torna cada día más crítica: los ataques rusos provocan muertos y heridos con frecuencia, y las condiciones de vida se han vuelto insostenibles. El Ejército ucraniano ha desplegado redes sobre las rutas de acceso para proteger los convoyes de evacuación del ataque de drones kamikaze, equipados con explosivos.
Uno de los grupos que participa de las evacuaciones es liderado por el oficial Hennady Yudin, quien recorre la ciudad junto a su equipo en vehículos blindados y armados. Durante una reciente jornada de trabajo, los efectivos rescataron a un anciano ciego, quien fue guiado fuera de su vivienda por el agente Dmitro, en medio de calles desiertas marcadas por el fuego enemigo.
En otro sector, una mujer mayor con hipertensión y vómitos se negaba a dejar su casa. La agente Nastia intentó convencerla, prometiéndole atención médica inmediata. “Sólo media hora hasta el hospital”, le aseguró. Finalmente, la mujer accedió a marcharse.
Cadáveres, destrucción y miedo al futuro
La situación humanitaria en Donetsk es desesperante. En Pokrovsk, otra ciudad de la región, los “Ángeles Blancos” recogieron los cuerpos de dos personas fallecidas por impactos de drones, incluyendo a un hombre cuya hija había solicitado asistencia para darle sepultura digna. Según Yudin, ya se han cavado al menos 22 fosas comunes junto a rutas y edificios abandonados.
El trabajo del equipo policial no está exento de riesgos. Mientras cargaban un cuerpo, un dron explotó cerca del vehículo. Dmitro resultó herido en una pierna por esquirlas, fue atendido en un hospital y se reincorporó a sus tareas.
Los signos de la guerra se multiplican en cada rincón: casas destruidas, coches calcinados, autobuses abandonados y rosas frescas sobre la banquina donde recientemente murió un conductor. En las afueras de la ciudad, Viktor, un anciano sentado sobre sus valijas, aguardaba su turno para evacuar. Sus vecinos, una pareja de jubilados, también se preparaban para dejar el lugar, resignados: “Pensábamos que todo iba a mejorar, pero está cada vez peor”, lamentó Natalia.
“No pedimos mucho”
En medio de las ruinas del edificio ferroviario aún se puede leer una frase en inglés pintada en un muro: “No pedimos mucho, sólo necesitamos artillería y bombarderos; del resto nos encargamos nosotros mismos”. El espíritu de resistencia permanece, pero el avance ruso y la destrucción generalizada obligan a muchos a partir.
Algunos, sin embargo, dudan. Una anciana evacuada confundió a los policías con tropas rusas. “¿Son de Moscú?”, preguntó desconcertada. Dmitro respondió con ironía, pero el clima no daba lugar a risas. Más adelante, en un pequeño departamento, Serhii convencía a su hermana Tetiana de abandonar la ciudad. Ella lloraba entre las maletas. “Hay personas que tienen más miedo al futuro incierto que a la muerte misma”, reflexionó Yudin.
Los evacuados son trasladados a refugios en Pavlogrado, región de Dnipropetrovsk, donde reciben asistencia básica y asesoramiento para acceder a prestaciones sociales, aunque las ayudas no alcanzan para garantizar alquileres en zonas relativamente seguras. “Me mudo a un mundo incierto”, resumió Viktor antes de subir al vehículo.
Mientras tanto, el convoy policial volvió a ingresar en Kostantínovka. Dos mujeres más esperaban ser evacuadas. El reloj avanza en contra de la población civil atrapada entre el fuego cruzado y la desesperanza, mientras la guerra no da tregua en el este de Ucrania.