Pekín, 20 de julio de 2025 – Total News Agency-TNA-La República Popular China parece haber asumido un rol creciente como nuevo proveedor de armamento avanzado para Irán, en un momento en que Teherán busca restablecer su capacidad disuasoria frente a amenazas regionales y ante la menguante asistencia militar por parte de Rusia, cada vez más concentrada en su frente de batalla en Ucrania.
Según expertos y fuentes diplomáticas consultadas, el deterioro de la capacidad rusa para sostener exportaciones militares, debido tanto a las necesidades internas derivadas del conflicto como a las sanciones internacionales, ha empujado a Irán a diversificar sus alianzas estratégicas, inclinándose hacia Oriente, con especial interés en Pekín.
“El fortalecimiento de sus capacidades de defensa aérea es ahora claramente la prioridad inmediata de Irán, y China ha logrado avances significativos en áreas como el desarrollo de cazas de guerra”, afirmó Hongda Fan, académico del Instituto de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghái. El experto mencionó el reciente uso de cazas chinos J-10C por parte de Pakistán en su conflicto con India, con resultados favorables ante los Rafale franceses operados por el Ejército indio, como una muestra del poderío tecnológico de Pekín en la industria de defensa.
A pesar de que China continúa declarando oficialmente una política prudente respecto a la exportación de armas —alegando que no comercia con países en guerra—, se han reportado conversaciones de alto nivel para la posible venta de cazas J-10C y sistemas de defensa aérea. La embajada china en Israel negó recientemente que se haya concretado una entrega, pero no descartó futuras negociaciones. “China nunca ha buscado intereses egoístas ni competencia geopolítica en Oriente Medio”, expresó el portavoz de la embajada en EE.UU., Liu Pengyu.
La relación militar entre China e Irán sigue en etapa embrionaria y, hasta el momento, ha estado limitada a maniobras conjuntas junto a Rusia. Sin embargo, desde la firma del Acuerdo de Asociación Estratégica Integral en 2021, las señales de un acercamiento sostenido se multiplican. Irán, además, ha ingresado a marcos multilaterales como los BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que fortalecen su vínculo con Pekín, aunque sin compromisos de defensa mutua.
En contraposición, las relaciones con Rusia —con las que Irán ha compartido objetivos estratégicos desde el inicio de la guerra civil en Siria— atraviesan una fase de desgaste. Si bien Teherán ha provisto a Moscú de drones suicidas Shahed, ahora utilizados ampliamente en la guerra de Ucrania, el apoyo ruso durante la reciente guerra entre Irán e Israel fue limitado. Vladimir Putin optó por mantener una postura neutral, lo que ha generado una fuerte desilusión en Teherán.
“El alcance de la cooperación técnico-militar entre Rusia e Irán es limitado y ha enfrentado altibajos durante décadas”, explicó Vladímir Sazhin, investigador del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia. “Moscú frecuentemente ha sido incapaz o reacia a satisfacer las demandas iraníes”.
Esta situación ha incentivado el giro de Irán hacia China. Pero Pekín, que mantiene relaciones diplomáticas activas tanto con Israel como con los países del Golfo, sigue viendo a Irán como un socio estratégico de alto riesgo. “Si Irán quiere una cooperación militar similar a la de China con Pakistán, tendrá que revisar su política exterior”, advirtió Hongda Fan. “La percepción de Irán como potencia regional ha complicado sus relaciones exteriores”.
El ministro de Defensa iraní, Aziz Nasirzadeh, participó recientemente en la reunión de la OCS en China, y según informes de prensa, se habrían abordado posibles acuerdos de transferencia tecnológica y adquisición de sistemas aéreos. No obstante, no se ha confirmado públicamente ningún contrato.
China sigue siendo uno de los principales compradores de petróleo iraní, con importaciones cercanas al medio millón de barriles diarios. Este flujo energético, vital para Teherán en medio de las sanciones occidentales, fortalece el lazo económico entre ambas naciones y podría allanar el camino para una cooperación militar más sustancial.
No obstante, analistas como Alireza Taghavinia advierten que Irán no debe depositar expectativas desmedidas en sus aliados orientales. “Ni Rusia ni China respaldarán completamente las ambiciones estratégicas de Irán”, dijo. “Actúan por interés, no por ideología. Para China, Israel también es un socio clave”.
A la luz de la devastación sufrida por Irán durante su último conflicto con Israel —que incluyó daños severos a instalaciones nucleares y la muerte de altos mandos militares—, la dirigencia iraní enfrenta una encrucijada. Según Ali Vaez, del International Crisis Group, “la decepción con Moscú y las limitaciones de su tecnología militar han hecho que China sea una alternativa más atractiva”.
La decisión, insisten los expertos, está ahora en manos de Teherán. Si desea avanzar hacia una verdadera cooperación en defensa con China, deberá mostrar una actitud menos confrontativa y más alineada con los intereses estratégicos de Pekín. Por ahora, el futuro de esta nueva alianza depende del equilibrio que Irán esté dispuesto a aceptar entre su ambición regional y la cautela geopolítica de sus nuevos socios.