Este 10 de agosto, fecha en la que se conmemora el Día de la Fuerza Aérea Argentina, se recuerda el hito fundacional que marcó el inicio de la aviación militar en el país. Fue en 1912 cuando el presidente Roque Sáenz Peña firmó el decreto que dio vida a la Escuela de Aerostación y Aviación Militar, anticipando el papel decisivo que tendría el dominio del aire en los conflictos del siglo XX.
A propósito de este aniversario, el ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, posteó en su cuenta de X: “Construir una @fuerzaaerea_arg moderna es formar a quienes la hacen volar, sostenerla, equiparla y darle rumbo. Es apostar por una Argentina grande, que se eleva, que se defiende, que sueña alto”.
“Y eso es lo que vinimos a hacer -agregó Petri- con el presidente Javier Milei, una tarea que tiene su máxima expresión en la adquisición de los F-16, la incorporación más importante de los últimos tiempos, que marca la recuperación de la capacidad supersónica para nuestro país y el comienzo de una nueva era para nuestra aviación de caza”.
La creación de esta institución se dio en un contexto global donde el uso estratégico del avión aún era incipiente. La Primera Guerra Mundial sirvió como laboratorio de prueba para el empleo de aeronaves en misiones de reconocimiento y bombardeo, aunque todavía carecían de las capacidades que luego definirían su supremacía: alcance, maniobrabilidad, velocidad y precisión.
En la Argentina, el surgimiento de una entidad dedicada exclusivamente al desarrollo de la aviación militar—fuera del ámbito deportivo o recreativo—marcó un punto de inflexión. El lugar elegido para instalar el nuevo instituto fue un terreno en El Palomar, cedido por el Segundo Grupo de Artillería a Caballo, que se convertiría en cuna de generaciones de aviadores.

El crecimiento del parque aéreo fue posible gracias al compromiso de la sociedad civil. A través de donaciones, festivales aéreos, funciones teatrales benéficas y concursos, se logró adquirir los primeros tres aviones y financiar el sueldo del piloto instructor. Incluso una empresa tabacalera colaboró con recursos, junto al Aero Club Argentino, que aportó su parque aerostático.
Durante sus primeras tres décadas, la Escuela de Aviación Militar atravesó múltiples transformaciones administrativas y orgánicas, sin perder su esencia fundacional. El impulso de los precursores de la aeronáutica nacional permitió consolidar una carrera profesional para los aviadores militares, incorporando tecnologías, capacidades técnicas y una doctrina estratégica que posicionó a Argentina en el mapa de la aeronavegación mundial.
La Fuerza Aérea, Malvinas y Mendoza
La IV Brigada Aérea de Mendoza—con base en El Plumerillo—tuvo un rol estratégico y profundamente simbólico en la Guerra de las Malvinas. Aunque no operó directamente desde las islas, fue clave en la formación de los pilotos de combate que participaron en el conflicto, y su legado fue reconocido oficialmente como “Brigada Heroica” por la Legislatura de Mendoza.

Aportes concretos de la IV Brigada Aérea:
- Formación de pilotos de caza: Muchos de los aviadores que combatieron en Malvinas fueron entrenados en Mendoza, especialmente en el CEPAC (Curso de Estandarización de Procedimientos para Aviadores de Combate).
- Participación del Escuadrón Aeromóvil A-4C Skyhawk: Aunque operaron desde la base de San Julián, varios de sus integrantes se formaron en Mendoza. Este escuadrón tuvo una actuación destacada, pero también sufrió grandes pérdidas: 9 aviones destruidos y 8 pilotos fallecidos en combate.
- Reconocimiento a los caídos: Entre los homenajeados están el mayor Jorge Osvaldo García, los capitanes José Daniel Vázquez, Daniel Fernando Manzotti y Omar Jesús Castillo, y los primeros tenientes Jorge Eduardo Casco, Néstor Edgardo López, Jorge Alberto Bono y Jorge Ricardo Farías.
- Figura emblemática: El brigadier mendocino Carlos Tomba, integrante del grupo IA-58 Pucará, fue derribado en combate, rescatado con vida y permaneció en cautiverio hasta julio de 1982. Fue uno de los impulsores del reconocimiento legislativo.
Reconocimiento institucional. En mayo de 2025, la Legislatura de Mendoza aprobó por unanimidad la Ley Provincial 81.612, declarando a la IV Brigada como “Brigada Heroica”, destacando su papel en la gesta de Malvinas y su contribución a la defensa nacional.
Ahora, un mendocino a la cabeza
El brigadier Gustavo Javier Valverde, oriundo de Mendoza y egresado del Liceo Militar General Espejo, es el actual jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina. Fue una decisión del presidente Javier Milei, a propuesta del ministro de Defensa, Luis Petri, también mendocino, en reemplazo del brigadier General Fernando Luis Mengo, apartado tras detectarse un uso irregular de la flota aérea.

Valverde, quien cursó en la promoción 33 del Liceo Espejo junto a figuras como el ex gobernador Francisco “Paco” Pérez y los dirigentes Carlos Aguinga y Martínez Palau, se convirtió así en el máximo referente de la aviación militar nacional, en un momento “clave de modernización y fortalecimiento institucional”, según el Gobierno nacional.
Piloto de caza con experiencia en aeronaves A-4B, A-4C y A-4R, Valverde ha ocupado cargos estratégicos como jefe de Operaciones durante el G-20, agregado de Defensa en España (con extensión a Marruecos y Países Bajos) e instructor de vuelo en sistemas F-5 en territorio español.
Hasta su reciente nombramiento, lideraba el Comando Conjunto Aeroespacial, donde impulsó medidas clave para reforzar la defensa del espacio aéreo argentino. Entre sus logros más destacados figuran la instalación de un radar en Santa Fe y el operativo que permitió interceptar una avioneta narco con 500 kilos de cocaína.
Desde 2023 y hasta su designación, Valverde se desempeñaba como segundo comandante del Estado Mayor Conjunto y luego como Comandante Aeroespacial. Su llegada a la cúpula de la Fuerza Aérea coincidió con una etapa de inversión histórica, que incluye la incorporación de aviones F-16 para recuperar las capacidades operativas de los pilotos argentinos.
Fuente Mendoza Today