“Me ví la última de Francella. De hecho, la tengo acá. Si quieren la vemos cuando todo esto termina”, lanzó el presidente Javier Milei en un gesto espontáneo, durante un alto en su masterclass privada sobre economía liberal a un reducido grupo de diputados y diputada de LLA y PRO en Olivos. Algunos pensaron que lo decía en broma. Pero no. Se convencieron cuando repitió la invitación y terminaron de creerlo mientras se levantaban y enfilaban sin entender bien lo que sucedía hacia el micro cine de la Quinta Presidencial.
Fue en vano el intento de algunos por buscar una vía de escape decorosa. Sin nadie que se atreviera a dar el primer paso o ensayar una excusa creíble, no tuvieron más salida que sumarse como espectadores en una proyección íntima de “Homo Argentum”. La última película de Gastón Duprat y Mariano Cohn, donde Guillermo Francella encarna un sinfín de escenificaciones del ser argentino.
No caben dudas que al Presidente le gustó la proyección y eso que llevaba la marca de agua “JM” bien visible en la pantalla para que a ningún intermediario indiscreto se le ocurriera piratearla. Milei se la transmitió también al gabinete y hasta tuiteó su interpretación del anti-woke en el film.
“Cuando uno ha tenido la suerte de haber leído el principio de revelación y entenderlo, debería agradecer por el espectáculo bizarro que hoy nos ofrecen los kukas y la progresía woke ante la película Homo Argentum. ¡Los muestra tal cual son!”, lanzó su dardo venenoso. Las críticas en las redes a la personificación de los argentinos como “chantas” y “ventajeros” fueron lapidarias.
Quienes escucharon de primera mano al mandatario hablar de “Homo Argentum” esa noche y luego en el Gabinete contaron que la película le llegó al Presidente por iniciativa del propio Guillermo Francella. Adrede o no, la promoción le vino al pelo en un fin de semana largo, tanto a los productores como al propio Milei. “Casi está de más decir lo que les duele el éxito en una película sin financiamiento del Estado, ya que muestra a muchos del rubro (y aledaños) como fracasados totales y absolutos”, siguió despachándose el libertario.

Al margen de ello, nadie entendió demasiado el objeto de la convocatoria a Olivos en mitad de la semana. Alcanzó a los voceros mediáticos más diestros en temas económicos, tanto del campo de LLA como del PRO, el miércoles por la tarde y a partir de ello circularon especulaciones de las más diversas en la previa.
Se arriesgó que, por debajo del frame de una charla económica, en realidad se buscaba blindar los próximos vetos. Que quizás les bajarían conceptos claros para encolumnar el discurso en los medios de cara a la campaña. O incluso los proveerían con argumentos para sostener la visión del Gobierno sobre su rechazo a la emergencia en discapacidad.
Este último es hoy el flanco más débil del Gobierno libertario, de ahí que se analicen alternativas más allá del veto, como contó el propio Cristian Ritondo, uno de los comensales. “(respecto a) Discapacidad lo que se está trabajando es la adecuación de las partidas que están vinculadas a los servicios”, contó el líder del PRO bonaerense en La Mañana de CNN, por CNN radio, al día siguiente.
El tema es no es menor. Acorde a un informe de Ad Hoc sobre el termómetro de las redes sociales, la ley de emergencia en discapacidad fue el tema del que más se habló dentro de la conversación sobre los vetos presidenciales, incluso por encima de jubilaciones y financiamiento universitario. Todo esto en un marco de creciente negatividad en el foro digital en torno a la figura del libertario pese a que el volumen de intercambios en torno a su figura es menor en relación a un año atrás.
El reporte “El mundo (digital) es de los intensos” muestra que la diferencia entre la negatividad y la positividad pasó de 1,2% en los primeros meses de 2024 a 5,4% en 2025. El 4 de agosto hubo un pico de negatividad hacia el Presidente en torno al veto a la emergencia en discapacidad: llegó al 60% contra solo un 30% de comentarios de corte positivo sobre este tema.

“Miércoles a las 2 de la mañana y terminamos en una lección de liberalismo conceptual, muy abstracto, y mirando la última de ‘Francacella’. Sin una copa de vino encima siquiera”, se lamentaba más tarde uno de los presentes. Pese al ADN violeta de pura cepa, cruzó miradas con otro comensal al término de la velada de cinco horas: “Fue todo muy bizarro”, coincidieron.
Aunque destacaron que Milei en todo momento se mostró afable, incluso cuando se refirió a quienes lo acompañaban esa noche -“Ustedes van mucho a los medios y hablan mejor que yo” -, más de uno se empezó a inquietar cuando el Presidente tomaba profundos desvíos por adentrarse en las teorías de Rothbard, Hayek, Von Mises, Rawls, Bagus y Smith.
“A Milei le gusta la narrativa, la batalla cultural. A él le aburre la rosca”, justificó un tercer participante en su narración de aquella noche a El Cronista. Cayó en la cuenta cuando se encontró observando impávido la escena surrealista desde un plano cenital: “De pronto estábamos hablando sobre la acumulación originaria y la expropiación y lo veo a Ritondo asintiendo. Era todo muy raro”.

La ausencia de Karina Milei, y de otros funcionarios que habitualmente operan como enlaces fue el rasgo más llamativo de la noche. Solo Santiago Caputo participó de encuentro y aún él no parecía del todo convencido sobre la utilidad de todo ello. Así y todo “El Mago” permaneció junto a Milei. Al momento de la proyección, se ubicó en las últimas filas del microcine desde una posición estratégica. No estaba claro si para desalentar cualquier fuga discreta o intentarla él mismo cuando bajaran las luces.
“Por momentos parecía que el Presidente no quería que nos fuéramos, como si no quisiera que se terminara la noche”, contó una persona muy cercana al mandatario. No son pocos los que deslizan que hace tiempo lo perciben al Presidente muy solitario.
Encuestas elecciones 2025: el universo porcentual que preocupa al Gobierno
Como suele ocurrir, la invitación para unos pocos sensibilizó al arco mileísta en el Congreso. Más de un apóstol violeta se ofendió e hizo saber que no estaba conforme con que lo hayan excluido de la noche de liberalismo, empanadas y cine nacional. La anécdota podría ser solo eso, una reacción de celos, pero en estos tiempos es también un llamado de atención a la Casa Rosada que no necesita despechos.
Más allá del tercio unificado para blindar los vetos actuales y por venir, el Gobierno precisa de un recinto que no se pliegue a la próxima jugada que alistan desde la oposición desencantada con Milei para emplazar el debate del Presupuesto 2026 -tal como se hizo con las universidades y la emergencia pediátrica- y bloquear así cualquier jugada dilatoria del titular de la comisión cabecera, José Luis Espert.
En septiembre, el Gobierno debería cumplir con la ley que fija el ingreso del proyecto en la fecha límite del 15 de septiembre. Una semana antes, tendrá lugar la elección en la Provincia de Buenos Aires, el test de mayor volumen político antes del nacional del 26 de octubre. Ambas batallas electorales se entrelazan en estas horas de definiciones de candidaturas para el nuevo Congreso.

Una consultora cuyos estudios se leen con atención tanto desde el Gobierno nacional como el provincial pero cuyos resultados no se circulan muestran una gran disparidad en el mapa electoral. Así como se vislumbran ochos elecciones diferentes en la batalla bonaerense, cada provincia muestra escenarios propios de cara a octubre, entre los tercios imperfectos y la hiperpolarización. No hay un patrón común en 2025.
Otro dato llamativo es la incidencia de los desilusionados, un conjunto que nutren en mayor medida las mujeres, ancianos y universitarios que escogieron a Milei en el balotaje de 2023. “Los últimos en llegar son los primeros en irse”, explican a El Cronista desde la vanguardia de la estrategia libertaria. Acusan aún la adhesión fuerte de los varones jóvenes sin dejar de tomar nota de quienes se desenganchan de la ola violeta.
No está claro aún que esa preferencia migre hacia otras fuerzas o hacia el ausentismo. De hecho, tres encuestadores consultados por este medio concuerdan que el porcentaje de personas que no da plena certeza sobre la importancia de su voto se ubica en torno al 40%. Es un porcentaje por arriba del promedio de otras elecciones y diez puntos por debajo de la última legislativa de 2021. Y eso que era la primera tras la pandemia.
A favor del Gobierno, no obstante, prevalece una reformulación de la esperanza que movilizó a muchos a elegir al candidato disruptivo hace dos años. “Así como la baja en la inflación juega como motivante y el malestar económico alimenta la apatía, subsiste cierta expectativa entre quienes apostaron por el Presidente en 2023 aunque ahora toma más la forma de un ‘Elijo creer’. La adhesión sigue latente, pero más blanda”, interpretan. El veredicto lo dictarán las urnas.
Fuente El Cronista