Una subasta en Londres alcanzó los 400.000 euros por una caja de cosméticos en forma de saltamontes, pero su venta generó una gran polémica entre los expertos en patrimonio. Esto se debe a que el objeto fue vinculado en repetidas ocasiones con Tutankamón, lo que lo convertiría en un artículo histórico.
Apollo Art Auction fue la casa que vendió por 340.000 libras esterlinas la llamada Sauterelle de Guennol, un recipiente de cosméticos de marfil y madera que data del 1350-1349 a.C.
Las pertenencias de Tutankamón podrían estar en las manos equivocadas
Con apenas nueve centímetros y medio de longitud, esta joya tiene un excelente estado de conservación. Este detalle no pasa desapercibido, y sugiere que el saltamontes permaneció resguardado en un espacio sellado durante milenios.
Este factor hace que varios egiptólogos consideren que la integridad del objeto se debe a su permanencia en una cámara funeraria intacta, como lo fue la de Tutankamón.

Por qué la venta de este objeto levanta sospechas
Aunque basado solo en teorías de egiptólogos, hay fuertes fundamentos sobre los orígenes de la pieza que la entrelazan con la historia de reconocido faraón. Thomas Hoving, exdirector del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, escribió un libro sobre Tutankamón donde vinculó la caja y la famosa tumba.
Según la teoría, el artículo se sustrajo de la tumba de Tutankamón durante su apertura en 1922 por Howard Carter, arqueólogo británico. Christian Loeben, egiptólogo alemán, también consideró que, por el estilo de conservación casi perfecto, el recipiente muestra claros indicios de su origen real.
La apropiación de bienes culturales
La reconocida tumba de Tutankamón, sellada durante más de 3000 años, tenía en su interior 5398 objetos funerarios que se encuentran en el Gran Museo Egipcio de El Cairo.
Pero, muchos especialistas sostienen que Carter, cuando extrajo el sarcófago, capturó más de un centenar de piezas que nunca fueron registradas oficialmente.

Qué dijeron los vendedores de la impresionante pieza
Apollo Art Auction explica que la operación realizada fue totalmente legal y que no existen pruebas de que este artículo provenga de la tumba de Tutankamón, ya que no figura en los inventarios oficiales.
Lo que resaltan desde la casa de subastas es que el artículo pasó por varios coleccionistas reconocidos, y aun así no aparece en ninguna base de datos de arte robado.
Fuente El Cronista