El costo de vida en Argentina sigue en aumento y los últimos datos oficiales lo confirman. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) en julio de 2025 una familia tipo, dos adultos y dos menores, necesitó $ 1.149.353 para cubrir sus necesidades básicas y no caer en la pobreza.
Este valor incluye alimentos, transporte, salud, educación, vestimenta y otros servicios esenciales, pero no contempla el alquiler, un gasto que en muchas zonas urbanas representa una parte significativa del ingreso mensual.
Para un adulto solo, el umbral de pobreza se ubicó en $ 371.959. Este monto marca el ingreso mínimo necesario para no ser considerado pobre en términos estadísticos.
¿Qué pasa en la Ciudad de Buenos Aires?
En la capital del país, el panorama es aún más exigente. El INDEC informó que un adulto necesitó $ 1.131.100 para no estar por debajo de la línea de pobreza, también sin contar el alquiler.
En el caso de una familia tipo, los ingresos necesarios para ser considerados clase media oscilaron entre $ 1.925.468 y $ 6.161.497.
El organismo porteño divide a los hogares en seis categorías según sus ingresos mensuales:
- Indigencia: menos de $ 651.816
- Pobreza no indigente: entre $ 651.816 y $ 1.214.296
- Vulnerables no pobres: entre $ 1.214.296 y $ 1.540.374
- Sector medio frágil: entre $ 1.511.646 y $ 1.889.557
- Clase media: entre $ 1.925.468 y $ 6.161.497
- Sector acomodado: más de $6.161.497

Estas cifras reflejan el ingreso necesario para acceder a un nivel de vida que incluya alimentación adecuada, servicios básicos, educación, salud, transporte y esparcimiento. Sin embargo, no contemplan el costo de alquilar una vivienda, lo que puede modificar drásticamente la situación económica de muchas familias.
¿Cómo evolucionaron los precios?
En julio, tanto la Canasta Básica Total como la Alimentaria subieron un 1,9% respecto al mes anterior. En lo que va del año, la CBT acumuló un alza del 12,2%, mientras que la CBA subió un 14,7%. Por su parte, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) interanual alcanzó el 36,6%, lo que refleja una desaceleración respecto a los picos inflacionarios de años anteriores, pero aún con fuerte impacto en el poder adquisitivo.
Fuente El Cronista