Una pelea por drogas entre dos hermanos de un clan español fue el detonante de una disputa familiar que el 11 de agosto acabó con siete detenidos en una vivienda en el barrio de Puerta del Ángel (Latina). Era la culminación de una labor de equipo, el que se activa en situaciones de crisis con rehenes, suicidas o víctimas retenidas a manos de terceros con amenazas de muerte. Allí no faltaron Víctor de las Heras y César Martín. Son dos de los 53 negociadores con los que cuenta la Policía Nacional en toda España, repartidos por las distintas jefaturas superiores y provincias. Aquel día, estaban también el comisario jefe al mando del incidente, Alberto Carba, un reputado experto en estas lides y en extorsiones y secuestros, actual responsable de la Brigada Provincial de Policía Judicial; y también se encontraba el propio jefe superior de Madrid, Javier Galván, que los activó. Mano a mano con el Grupo Especial de Operaciones (GEO) y Servicios Especiales, consiguieron rematar de manera eficaz el conflicto. De las Heras, que lideró muchos años Secuestros y Extorsiones en Madrid, ahora es responsable de investigaciones contra la trata de personas en la región. Califica al negociador policial como «alguien con la misión de desactivar emociones en las personas». César Martín, de la UDEV Central, adscrita a la Comisaría General de Policía Judicial, y también negociador, habla de «agentes expertos en desactivar bombas humanas». Dos definiciones que se dan la mano, porque, al final, esta figura está «creada para cuando hay un incidente crítico, porque la situación supera a los medios y se alarga», explica De las Heras. Los casos más comunes (y van en alza) son aquellos de personas «con tentativas suicidas» ; luego están los de gente que se atrinchera con víctimas (que no rehenes) a las que les une un lazo afectivo, como pasa con algunos maltratadores que buscan dañar a su pareja o, incluso, ejercer violencia vicaria sobre ellas a través de los hijos. Finalmente, esta vez sí hablamos de rehenes (normalmente, los delincuentes los quieren utilizar como moneda de cambio), están los incidentes del tipo de atracos a bancos o joyerías, los más acostumbrados a verse en series y películas, pero cada vez más residuales.«Situaciones así se dan a diario, pero la mayoría las resuelven los compañeros de Seguridad Ciudadana, que son los primeros en llegar y a los que nosotros damos formación básica, herramientas para que lo resuelvan y todo llegue a buen puerto», precisa el inspector jefe De las Heras. «Los patrulleros son los más importantes en la Policía, porque son los que resuelven el 99% de las cosas», enfatiza el inspector jefe de Policía Judicial de Santiago de Compostela, Carlos Temprano.Noticia Relacionada Por no salir de fiesta su hermano estandar No Un hombre se atrinchera y amenaza con lanzarse por la ventana después Natalia Moscardó Gallego El individuo se encuentra actualmente en el hospital después de autolesionarse en varias ocasiones durante la detenciónCuando ese primer filtro no da resultado, se activa el protocolo de crisis, en los que los negociadores son una pata más del engranaje. Lo primero que hacen, incluso de camino al escenario, es recabar toda la información posible del sujeto. Desde familiares a vecinos que puedan aportar datos para dibujar un perfil de la persona que amenaza con matar o matarse. «Si tiene un descapotable rojo –ponen de ejemplo–, lo más probable es que sea una persona extravertida». Sin las manidas concesiones«Buscamos que se eliminen todos los elementos estresantes, que haya un solo interlocutor, se retiran las sirenas y luces… Una cosa es que haya seguridad y otra distinta es que se vea», añade De las Heras. El objetivo principal es cambiar la actitud del sujeto, llegar a un punto de razón y, por fin, alcanzar un acuerdo. Y sin crear unas expectativas que no se puedan cumplir ni caer en las manidas concesiones: un coche para huir, droga, bebida…Carlos Temprano, inspector jefe de Santiago de Compostela y negociador de la Policía MIGUEL MUÑIZSea o no causa-efecto, desde la pandemia se aprecian por toda España más situaciones de esta índole generada por personas con enfermedades mentales. Temprano recuerda el caso de un hombre que pensaba que los policías eran sicarios que querían acabar con él a cambio de dinero; o cuando De las Heras convenció a otro individuo que se sentía amenazado por extraterrestes. «Los brotes psicóticos tienen una duración; no les das la razón, claro, pero les preguntas qué es lo que ven, sin entrar en su delirio». Hay que generar empatía y ganar tiempo. «Pero no tenemos nunca prisa», detalla el negociador, uno de los tres de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Así es cómo han bregado con gente, por ejemplo en una antigua sucursal de Bankia en Rafaela Ybarra (Usera), que buscaba el «suicidio asistido a manos de la Policía»; el maltratador que amenazaba con explosionar una bombona de gas en Coslada con sus niñas si no iba su exmujer; o incluso el de un compañero inspector de Alcobendas, a quien tanto Víctor como César conocían, que amenazaba con pegarse un tiro con su arma reglamentaria por un traspiés sentimental. Aquel día, la negociación no surtió efecto y acabó suicidándose. «En diez años en esto, he tenido cientos de casos. Los negociadores no estamos limitados de imaginación. También nos han pedido intercambios, de nosotros por rehenes. No nos intercambiamos jamás. Nunca trabajamos de forma individual, sino en equipo», aclaran.César Martín atienda a ABC en las dependencias de la Comisaría General de Policía Judicial, en el complejo de Canillas. Al igual que De las Heras y Temprano, despliega un carácter muy afable, cercano. Aparte de ser policía, estudió Psicología, y su labor al frente de la central de Secuestros y Extorsiones es la que, hace nueve años, le llevó a hacer el curso de negociador, una tarea que no es retribuida. La formación comienza con una selección de los aspirantes, que son voluntarios, y unas semanas de teoría; luego, en la sede del GEO, en Guadalajara, se entrenan con casos simulados y prácticos. Referencia internacionalCoordina la red de negociadores del Cuerpo, que es referencia internacional. Perú es uno de los casos que ha pedido colaboración de nuestro país, en 2019, a donde acudieron también a formarles en el trabajo contra extorsiones y secuestros, como recuerda Carlos Temprano. Este inspector jefe, gallego hasta la médula, dirigió, además, la exitosa investigación del asesinato homófobo de Samuel Luiz en La Coruña, el 3 de julio de 2021. Es de los negociadores más veteranos, del primer curso, que hizo en 2007.Insiste en poner negro sobre blanco la importancia de la labor conjunta en este tipo de operativos, que son a vida o muerte: «Nosotros no somos los protagonistas. Una negociación táctica es la combinación del trabajo de equipo, de tener engrasada la maquinaria. Con una mirada o un guiño al jefe del equipo táctico, ya sabe que tiene vía libre para resolverlo». De la veintena de casos en los que ha trabajado, Carlos Temprano recuerda el último como, quizá, el más angustiante. Ocurrió el 31 de julio en La Coruña, a la una de la madrugada, estando de vacaciones y celebrando el cumpleaños número 18 de su hija. Cuando le activaron, lo dejó todo, cogió su moto y se presentó en el lugar de los hechos. «Después de cuatro horas, conseguimos que un hombre no se pegara un tiro con su escopeta en la barbilla. Quería suicidarse, tenía una carta de despedida y, de hecho, hizo una cuenta atrás en varias ocasiones, cerró los ojos con el dedo en el gatillo y… Es lo peor que he visto en estos 18 años. En ese momento yo tuve que reaccionar».Víctor de las Heras, negociador e inspectro jefe DE SAN BERNARDOSe refiere a que introdujo al hijo, de 20 años, en la ecuación, en plena cuenta atrás, y así consiguieron que depusiera su actitud, sin tener que actuar el equipo táctico. Descargó el arma y entregó los cartuchos. «Los policías también realizamos servicios humanitarios, porque casos así lo son. No son delincuentes; de hecho, durante la negociación, le expliqué que no íbamos a detenerlo». Y, entonces, llegó «el subidón para todo el equipo»: «La satisfacción de salvar vidas no tiene precio, eso no está pagado. Lo mejor fue que, cuando le metían en la ambulancia para llevarlo al hospital, me acerqué a él y me dio las gracias por haber dejado que le ayudáramos». Poco más se puede añadir.Comunicación no verbalCésar Martín enumera las características que debe tener un agente para dedicarse a esto. «El primer rasgo que se suele buscar es implicación, porque es algo voluntario. Para mí, tiene que haber una buena escucha activa; más que ser un buen comunicador, que también es importante, tienes que saber escuchar a la otra persona, saber cuál es su problema, saber lo que está sufriendo, saber por lo que está pasando, y eso te va a ayudar incluso a solucionar mejor el problema. Debes ser un gran observador: la comunicación no verbal es importante, ver qué es lo que dice, cómo lo dice, cómo se expresa, todo eso también es importante y, para mí, que siempre lo diré, lo más importante es el autocontrol».Lo ideal sería poder influir directamente en las emociones del sujeto, algo imposible: «Así que intento hacerlo de manera indirecta. Él sí puede influir en las mías, de manera que, si yo estoy tranquilo, voy a poder transmitirle tranquilidad y posiblemente eso también a él lo tranquilice. Si yo me pongo nervioso, me pongo irascible, su tensión emocional va a subir».Este inspector jefe de la UDEV Central considera que «el primer contacto siempre es el más complicado». Y pone el siguiente símil, que a todos nos sonará: «Cuando éramos jóvenes, intentábamos ligar con una chica. Siempre ese primer momento era el más difícil: ¿cómo te presentas para que ella capte la atención en ti? Pues esto es igual. Si lo consigues, la cosa va a ir siempre un poquito más fluida». De ahí la importancia de ese trabajo previo de captación de información del objetivo, «porque tener conocimiento te facilita las cosas, te quita la incertidumbre, te genera más tranquilidad».Escuchando hablar a César Martín, se explica su capacidad de liderazgo en estas lides: «Cuanta menos información tenga, más voy a tener que desarrollar mi escucha activa. O sea, lo que voy a tener que manejar es más mi silencio y dejar a la otra persona que hable con preguntas. Igual que tú me estás haciendo a mí, yo voy a tener que hacer preguntas clave para que la otra persona hable», dice al periodista.Y, cómo no, hay veces, la mayoría con suicidas de por medio, en los que la negociación no surte efecto. «Quien de verdad se quiere matar lo hace», sentencia. Pueden ver cómo alguien se lanza al vacío delante de sus ojos. Imágenes que no se borran y para cuya herida estos policías tienen a su servicio un departamento de atención psicosocial del Cuerpo, con expertos en salud mental. Son los casos menos habituales.
Fuente ABC