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Por Dario Rosatti
Buenos Aires, 28 de agosto-2025-Total News Agency-TNA-.En el torbellino del escándalo por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que ha puesto en jaque al círculo íntimo del presidente Javier Milei, surgen conexiones que hunden sus raíces en los costados oscuros de los años 90, mezclando inteligencia estatal, narcotráfico y lazos familiares que persisten en el poder actual.
Diego Spagnuolo, el abogado echado de la dirección de la ANDIS tras audios que lo muestran detallando un supuesto esquema de retornos del 8% en contratos millonarios, es hermano de Alberto Spagnuolo, un letrado cuya carrera se entrelazó con casos emblemáticos como el atentado a la AMIA. Junto a su socio Gustavo Semorile, Alberto defendió a Carlos Telleldín –acusado de entregar la camioneta bomba– desde mucho antes del ataque de 1994, continuando tras su captura por la Brigada de Lanús. Años más tarde, Alberto testificó en el juicio por encubrimiento, desgranando su papel inicial en la causa. Semorile fue preso en la causa que tuvo al ex fiscla Sacapolan como manger de una banda mixta de policias y abogados y el fiscal en San Isidro. Sacapolan es muy amigo de Sergio Massa. En 2016, Elisa Carrio dijo: Scapolán es quien “protege todos los delitos” del intendente de Tigre, Vicente López y San Isidro.
Pero los hilos van más allá: el estudio Semorile-Spagnuolo, forjó vínculos profundos con la SIDE de los 90, específicamente con la contrainteligencia bajo el mando de Antonio Horacio “Jaime” Stiuso, en el contexto de la investigación AMIA. Fuentes de la época sugieren que esta alianza no era casual, extendiéndose a vinculados a la defensa de pesos pesados del narcotráfico como Miguel Ángel “Mameluco” Villalba y sus lugartenientes. Villalba, un ex asaltante de blindados y joyerías que curiosamente mutó a capo narco en San Martín tras la operación “Café Blanco” –una operación SIDE-Policia Bonaerense de 1989 a 1995 que decomisó 1.200 kilos de cocaína, aunque se rumorea más volumen no declarado–, contó con el estudio para proteger a colaboradores clave, como al informante de Café Blanco cuyas iniciales son MA. Un ex oficial de la delegación de la Policía Federal en San Martín, donde estuvo detenido “Mameluco” Villalba, comento a la redacción de Total News Agency, que Stiuso visitaba a Villalba, pasadas las 12 de la noche.
De remera blanca, gorra con ametraladora, Stiuso y segundo de la desde la derecha a izquierda, Naldi en procedimiento conjunto
Uno de ellos era Gerardo Goncebat, el “Don Gerardo” que controlaba la Villa 9 de Julio en Billinghurst, un territorio disputado con balas y alianzas precarias. Por orden de “Mameluco”, Semorile asesoro la defensa de Goncebat, quien sufrió un narcosecuestro a inicios de los 2000 y protagonizó la sangrienta “Batalla de las 300 balas” en 2009, un tiroteo épico contra los hermanos Gómez que lo dejó en silla de ruedas y con dos laderos muertos. Villalba en realidad era el jefe de Goncebat y solían utilizar perejiles de la banda de Goncebat para que cada tanto, la policía complice de ambos realizara “estadísticas”.
Goncebat falleció en 2011, cediendo el mando a Javier “El Rengo” Pacheco, pero su legado ilustra cómo el estudio jurídico habría actuado como defensa para esta red narco en San Martín, un distrito que abarca desde Tres de Febrero, San Miguel, hasta José C. Paz, plagado de bandas que aún se renuevan en violencia.
Mientras tanto, Villalba –defendido directamente por el estudio de Franco Chiarelli, con socios como Diego Storto– escaló su influencia hasta intentar ser intendente de San Martín en 2009, de la mano del kirchnerismo a través del Peronismo Federal. Storto mantiene una estrecha relacion con un reconocido periodista con el que solia entrarse a “tomar algo” y que en su momnto opero prensa favorable a Villalba.
Fuentes cercanas revelan que mantuvo al menos dos reuniones con Julio De Vido, el ex ministro de Planificación de Cristina Kirchner, en un intento por legitimar su poder territorial, aunque terminó condenado a 27 años por tráfico y lavado, y hoy purga pena en Rawson, acusado también del crimen de Candela Rodríguez. Su clan persiste: su hijo Iván, defendido en 2014 por Matías Cúneo Libarona –hermano del actual ministro de Justicia, Mariano– en un juicio por narcotráfico, maneja hilos desde la cárcel tras unificar penas y fugas sangrientas. El hijo del abogado Chiareli, fue detenido en 2014 junto a parte de la banda de Villalba.
El comisario Mario Naldi, con lazos parentales políticos con Stiuso, fue el puente entre la SIDE y la Bonaerense en aquellas operaciones, Naldi paso por sustracción de automotores en Vicente López y narcotráfico con fuerte presencia en San Martín. En los albores de la causa AMIA, Telleldín luego señaló a Semorile como posible armador de una “trampa” que lo ató a la Brigada de Lanús, liderada por Juan José Ribelli, quien procesado en la causa AMIA contrato en su defensa a Manuel Ubeira, un kirchnerista que escaló a jefe de Gabinete en Parques Nacionales bajo Cristina Kirchner presidente.
Diego Spagnuolo, por su parte, transitó el peronismo duro antes de virar al mileísmo: asesoró a Milei mientras trabajaba para Sergio Massa en Tigre y Mario Ishii en José C. Paz, donde el intendente admitió “bancar” a ambulancieros distribuidores de drogas. Registros oficiales lo confirman, pese a desmentidos, y Carlos Pagni ha destacado la “relación muy estrecha” de su hermano Alberto con Massa, tejiendo puentes familiares en el PJ.
Los audios de Diego exponen un presunto engranaje de coimas involucrando a Eduardo “Lule” Menem –bajo la órbita Karina Milei– y la droguería Suizo Argentina, con retornos que ascenderían a cifras siderales. En este punto no se debería olvidar la causa del Fentanilo y la desaparición de una importante cantidad del asesino producto.
Spagnuolo amigo de Milei y asiduo a Olivos, fue removido del cargo junto a Daniel Garbellini, mientras la Justicia allana y perita –incluyendo su celular, con chats borrados con los hermanos Milei–. El Gobierno lo tilda de operación política, pero estos ecos del pasado –con el estudio Semorile-Spagnuolo ligado a la contrainteligencia de Stiuso– resuenan hoy, cuando el ex espía, sin rol formal, asesora informalmente a la SIDE a través de un director de contrainteligencia colocado a su pedido, manteniendo influencia en la cúpula con figuras como Sergio Neiffert y Santiago Caputo. En un Gobierno que promete ruptura, estas redes sugieren que el ayer aún dicta el juego, con investigaciones que podrían destapar más.
