Pedro Sánchez volvió esta noche a someterse a una entrevista en un medio de comunicación español después de 14 meses de vacío. Con este reproche arrancó el intercambio dialéctico con su interlocutora, Pepa Bueno, sin arrancarle el compromiso de romper esta sequía en otros formatos. Moncloa ha elegido RTVE para lanzar un mensaje de respaldo a la televisión pública en un contexto en el que la cadena se ha convertido también en elemento de polarización y pugna partidista. En abril de 2024, después de su periodo de reflexión, Sánchez también se sentó en el plató de Torrespaña para explicar su decisión de mantenerse al frente del Gobierno después de su tentativa de abandonar el poder.
Sobre esta cuestión y las «imputaciones» de sus familiares —su mujer y su hermano—, Sánchez lanzó un ataque directo a «algunos jueces» que, consideró, no están haciendo justicia ni cumpliendo con la ley. «Hay jueces haciendo política y políticos haciendo justicia», criticó, en una nueva andanada al Poder Judicial desde el Ejecutivo; una más en la larga lista de agravios que ya acumula, en un choque de poderes sin precedentes. Hasta ahora, el presidente había dicho sentirse víctima de «lawfare» e incluso se llegó a querellar contra el juez Juan Carlos Peinado por prevaricación.
El presidente encara el curso después de un momento decisivo para el Gobierno y el PSOE, con la tentativa sobre la mesa de impulsar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para trasladar la percepción de que la legislatura no pende de un hilo, sujeta a las causas judiciales que cercan al Ejecutivo. Sobre las cuentas públicas, Sánchez tuvo que enfrentarse a su propia hemeroteca, en la que pedía una cuestión de confianza a Mariano Rajoy si no lograba aprobar unos nuevos presupuestos, pero ni ante el espejo de sus palabras se comprometió a convocar elecciones si los tumban sus socios en el Congreso. Seguirá gobernando.
A finales de junio, en Moncloa rozaron el «game over», pero solo un mes después Sánchez parece haber recuperado algo de resuello. Sobre el «caso Cerdán», el presidente insistió en que «no tenía ninguna información objetiva sobre supuestos actos de corrupción». «No he tolerado ningún caso de corrupción; ante el mínimo atisbo, he actuado con contundencia, he sido implacable», sentenció. El presidente volvió a reconocer la afectación en lo «personal y lo político» que tiene el caso que afecta a quien fuera su mano derecha y se mostró taxativo sobre la posibilidad de que exista una financiación irregular en el PSOE: «Por supuesto que no la hay».
Otro de los frentes judiciales que acechan al Gobierno es el del fiscal general del Estado, y Sánchez reiteró su apoyo a Álvaro García Ortiz, criticando que no existe «una sola prueba» en su contra. «Creo en la inocencia del fiscal general del Estado», aseveró.
El presidente reiteró, horas después de la apertura del curso político, su reclamación de un Pacto de Estado ante la emergencia climática y emplazó a las comunidades presididas por el PP a arrimar el hombro, responsabilizándolas en exclusiva de la gestión de los incendios. «Falta voluntad política de ciertas administraciones para trabajar todos a una», criticó, alertando de que «es un enorme error ver a dirigentes políticos —no digo ya de Vox— no hacer una mera referencia a la emergencia climática». Desde su entorno ya anticipaban a este diario, en las horas previas, que se trataría de una entrevista «blanca», «a la americana»: no tanto centrada en grandes anuncios, sino en un balance sosegado sobre el contexto actual y todo lo acontecido desde que el presidente no se sometía a una entrevista en profundidad.
Fuente: ABC.