Si las voces expertas tienen algo claro, superada la ola de incendios que se ensañó con la masa forestal gallega –y la de otras comunidades– en agosto, es que la prevención en el futuro pasa por la reformulación, en el presente, de la gestión de los montes. Las «claves» que proponen apuestan por la innovación, en unos casos: desde modelos más modernos de planificación territorial hasta la creación de comunidades rurales vivas que dificulten, de manera orgánica, la aparición de focos. Y, en otros, por la mejora de sistemas actuales: del aprovechamiento eficaz del fuego y su ecología al refuerzo en la educación y formación ciudadanas, o a la mejora de la capacidad de respuesta y de análisis previo de posibles escenarios.Precisamente, estos son siete ejes cuya presentación se remonta a 2023, en un foro organizado por la Fundación Pau Costa –centrada en la prevención y gestión de incendios forestales desde la perspectiva de la ecología del fuego– y la comunidad de incendios forestales. Este jueves, en Madrid, se ha celebrado una continuación en la que estuvieron presentes numerosos ingenieros, técnicos e investigadores gallegos; y «lamentablemente, dos años después (…), poco o nada de lo consensuado se ha llevado a cabo«, según ha lamentado Luis Berbiela, miembro del patronato de la Fundación.Llegado septiembre, el balance deja «más de 400.000 hectáreas ardidas» en territorio nacional –y cerca de 140.000 en la comunidad gallega en agosto, según el sistema Copernicus– y resulta preceptivo gestionar mejor la «inmensa» biomasa forestal si el objetivo es prevenir futuros fuegos. «Un bosque que no huele a madera olerá a humo», ha advertido Marta Corella, vicedecana del Colegio de Ingeniería Forestal y del Medio Natural. Para Juan Picos, profesor de Ingeniería Forestal de la Universidade de Vigo, una vía clara se halla en la planificación territorial: «Es lo único que nos permite elegir el tablero sobre el que jugamos, y hay que trabajarlo con un cierto criterio».Lo importante, incide, es «hacer la prevención donde se debe, no donde se puede» para que «cada millón de euros» se ejecute en «donde mejor va a resultar». «Los recursos son y serán siempre escasos», reconoce –«tan solo un 0,008% del PIB nacional» se destina a «gestionar, prevenir y extinguir», ha completado la vicedecana del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Arantza Pérez–, y por eso apela a alcanzar «sinergias» efectivas entre administraciones.Por otra parte, Corella ha destacado la importancia de «generar bosques más resilientes» y el potencial, al hilo, de las comunidades rurales «inmensamente ricas en patrimonio». Estas, en muchos casos, «están viviendo en indigencia económica» por la «injusta distribución» de los tributos del Estado ante territorios de «pocos habitantes» que «no pueden generar oportunidades de trabajo para sus pueblos». Y, para la experta, lo que prima es todo lo contrario: potenciar estos núcleos, que viven del monte y se preocupan por mantener su buen estado, e incidir en «los recursos que genera» la masa forestal. «Tenemos que tomar una gran decisión, si queremos bosques o queremos llorarlo cuando los atravesemos sobre carbón», resume.MÁS INFORMACIÓN estandar No Detenido un vecino de La Coruña como responsable de un incendio cuando realizaba labores agrícolas ABCPor lo demás, recoge Ep, los expertos instan a «aprender de los usos del fuego», empleándolo en «quemas» controladas; proponen crear un «Centro de Investigación sobre el comportamiento del fuego»; y llaman al estudio de vías para mitigar el impacto del cambio climático, «que no origina» pero sí «agrava» la peligrosidad de los incendios«.
Fuente ABC